Cuando trabajar empobrece

En México el trabajo infantil es el principal enemigo de la escolaridad.

Alrededor de 3.5 millones de niños y adolescentes, entre los 5 y los 17 años, trabajan en territorio nacional.

Para Sylvia Shmelkes, esto constituye “una realidad inadmisible” que impide, entre otras cosas, se cumpla a cabalidad el derecho brindarles una educación.

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de niños y adolescentes no asisten a la escuela

En México el trabajo infantil es el principal enemigo de la escolaridad.

Alrededor de 3.5 millones de niños y adolescentes, entre los 5 y los 17 años, trabajan en territorio nacional.

Para Sylvia Shmelkes, esto constituye “una realidad inadmisible” que impide, entre otras cosas, se cumpla a cabalidad el derecho brindarles una educación.

Antes de estar al frente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) Shmelkes realizó -en coautoría con Nashielli Ramírez, especialista en temas de infancia- una investigación para analizar qué acciones se han llevado a cabo en el país para reducir la pobreza, erradicar el trabajo infantil y promover el derecho a la educación para niños.

El libro “El Trabajo Infantil y el Derecho a la Educación en México”, producto de esta investigación, fue presentado este 18 de junio por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Fundación Telefónica.

De acuerdo con Thomas Wissing, director de la OIT México, en este material se propuso indagar por qué un porcentaje tan alto de niños y adolescentes prefieren la opción del trabajo a la escuela, y qué debería hacerse para revertir este fenómeno. 

Una de las conclusiones fue que,  si bien el trabajo infantil se lleva a cabo buscando aliviar la pobreza familiar, la consecuencia es solo una: más pobreza. 

“El trabajo infantil”, precisó Shmelkes “no acaba erradicando la pobreza”.

Lo que es peor aún: al verse afectada la asistencia y el aprendizaje en  la escuela se cierra el conducto principal para romper con el “círculo de transmisión intergeneracional de la pobreza”. Ésta solo termina por agravarse.

La investigadora precisó además que la legislación laboral nacional vigente está desadaptada de las condiciones del trabajo infantil en México. Y es que considera un trabajo infantil formal cuando la mayor parte del mismo se ubica en el sector informal.

Tampoco está armonizada, adecuadamente con los convenios internacionales ni ha formulado un listado del trabajo infantil peligroso como estipula el Convenio 182 de la OIT.

El estudio analiza lo qué pasa en las distintas regiones con los niños.

En las zonas urbanas se les ubican laborando en el sector de la economía informal por lo que, hay muy poca información respecto a los lugares donde trabajan.

“Pero sabemos se trata de ocupaciones altamente peligrosas”, advierte.

Estos trabajos ocultos, agrega, son los más explotadores y de los que menos referencias se tienen.

En la zonas rurales en cambio, el trabajo infantil acontece en las parcelas familiares y, por lo general, es compatible con la escuela.

Sin embargo, dentro de este tipo de actividad la que más preocupa es la de los jornaleros agrícolas migrantes, quienes ejercen labores de alto riesgo y, según Shmelkes, debe de estar en la lista de las peores formas del trabajo infantil.

Pero los más afectados por el trabajo infantil son los niños indígenas, quienes cuentan con el doble de probabilidades de trabajar. Y lo hacen en todos los trabajos infantiles “y siempre en las peores condiciones”.

Sus escuelas de origen son de mala calidad y, según la investigación, “poco pertinentes cultural y lingüísticamente”.

De ingresar en una escuela multicultural padecen discriminación por lo que ante el clima escolar adverso.

Educación es la respuesta

Cuando a un Premio Nobel le preguntaron que tendría que hacer México para crecer económicamente mencionó tres factores: educación, educación, educación.

Thomas Wissing refirió esta anécdota atribuida al Premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, al destacar que 39 por ciento de los niños que trabajan no asisten a la escuela violándose así los principales derechos a la infancia, al juego, a la educación y, en algunos casos, a la salud.

Por ello el reto, según el director de la OIT en México es cerrar las brechas de educación en algunas zonas del país y brindar a niños y adolescentes una educación amplia y completa en primaria y secundaria.

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