Día de Muertas: así recordamos a las mujeres asesinadas en lo que va de 2020
Con “Día de las Muertas” no celebramos su muerte. Esto es un recordatorio de que alguien les arrebató la vida y esos crímenes no deben quedar impunes
Monserrat OrtizEste Día de Muertos no sólo será dedicado hacia aquellos que partieron por causas naturales, accidentes, enfermedades, la delincuencia o por el propio virus que ha paralizado al mundo.
En cientos de altares, junto a las veladoras y el cempasúchil, aparecerán los rostros de mujeres que se fueron antes porque alguien decidió arrebatarles la vida… sólo por ser mujeres.
Las cifras oficiales revelan que, de enero a septiembre, en México se registraron 2 mil 854 asesinatos de mujeres. De esos, sólo iniciaron 704 carpetas por feminicidio.
El problema, dicen las expertas, es que las autoridades no tipifican el delito como debe ser, aún cuando están obligadas a investigar con perspectiva de género todas las muertes violentas de mujeres. Por eso hay tan pocos feminicidios y tantos homicidios culposos de mujeres.
“La autoridad prefiere decir que tiene asesinatos y no feminicidios. Más del 50 por ciento de esos asesinatos tienen características de feminicidio y eso que no estoy contando los casos de suicidios y accidentes, casos donde los malos peritajes en criminalística no permiten ver que fueron feminicidios y no suicidios”, nos dijo Luz Estrada, directora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF).
Uno de los antecedentes de la impunidad es la forma en que las fiscalías tipifican, estudian, investigan y abordan los asesinatos de mujeres. Desde el caso de Mariana Lima Buendía, la Suprema Corte de Justicia ordenó que todas las muertes violentas de mujeres deberían investigarse con perspectiva de género, pero eso no siempre sucede.
“En México se ha administrado la violencia y no se ha abordado de raíz la desigualdad que vivimos las mujeres. En cuanto a feminicidios, tenemos un número alarmante pero no se tipifica como tal, muchos se tipifican como homicidios dolosos y otros más como suicidios”, explica Wendy Figueroa, directora de la Red Nacional de Refugios (RNR).
Las que se fueron, tal como el resto de nosotras, tenían rostro, nombre y una vida. Aunque ya no tengan voz, y como ofrenda hacia ellas, aquí te presentamos algunos de los feminicidios ocurridos en lo que va del año:
Fátima Cecilia, 7 años, CDMX
Cuando Fátima Cecilia llegó a su escuela el 11 de febrero, no sabía que era la última vez que vería a sus compañeros, abriría un libro y tomaría clases sentada en su pupitre.
Ese día, al salir de su escuela en Xochimilco, la niña fue secuestrada por Gladis “N” quien, al ser una conocida de la familia, no causó desconfianza en la pequeña ni puso resistencia para irse con ella.
Cuatro días después, su cuerpo sin vida fue encontrado cerca de su escuela, dentro de un costal, con huellas de violación y tortura. Tras las investigaciones, la Fiscalía detuvo a Gladis “N” y Mario Alberto “N”, presuntos responsables de los delitos de feminicidio y secuestro agravado.
Días después, Gladis confesó que Mario Alberto la había amenazado con que, en caso de que no le entregara una “novia joven”, él abusaría sexualmente de sus hijos. Por ese motivo secuestró a Fátima, le colocó un vestido, le pintó las uñas y se la entregó al violador. Luego, la propia Gladis decidió asfixiarla con un cinturón. Entre los dos abandonaron el cuerpo en un terreno baldío.
Fue Irma Reyes, la tía de Mario Alberto “N”, quien delató a los secuestradores y feminicidas de Fátima; pues ellos se habían escondido cerca de su domicilio, en el Estado de México. Tras ver las noticias, Irma los reconoció y denunció ante las autoridades:
“Bajo y los encaro. Les dije, díganme la verdad, ¿ustedes hicieron esa infamia?, están en la tele. Ustedes fueron, ¿verdad? Su reacción fue de aceptación. Yo me enojo y les digo, no puede ser, ¿por qué vienen a meter a problemas a la familia si yo les di mi apoyo?”.
Ingrid Escamilla, 25 años, CDMX
Es uno de los feminicidios que provocó más rabia social por la crueldad con que Ingrid fue tratada aún después de haber sido asesinada. A Ingrid le quitó la vida su pareja sentimental en la colonia Vallejo de la Ciudad de México, en febrero. Luego de matarla, Erik Francisco “N” mutiló su cadáver, le quito la piel, los órganos e intentó deshacerse de ellos tirándolos en una alcantarilla.
El propio feminicida, tras ser detenido, confesó el crimen ante elementos de la policía:
“¿Por qué le hiciste eso a tu esposa?, preguntó uno de los policías. “Le digo que empezamos a discutir. Y seguimos discutiendo, nos empezamos a forcejear. Después me dijo que me quería matar y le digo ‘mátame’. Y que saco el cuchillo y le digo: ‘de una vez’, y fue cuando primero como que me lo enterró. Le digo: ‘dale más fuerte de una vez’ y me pegó como dos veces más”, respondió el feminicida.
“Y por qué la destrozaste?”, le cuestionaron. “No quería que nadie se diera cuenta”. “¿Cómo fue que la mataste?”, “Con el mismo cuchillo que me golpeó. Se lo enterré por el cuello”, declaró.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la mayoría de los feminicidios en el mundo son perpetrados por personas a quienes las mujeres ofrecen su confianza: en promedio, 137 mujeres son asesinadas cada día por alguien cercano. Seis cada hora. Casi siempre, los responsables son sus parejas o exparejas.
En lo que va del año, la Red Nacional de Refugios atendió a más de 30 mil mujeres que estuvieron en peligro de ser asesinadas. La gran mayoría de ellas, corroboran que fueron sus parejas o exparejas quienes atentaron contra su vida:
“El 87.49 por ciento de los hombres agresores de las mujeres eran sus parejas o exparejas, el 12.97 por ciento de ellos tiene vínculos militares o políticos, 28.87 por ciento usan armas, 25.52 por ciento tienen antecedentes penales y el 32.64 por ciento ha cometido algún delito entre ellos violencia familiar, homicidio, trata y violación” nos dijo Wendy Figueroa, directora de la RNR.
Elizabeth Orea, 33 años, Puebla
Elizabeth fue asesinada por su ex pareja el día en que mundialmente se conmemora el amor, aunque suene a sarcasmo. Quizá una de las peores pesadillas de cualquier persona. Ambos eran profesores de educación física y tenían dos hijos, pero estaban separados.
Eli se había distanciado de Jorge porque era un hombre violento, alcohólico e irresponsable con la familia. Ella, en cambio, era una mujer entera y con sueños.
“Ojalá todos pudiéramos tener a una Elizabeth en nuestras vidas. Era una mujer incansable, con dos niños, estudiaba una maestría, diplomados, tenía su coche, aprendió a manejar para llevar y traer a sus hijos; estaba a punto de publicar un libro, hacía todo lo posible por salir adelante”, platicó a Reporte índigo Aglaé Garrido, tía de Eli.
El viernes 14, Jorge “N” entró al domicilio de Elizabeth en Texmelucan, Puebla, alrededor de las tres de la tarde. Cuando los vecinos escucharon gritos y golpes al interior de la casa, llamaron a la policía. El hombre salió del lugar y dejó la puerta abierta. Los elementos de la policía municipal encontraron a Eli con un cable enrollado alrededor de su cuello, sin vida.
El Ministerio Público decidió levantar el acta hasta el dia siguiente: “la familia tenía todos los datos y la Fiscalía no quiso hacer nada. No lo buscaron en el momento, pese a que tenían todas las pruebas del feminicidio”, dice Aglaé Garrido.
La orden de aprehensión fue liberada hasta el 20 de febrero, pero Jorge ya había escapado. A la fecha sigue desaparecido.
Ximena Quijano, 25 años, Puebla
La joven estudiante de Medicina había abandonado su natal Colombia para venir a vivir en México, país donde 11 mujeres son asesinadas todos los días.
El 25 de febrero, su cuerpo y el de dos de sus compañeros de carrera fueron encontrdos en Huejotzingo, Puebla. Informes de la Fiscalía del Estado, revelaron que los jóvenes habían asistido al Carnaval de Huetjotzingo. Por la noche, abordaron un UBER donde fueron interceptados y asesinados, junto con el conductor del vehículo.
Aunque esa noche fueron asesinadas cuatro personas, la Fiscalía reveló que los asesinos se ensañaron más con Ximena: su cuerpo era el que tenía más impactos de bala. Tras las investigaciones, la justicia detuvo a Pablo Jesús “N”, Ángel “N” y Lisset “N” como presuntos responsables de multihomicidio.
Diana Carolina, 21 años, Nayarit
Diana estudiaba derecho en la Universidad Autónoma de Nayarit. Nueve meses antes de ser asesinada, había denunciado acoso sexual en sus redes sociales. “¿Tenemos que esperar a que pasen actos de mayor gravedad para empezar a reaccionar gente?”, publicó luego de ser agredida fuera de su escuela.
En mayo de este año, encontraron su cuerpo en su propia recámara, dentro de su domicilio en la colonia Morelos, Tepic. Se encontraba tendida en su cama, con 39 heridas en sus brazos, pecho y abdomen.
Su padre fue quien la encontró. Al entrar en la habitación, vio el cuerpo torturado de su hija; y en la pared del cuarto, unas iniciales pintadas con su propia sangre. “Hubo mucha saña. Le quitaron la vida de forma inhumana”, declaró entonces el fiscal de Nayarit.
Días después, la Fiscalía informó sobre la detención de Víctor Emmanuel “N”, como posible responsable del asesinato de la joven. El sujeto es especialista en seguridad pública y críminalística… y también era primo de Diana.
Danna Reyes, 16 años, Baja California
Danna fue asesinada el 22 de agosto en Mexicali, Baja California. Su cuerpo fue arrojado y quemado en un lote baldío.
Días después, el fiscal de Baja California, Guillermo Ruiz Hernández, anunció sobre el hallazgo y añadió que “la niña pues, también traía tatuajes por todos lados”. E insistió:
“Esta muchacha que te digo, víctima de Mexicali, traía un tatuaje con una metralleta y un cuerno de chivo en el antebrazo y es muy grave que no tengamos nosotros la precaución de cuidar a los adolescentes y a las criaturas. Vamos a buscar cómo sancionamos a los padres que permitan o le induzcan esos tatuajes a los menores”.
Antes de quemarla, los presuntos feminicidas de Danna le habían hecho múltiples lesiones en todo el cuerpo.
Tras varias indagatorias y pese a la violencia extrema con que fue asesinada, las autoridades en Mexicali decidieron que su muerte no sería catalogada como feminicidio; y los detenidos fueron acusados por el delito de homicidio calificado por ventaja.
Jessica González, 21 años, Michoacán
Jessica acababa de graduarse como profesora de educación básica en Morelia, Michoacán. El 21 de septiembre, salió de su casa y perdió todo contacto con sus amigos y familiares, quienes la reportaron como desaparecida. La Fiscalía activó el protocolo Alba para agilizar su hallazgo.
La última persona que la vio con vida fue Diego Urik “N”. Las investigaciones revelaron que el sujeto la llevó a un predio en el fraccionamiento Bosque Monarca, donde abusó sexualmente de ella y la asesinó.
Tras el crimen, Diego había pedido ayuda a sus amigos para deshacerse del cadáver, lo metió en la cajuela de su vehículo y lo depositó en una zona boscosa a orillas del fraccionamiento.
El 25 de septiembre, las autoridades localizaron el cuerpo de Jessica sin vida y con signos de violencia en la zona boscosa al sur de Morelia. La autopsia reveló que la joven falleció por una hemorragia, tras haber recibido fuertes golpes en la cabeza.
Tras darse a la fuga y luego de haber sido buscado por la Interpol en 194 países, el hombre de 18 años fue detenido en un hotel en el municipio de Cihuatlán, Jalisco y trasladado al penal de mediana seguridad “David Franco Rodríguez” en Charo, Michoacán, por su presunta responsabilidad en el feminicidio de Jessica.
Ayelín Izcae, 13 años, Guerrero
El 15 de octubre, Ayelín salió de su casa en la colonia Candelaria, en Tixtla, Guerrero, para reunirse con su madre en la carretera federal Chilpancingo; pero la niña nunca llegó. Permaneció desaparecida durante cinco días antes de que su tío y padrastro localizaran su cuerpo en un barranco a 400 metros de su domicilio.
Los familiares presumen que el cuerpo fue depositado en ese lugar días después del plagio, ya que la policía había buscado a la niña varias veces en esa zona. La alcaldesa Erika Alcaraz explicó que las autoridades buscaron ahí durante varias horas sin obtener ningún hallazgo.
“Yo creo que mi hija aquí la tenían en la colonia y la fueron a tirar en pedazos al mismo sitio de donde se la llevaron”, dijo su padre.
Días después, la Fiscalía de Guerrero informó Ayelín perdió la vida a causa de un traumatismo craneoencefálico severo e identificó a cuatro presuntos implicados en el feminicidio.
Ana Roberta, 3 años, Nuevo León
El 27 de octubre, la Fiscalía de Nuevo León emitió la Alerta Ámber por la desaparición de Ana Roberta Estrada Cavazos, una bebé de tres años. Su madre, Ana Karen “N”, la había reportado como desaparecida; argumentando que la niña le había sido arrebatada de los brazos en calles del municipio de Apodaca, Nuevo León.
Un día después, las autoridades hallaron el cuerpo sin vida de Ana en un terreno baldío de la colonia Praderas Enramada. Las investigaciones arrojaron que la niña fue asesinada por sus propios padres.
El Secretario de Seguridad, Víctor Navarro, informó que la declaración de Ana Karen “N”, madre de la niña, había sido contradictoria:
“El perfil psicilógico no demuestra angustia, sino más bien está mostrando mucho pesar por lo que pasó; pero como que sabe qué ocurrió con la menor”.
Tras las declaraciones, el secretario se trasladó al domicilio de Ana Karen y confirmó que los padres de la niña habían admitido su asesinato:
“Las personas ya están dándonos los datos de que efectivamente la privaron de la vida, arrojaron la carriola al arroyo y a la niñita la pusieron ahí, en un monte. Se intentó la búsqueda en la noche, no se pudo localizar el cuerpecito de la menor y finalmente hoy por la mañana, ya con la luz del día, se localizó el cuerpo”.
Edmunda Adela Martínez, 43 años, Puebla
Edmunda era abogada y estudiaba un doctorado en Derecho Fiscal. El 25 de octubre, salió de su domicilio en Orizaba, Veracruz, para visitar a sus hijos en Guanajuato. Tras un tramo de camino recorrido, se detuvo en Puebla para descansar del viaje y ahí encontró a un conocido.
“Familia hermosa, no se preocupen. Estoy tranquila y en paz. Vine a un lugar hermoso. Les mando besitos. No tengo cargador. Voy para León, Guanajuato. Voy con Dios y si no regreso estoy con él”, esa fue la última publicación de Edmunda en sus redes sociales, antes de ser asesinada en Puebla.
Luego de que un lugareño los acusara de intentar robarse a un niño, Edmunda y su conocido fueron golpeados hasta la muerte por vecinos de la región.
“Puebla es el ejemplo vivo de que no hay acceso a la justicia”, explica la maestra Luz Estrada. “La población está harta, hay mucho enojo por la impunidad y corrupción, pero no se puede justificar que actúen de esa forma y con tanta saña contra una mujer”. El Estado, dice, está obligado a investigar la muerte violenta de Edmunda como feminicidio.