Contra la pobreza, más que palabras
La Cruzada Nacional contra el Hambre tiene muchos retos por delante, pero el principal será convertirse en un programa que cuestione y rectifique lo que han venido siendo prácticas habituales en este campo desde la esfera pública.
Georgina HowardLa Cruzada Nacional contra el Hambre tiene muchos retos por delante, pero el principal será convertirse en un programa que cuestione y rectifique lo que han venido siendo prácticas habituales en este campo desde la esfera pública.
Esa es la visión de José de la Cruz Gallegos, catedrático y director del Centro de Investigación en Economía y Negocios del TEC de Monterrey, Campus Estado de México, que advierte de que la iniciativa del Gobierno debe ir más allá del mero discurso y centrarse en construir una sociedad del bienestar, más igualitaria y más justa, con compromisos a largo plazo y consensuados “no sólo con la clase política, sino con otros actores de la sociedad”.
En su opinión, hay que incluir la Cruzada en el Programa Nacional de Desarrollo y en el de Financiamiento del Desarrollo con políticas integrales para generar proyectos productivos que se operen mediante cooperativas o empresas privadas.
Por su naturaleza, deberían ser los micronegocios o las pequeñas empresas los mecanismos por los que se logre generar riqueza en los municipios y regiones más pobres.
Oportunidad única
De la Cruz cree que se trata de una oportunidad única para pasar de una sociedad marcada por la desigualdad y acechada por la violencia a una en donde se reconstruya el tejido social y para que el poder ejecutivo deje una herencia de bienestar.
El único condicionante, acota el catedrático, es que los programas que se pongan en marcha estén enfocados realmente a resolver los desequilibrios, que se transformen en hechos.
Lo que ha ocurrido en México, sostiene De la Cruz, es que el país ha sido demasiado permisivo con los malos resultados, con el avance de la pobreza y la inequidad, con la ineficacia y la corrupción.
El problema del hambre debe resolverse, pero también otros factores relevantes como el de una nutrición adecuada para la población y el acceso a indicadores de calidad de vida que permitan alcanzar una mayor movilidad social, refiere.
Destaca que la canasta rural recomendada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) debe incluir 420 gramos de arroz, 556 de bistec, 974 de pollo,189 de pescado, 3.6 litros de leche, 888 gramos de huevo y 12 litros de agua al mes.
El proyecto no sera fácil ni culminará en este sexenio, admite, pero debe servir para obtener resultados más ambiciosos a largo plazo.
El interrogante, en su opinion, es cómo alinear programas y reformas desvinculados, obsoletos o presa de intereses políticos. Y la respuesta es que serán imprescindibles políticas integrales fuera del ámbito social.
Pero, sobre todo y ante la proximidad electoral, “debe blindarse la cruzada” para evitar la tentación de usar el gasto para las elecciones locales, como ha sido la costumbre, agrega De la Cruz.
Cruzada blindada
A su juicio, a corto plazo es imprescindible una reglamentación y sanciones que blinden la cruzada; metas claras, cuantificables y evaluables y promoción de la producción agroindustrial para reducir la importación de alimentos.
Además, habría que crear un programa de alimentación que cubra los requerimientos nutricionales suficientes para el desarrollo humano.
Y por ultimo, establecer sanciones administrativas contra los funcionarios que distorsionen u obstaculicen la cruzada y crear un observatorio ciudadano sobre el programa.
Las dependencias, por su parte, deben garantizar una coordinación eficaz para el rediseño de programas sociales, en este caso la Secretaría de Desarrollo Social, Comunicaciones y Transportes, elaborar proyectos de infraestructura y facilitar la comunicación municipal y regional en las zonas marginadas.