El milagro de Francisco

Janeth dejó todo. Desde que supo que el Papa Francisco estaría en Morelia algo se movió dentro de ella. 

“Es el Espíritu Santo el que me empujó a venir”, dice con los ojos al borde de las lágrimas. 

Hizo una alcancía desde hace unos meses. Se dijo que esta oportunidad de acercarse a Dios no la dejaría pasar. No le importó dejar a su madre enferma, porque sabe que a su regreso la va a encontrar sana. Algo dentro de ella se lo dice.

J. Jesús Lemus J. Jesús Lemus Publicado el
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"Me siento bendecido por Dios por esta oportunidad. Esta es la mayor distinción que he tenido en mis 35 años de artesano”
Samuel RuizArtesano
La zona poniente de la ciudad, una de las más olvidados por al menos cinco administraciones municipales, ha vuelto a tener vida

Janeth dejó todo. Desde que supo que el Papa Francisco estaría en Morelia algo se movió dentro de ella. 

“Es el Espíritu Santo el que me empujó a venir”, dice con los ojos al borde de las lágrimas. 

Hizo una alcancía desde hace unos meses. Se dijo que esta oportunidad de acercarse a Dios no la dejaría pasar. No le importó dejar a su madre enferma, porque sabe que a su regreso la va a encontrar sana. Algo dentro de ella se lo dice.

La emoción de Janet, igual que la de miles de jóvenes, es la que le dio este lunes a la capital michoacana un nuevo rostro, previo a la llegada del Sumo Pontífice. El bullicio de los salmos cantados, la algarabía de las porras, el derroche de la fe, hacen pensar en un Michoacán distinto. Ayer en Michoacán, se movió la paz.

Morelia está sitiada. Fuerzas Federales patrullan la capital del estado. Los puestos de revisión y control le dan a los michoacanos un aliento de tranquilidad. 

Ayer nadie pensó en la guerra. La paz de los más de 12 mil muertos que ha costado la guerra contra el narco en esta entidad, ha quedado en eso: en un remanso de paz.

Michoacán saca su rostro alegre. El rostro que desde hace más de diez años no había sacado a la luz pública. En Morelia todo es fiesta. Es cierto que Morelia no es todo Michoacán, pero la paz que se beben los visitantes de la capital ha logrado impregnar al resto del estado. Ayer, como no pasaba desde hace muchos años, por primera vez la Procuraduría de Justicia no ha reportado incidentes violentos. Es el primer milagro del Papa Francisco que aún ni siquiera llega a tierras michoacanas.

“A lo mejor la visita del Papa no va a acabar de lleno con los problemas de Michoacán”, dice Janeth reflexiva, “pero estoy segura que por lo menos, su presencia habrá de dar aliento a los que viven aquí, para tener esperanza de una pronta solución. Yo pienso que la oración del Papa será el principio del fin de los problemas de Michoacán y de la violencia en todo el país”.

Puede que Janet tenga razón. Los grupos de autodefensa que se han negado a la pacificación, los que desoyeron el llamado del gobernador Silvano Aureoles para que depongan las armas, no se movilizaron este día. Se dieron la posibilidad de una tregua santa. Dejaron solos los puestos de control que establecieron en más de una decena de municipios, en donde se hicieron cargo de la seguridad las Fuerzas Federales.

‘Son nuestra familia’

A las afueras del estadio Morelos, desvelados y cansados por la espera iniciada 48 horas antes de la visita, un grupo de jóvenes que llegaron de Moroleón, Guanajuato, del grupo Renovación Carismática, hacen una oración por los muertos de la guerra. 

No conocen a nadie de las de 12 mil víctimas de la violencia en el estado, pero les rezan como si hubieran sido de su familia. 

“Son nuestra familia”, dice Andrea, “ellos también fueron nuestros hermanos en cristo”.

También David, Juan Carlos, Carolina, Katy, Antonio, Nataly, Juan Carlos y Eduardo, del grupo Camino Neocatecuménico, de Ocotlán, Jalisco, se mueven en la fe y rezan por los desaparecidos. Confían en que la visita del Papa Francisco traiga paz a las familias de los que no se sabe dónde están. Ellos también se dicen “asesinos”: quieren matar con la oración la desesperanza y la tristeza de miles de michoacanos envueltos en la guerra contra el narco.

Los otros milagros del Papa

No solo la esperanza de una paz duradera es lo que ha inundado el ambiente de Morelia, en la víspera de la visita de Francisco. También la ciudad luce mejor. Calles y jardines abandonados por décadas volvieron a tener vida. El gobierno municipal hizo su esfuerzo y por primera vez en años reparó la parte abandonada.

La zona poniente de la ciudad, una de las más olvidados por al menos cinco administraciones municipales, ha vuelto a tener vida: las calles están balizadas, los jardines rehabilitados. Hasta se donó pintura para que las fachadas de viviendas humildes luzcan agradables a la vista del Santo Padre. La singnaléctica vial habla del ánimo oficial para mostrar una cara bonita al mundo. 

La policía fue amable. La Fuerza Ciudadana actuó como eso, no solo en la capital, sino en todo el estado. Tampoco hubo multas de tránsito. Solo amistosas reconveniencias a los distraídos infractores viales. La instrucción en la dirección de tránsito para todos los agentes de crucero fue única: tolerancia y paciencia, sobre todo para los peregrinos.

Con cariño para Roma

Donde la alegría fue más desbordante fue en la pequeña localidad de Capula. El Papa Francisco no visitará esa comunidad artesanal, pero de allí serán los dos principales regalos para el Sumo Pontífice. Manos indígenas elaboraron la llave de la ciudad y la vajilla en donde comerá el Santo Padre.

Samuel Ruiz fue el encargado, por parte del gobierno municipal de Morelia, de elaborar una pieza artesanal única en donde le servirán los alimentos al Papa Francisco. Él se siente orgulloso. Nunca ha ganado un premio nacional de artesanía, pero la distinción de haber elaborado con sus manos la vasija donde el Papa comerá, lo llena de orgullo.

“Me siento bendecido por Dios por esta oportunidad. Esta es la mayor distinción que he tenido en mis 35 años de artesano. Con eso me doy por bien servido en la vida. Ya puede pasar lo que sea. Yo ya me siento más cerca de Dios. Sé que esto me traerá grandes bendiciones”, dijo.

La vajilla en la que comerá el Papa, la que se ha destinado para ser llevada a Roma, es un juego de 60 piezas. Tardó en elaborarse más de una semana.

También Mauricio Martínez está que no cabe de alegría. Él fue el encargado por la secretaría de turismo del gobierno estatal para elaborar una pieza artesanal que se llevará el Papa a Roma: la llave de la ciudad de Morelia. Es una pieza que tardó más de cuatro días en fabricarla. Se le rompió cuando la estaba diseñando, pero “con la ayuda de Dios” la pudo terminar a la perfección.

 “Sera un momento único. Creo que yo nací para ese momento. Allí será la recompensa más grande que puedo tener en esta vida: estar al lado del Papa Francisco, siendo yo un humilde artesano”.

Mensaje de Mireles

En la víspera de la visita del Papa Francisco a Michoacán, el jefe de los grupos de autodefensa le ha mandado una carta al sumo pontífice, la que ha sido encomendada para su entrega a su hermana Virginia Mireles. 

En la carta, de la que tiene copia Reporte Indigo, pide su intervención ante el Gobierno Federal para que se reestablezca el estado de derecho, la seguridad y la justicia en el estado de Michoacán.

En calidad de jefe fundador del movimiento de las autodefensas michoacanas, le recuerda al santo padre que “más de 380 autodefensas estamos en prisión, más de 500 familias completas están en el panteón y más de 2 mil 800 familias también completas, cambiaron de nación”, por eso le clama su ayuda y su mediación.

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