“Los funcionarios que llegaron a la Casa Michoacán –antes Casa de Gobierno– encontraron un cuadro embodegado que les llamó la atención. Se trataba de el retrato de dos personas, una anciana y una mujer joven. La parte de la mujer joven se encontraba con algo de desgaste, pensaron. En tanto, en donde estaba la mujer mayor parecía como recién pintado. En realidad era un juego que el autor Fernando Motilla había hecho con esa intención.
“Hablaba en ese momento de la dualidad entre la juventud y del paso del tiempo. Simplemente”, explica el autor oriundo de San Luis Potosí, pero que desde pequeño ha vivido en la capital michoacana. Ahí tiene su taller.
Hoy en día no le va mal con la pintura, pero recuerda la historia de esa obra llamada “Registro”, un óleo sobre lienzo de 2.0 por 2.0 metros que fue recuperado por un funcionario de la actual administración.
El cuadro se encuentra en la zona conocida como Diamante de Casa Michoacán, hoy abierta al público, y estaba en una bodega. La obra se llama “Registro”.
La obra fue comprada por la administración de Lázaro Cárdenas Batel -hoy jefe de asesores del presidente Andrés Manuel López Obrador– y el autor desconocía cuál había sido su destino. Hoy, dice, estaría valuada en unos 200 mil pesos y en su momento la vendió por menos de 50 mil al Gobierno del estado para poder tomar una beca en el extranjero.
“Es una obra de dos por dos metros en óleo sobre lino aplicado con aerógrafo y un trampantojo que tiene con pincel. Las personas que figuran en esta pintura son dos rostros, uno es una mujer joven sacando la lengua, que es quien entonces era mi novia y con quien sigo estando, ya es mi esposa y madre de mis hijos, Marcela; y la otra, es una anciana de la Meseta Purépecha, de (San Pedro) Cucuchucho, se llama el pueblo de donde es esa señora. La verdad, no sé su nombre, le tomé unas fotografías con su permiso y fue que hice la obra”, explica el autor.
La obra es poderosa para encender la conversación. El funcionario encargado de la Casa Michoacán, Cristian Torres Barreto, la asignó a su oficina en aquel inmueble y quienes entran terminan hablando siempre del cuadro.
“Estaba en desuso, estaba en otra área, la trajimos para acá para recuperarla, tenía vestigios de que no le daban la importancia que tenía. El autor es Fernando Motilla. En alguna plática con un amigo que lo conoce, por internet nos refirió que esta obra estaba aquí más o menos unas cuatro administraciones anteriores, ha estado aquí, que es una indígena michoacana, una persona de aquí, y su esposa”, explica el funcionario.
“Es un autor bastante interesante, muy realista, ahorita dedicado a otros proyectos de pintura, pero igual interesantes”, indica.
La obra, de acuerdo con la información proporcionada por Fernando Motilla, fue adquirida por la administración del entonces gobernador Lázaro Cárdenas Batel, quien se la compró como un apoyo para que pudiera irse a tomar una beca en el extranjero.
“Fue un apoyo que me dio. Daba obra en intercambio por apoyo económico para que yo pudiera producir mis pinturas y exponer porque en ese tiempo yo tenía 16 o 17 años. Esa pintura de la que estamos hablando, yo creo que la hice a esa edad. Tal vez a los 18 o 19 años”, explica el pintor.
“En ese momento yo requería de ese apoyo, posteriormente del cuero salieron las correas y gracias a Dios me fue bien. Le eché ganas y actualmente ya no concurso a becas porque no requiero de ese apoyo económico, ya que de mi misma obra logro mantener mi producción ya totalmente redituable, pues esas becas las dejamos para la gente que las ocupe. Es por eso que ya no pido apoyos ni nada”, explica el autor.
“Yo no sabía eso. No sabía que lo habían embodegado porque siempre ahí en la Casa de Gobierno incluso, esa obra desde que la adquirió Lazaro estuvo en Casa de Gobierno pero como en una sala no muy pública. En alguno de los espacios interiores estuvo mucho tiempo. Alguna vez alguien me decía que lo había visto ahí.
A Fernando Motilla le parece interesante que la obra se haya guardado y agradece que se encuentre en buenas condiciones.
“Yo respeto el hecho de que la obra se haya guardado, agradezco que, por lo que se ve en las fotos, yo no la he visto físicamente, la obra se conserva tal cual como yo la entregué. Sólo he visto una foto así por WhatsApp, tendría que verla físicamente, pero la obra se ve bien, entonces se agradece que, a pesar de que se guardó, está en buenas condiciones. Creo que es lo más importante”, considera.
El arte, a final de cuentas, no tiene que gustarle a todos necesariamente. Se tienen que respetar los gustos de todos.
“Una obra dura cientos de años, entonces si la guardan tres, cuatro, cinco añitos porque no les gustaba mucho pues se respeta. Es natural que las obras no sean del gusto de todos y si eventualmente el funcionario actual quiere cambiar la decoración y guardarla otra temporada, que la guarden bien y ya le tocará a alguien más a quien sí le guste, pero se agradece mucho. A mí me emociona que la obra esté exhibida nuevamente en la oficina porque esas obras las adquirieron pensando en esa función, de enriquecer las oficinas con cultura y arte”, expresa Fernando Motilla.
El pintor afirma que le agrada la idea de que Casa Michoacán esté abierta y, en caso de que algún día exhibieran al público la obra, le encantaría acudir para verla nuevamente.
“La obra, según lo que yo recuerdo, nunca se expuso. Es decir, la obra se hizo y la adquirió el gobierno, pero es una obra que además de los espacios que ocupa en Casa de Gobierno, nunca fue exhibida en una exposición. ¡No importa! Eso pasa con la mayoría de las obras pero pues sí es una obra que en su momento le dedicas mucho trabajo, como esa, y que te hubiera gustado exponer”, comenta.