Las elecciones de este domingo en el país marcaron la insurrección de dos movimientos que tienen un objetivo común: terminar con el sistema político tradicional mexicano.
Son dos tipos de insurgencia, pero las dos buscan lo mismo: propinar un golpe al sistema de partidos políticos que controla desde hace mucho tiempo el país y que da señales de agotamiento.
Los dos alzamientos tiene un fin similar, pero sus vías son diferentes: uno es pacífico y buscó el cambio a través de las urnas para conseguirlo y el otro recurre a la violencia y al ataque a las instituciones para lograrlo.
Una de las rebeliones surgió en el próspero norte del país, Nuevo León, y la otra en el marginado sur de México, en el estado de Guerrero.
Un movimiento lo encabeza Jaime “El Bronco” Rodríguez, que se perfila para convertirse en el primer gobernador independiente en la historia de México.
El otro lo impulsan los normalistas que reclaman la aparición con vida de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos el año pasado en Iguala.
Los dos proyectos este domingo lograron su objetivo aprovechándose del hartazgo social que existe en contra de los partidos políticos y de un gobierno que ya presenta síntomas de agotamiento.
Eso sí: cada uno de los movimientos lo hizo a su manera.
“El Bronco” lo hizo por la vía de las urnas y los estudiantes de Ayotzinapa quemando las casillas instaladas en el municipio de Tixtla.
En Nuevo León se impuso el poder del voto, pero en Guerrero ganó la desobediencia civil.
En el estado norteño se buscará instaurar un gobierno ajeno a los partidos políticos como el PRI y el PAN, que conforman el bipartidismo.
En el municipio de Tixtla, Guerrero, de lo que se trataba con el boicot electoral, era elegir un consejo popular autónomo –como existe en Cherán, Michoacán- sin partidos políticos y sin administración en este pueblo de la sierra guerrerense.
No hay duda que los dos incendiaron la elección celebrada el domingo en el país. Uno lo hizo metafóricamente (“El Bronco”) y otro literalmente (los estudiantes de Ayotzinapa).
Tampoco hay duda que la caída de los partidos políticos tradicionales y el boicot electoral en el sur de México marcaron la jornada electoral de este domingo en el país.
En Nuevo León el cambio radical se impuso en la figura de Jaime Rodríguez, un político convertido en fenómeno social gracias a su estilo irreverente y discurso estridente.
“El Bronco” se convirtió en el personaje del proceso federal en México.
Rodríguez utilizó las redes sociales a su favor para llegar a los electores de Nuevo León –principalmente jóvenes- para conseguir ganar una elección sin el apoyo del PRI o PAN.
En octubre próximo este exalcalde del PRI, originario de uno de los municipios más pobres de Nuevo León, se convertirá en el primer gobernador independiente de partidos políticos.
Este domingo “El Bronco”, como se le conoce, arrasó en la elección por la gubernatura de Nuevo León, un estado que ha sido gobernado tanto por el PRI como por el PAN.
Los últimos dos sexenios han sido encabezados por mandatarios priistas: Natividad González Parás y Rodrigo Medina, quien actualmente gobierna esta entidad.
Rodríguez superó por más de 400 mil votos (casi 25 puntos) a la priista Ivonne Álvarez y al panista Felipe Cantú, que terminaron casi empatados en segundo lugar.
En este proceso electoral las candidaturas independientes debutaron a nivel federal tras la reforma electoral aprobada en el 2012.
Y esta vía ya tendrá un gobernador.
México amaneció ayer lunes con el primer gobernador independiente en la historia del país, pero también con varios municipios del sur del país donde el rechazo al sistema político se reflejó a través de la quema de boletas y robo de urnas.
El boicot electoral –convocado por organizaciones radicales como el CETEG y el movimiento de Ayotzinapa- se impuso no sólo en el municipio de Tixtla, Guerrero.
El Instituto Nacional Electoral reportó que el domingo no se lograron instalar –principalmente por motivos de violencia- 182 casillas en todo el país, que estaban ubicadas principalmente en los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
En estos lugares la quema de boletas y de la papelería electoral fue realizada por maestros adheridos al CNTE, una organización radical del magisterio que protesta en contra de la implementación de la reforma educativa federal.
Los municipios más afectados por el boicot electoral en Oaxaca fue la capital de ese estado, además de Teotitlán, Tehuantepec y Huchitán.
Además en 415 casillas –principalmente ubicadas en el estado de Oaxaca- el INE tuvo que suspender la votación por hechos de violencia ocurridos como el robo de urnas y destrucción de boletas.
El domingo en el municipio de Tixtla no se instalaron casi la mitad de las 54 casillas electorales previstas para la jornada electoral.
Grupos de simpatizantes del movimiento de Ayotzinapa se organizaron para asegurar antes de la instalación de las casillas las boletas y así impedir la votación en este municipio sede de la Escuela Norma Rural “Raúl Isidro Burgos”.
Todo el material electoral incautado a los funcionarios de casilla del INE fue incendiado en la plaza principal de Tixtla y frente a las casillas.
Los simpatizantes del movimiento encontraron resistencia sólo en una casilla, ubicada en la colonia Vicente Guerrero, donde militantes afines al PRI los recibieron con palos y piedras para impedir el robo de las urnas.
Los estudiantes se tuvieron que replegar por la respuesta violenta encontrada en esta casilla.
La presidenta del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Guerrero, Marisela Reyes, informó desde el domingo que el porcentaje de casillas que no logró instalarse en Tixtla por el boicot electoral era suficiente para que el Tribunal Electoral declare nula la elección en este municipio.
Además de Tixtla, en el municipio de Tlapa sólo se logró instalar un 10 por ciento de los centros de votación planeados.
En este pueblo se registraron enfrentamientos el domingo entre integrantes del Movimiento Popular Guerrerense con fuerzas federales.
Los habitantes de este pueblo retuvieron a un grupo de policías federales. En el operativo de rescate que montó la Policía Federal resultó muerto un maestro del CETEG, presuntamente herido por una bala de un efectivo federal.
Una parte de los mexicanos piden un cambio. Lo anhelan. Unos creen en la vía pacífica para conseguirlo y este domingo salieron a votar como nunca en Nuevo León.
La participación de los nuevoleoneses rondó por el 60 por ciento del padrón, una de las más altas en la historia de este estado norteño.
Pero otros ciudadanos como los integrantes del movimiento de Ayotzinapa quieren el cambio pero lo quieren por la vía de la desobediencia civil.
¿Despertó el México Bronco del que hablaba Jesús Reyes Heroles?
Posiblemente sí a través de Jaime Rodríguez en Nuevo León y del movimiento estudiantil de Ayotzinapa en Tixtla, Guerrero.