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En el Mar de Cortés hay un pez que en el mercado negro es más caro que la cocaína y el castigo por traficarlo es mucho menor que una acusación por portación de droga o delincuencia organizada.
Se llama totoaba. Un solo ejemplar llega a pesar hasta 50 kilos y en China es considerado un tesoro por sus supuestas cualidades afrodisíacas y curativas en la medicina tradicional de ese país.
Los chinos fabrican una sopa o caldo con la vejiga natatoria, que es la parte del pez que les ayuda a subir y bajar y mantener el equilibrio adentro del agua. Este guiso es considerado un manjar y estos pedazos de vejigas natatorias llegan a costar en el mercado negro más de 60 mil dólares el kilo (un millón 132 mil pesos).
El resto del pescado los traficantes no lo utilizan ni para hacer ceviche. Lo tiran en la costa y las vejigas natatorias pasan por un proceso de secado a base de sal que las mantiene en buen estado, durante años incluso, y son traficadas por las redes de contrabando hacia Asia. Esta carne se ofrece en restaurantes exclusivos a precios exorbitantes y en mercados chinos que la consiguen de manera ilegal.
La información de la Procuraduría General de la República (PGR) indica que en los últimos cuatro años se han incautado más de 7 toneladas de totoaba, además de otras 327 piezas cuyo peso no se detalla. El informe no dice si se trata de peces o sólo de vejigas natatorias.
La totoaba es considerada por las normas oficiales mexicanas como en estado de extinción, así como por la Instituto Nacional para la Conservación (IUCN, por sus siglas en inglés), aunque es una realidad que el gobierno mexicano no tiene una idea clara del estado que guarda la especie.
La totoaba es endémica del Mar de Cortés, es decir, en ningún otro lugar en el mundo se reproduce. El gobierno local y las autoridades federales incentivan a los pescadores para que no pesquen totoaba, pero expertos consideran que falta personal para el resguardo de los mares mexicanos, además de que hace falta coordinación entre autoridades del gobierno para la protección de las aguas nacionales y la fauna que ahí habita.
Estudios como “La pesca ilegal en México: Una barrera a la competitividad” publicado por el IMCO y otros análisis oficiales afirman que en la pesca ilegal está la mano del narcotráfico.
Por ello se debe atacar el problema desde muchas vertientes, como incentivar la mejora en la calidad de vida de los pescadores para que tengan derecho a la educación y la salud y crear otras fuentes de empleos, porque muchas veces en esas zonas es lo único que se puede hacer y, si se carece de permisos o embarcaciones adecuadas, sólo queda trabajar para la delincuencia organizada.
El mercado especulativo
Las vejigas de totoabas se ofrecen en diversos establecimientos de Hong Kong. La pesca del pez atiende su demanda en el mercado chino.
La PGR indica que en los últimos cuatro años se han incautado más de 7 toneladas de totoaba, además de otras 327 piezas cuyo peso no se detalla ni tampoco si se trata de peces o solo vejigas natatorias
Las vejigas de totoaba se pueden conservar secas y en sal durante mucho tiempo, lo que ha llevado a personas a invertir en estos productos ilegales para que cuando se extinga elevar aún más su precio en el mercado negro.
“No sólo se trata del asunto de la sopa y la medicina, sino se ve como un asunto de inversión a largo plazo”, afirma Miguel Rivas, coordinador de la campaña de Océanos de la asociación ambientalista Greenpeace.
“Para los chinos esta vejiga tiene un valor muy importante en la medicina tradicional, ellos le atribuyen un poder afrodisíaco y otras propiedades medicinales”, explica el experto.
En una primera instancia, este pez ha sido muy cotizado para fabricar una sopa de vejiga, sin embargo, ahora que está en peligro de extinción se ha generado otro mercado, que es especulativo, detalla Rivas.
“Esto quiere decir que hay gente que compra estas vejigas de totoaba especulando con su precio en el mercado, entendiendo que algún día el pez va a desaparecer, se va a extinguir y su precio se puede triplicar incluso”, explica.
En la década de 1970, el totoaba sólo se utilizaba para pesca deportiva, cuenta el experto.
En el Mar de Cortés se hacían competencias para ver quién sacaba el ejemplar más grande, pero desde el año 2000 ha tenido una importancia económica mayor a partir de que empezó su auge gracias a los chinos.
“Es curioso, los peces se encuentran desaprovechados, ni la carne ni otro órgano se aprovecha.
Los peces quedan tirados en la orilla, ahí mismo, y lo único que se les saca es esta vejiga natatoria.
“Nosotros hemos visto decomisos que suelen pasar de 600 vejigas, lo cual implica que, si el pez en general pesa alrededor de 50 kilos, lo que podría ser sólo en cuanto a vejigas. Es una cantidad de biomasa de pez que se está perdiendo enorme”, añade Rivas.
Los informes oficiales y de organizaciones civiles aseguran que la pesca ilegal está directamente relacionada con las bandas del crimen organizado, que ven buenas ganancias en una actividad que además carece de castigos fuertes.
Estos informes indican que la pesca ilegal de totoaba y otras especies está muy vinculada con el narcotráfico.
“Muchas veces esto tiene que ver con redes que vienen manejadas por el crimen organizado y que están viendo en la totoaba una manera de obtener riquezas tan grandes como tiene que ver el tráfico de sustancias ilegales, pero en realidad los castigos no son tan grandes, no son tan severos.
“Justamente, frente a eso, gran parte de quienes se encuentran traficando o moviendo este pez ni siquiera son sancionados, simplemente son detenidos, se les requisa el contenido, en este caso las vejigas del pez, y luego estas personas se encuentran en libertad”, asegura el activista de Greenpeace.
Al no ser tan riesgoso, ha sido un buen negocio, muy lucrativo, como para que el crimen organizado meta sus manos, insiste.
Por ello, es importante que exista coordinación entre las instancias de gobierno, y no sean sólo las relacionadas con la pesca o los recursos naturales las que combatan este ilícito, ya que se trata de enfrentar a una fuerte infraestructura y poder de fuego.
“Es una tarea tan compleja enfrentarse a gente relacionada con el crimen organizado, que en realidad tiene que ser parte de la autoridad del gobierno. Es aquí donde la Armada, el Ejército, tienen que ver con un asunto ambiental. Debe existir este vínculo entre las instituciones. México lo ha tratado de hacer, pero lamentablemente en la zona de la totoaba sigue insuficiente”, apunta.
Rivas considera que la mayoría de los pescadores son honestos y sólo quieren realizar la actividad que han desarrollado durante toda su vida.
“Esa relación con el exceso de ganancias a muy bajo esfuerzo, si lo vinculas con una falta de política social, falta de salud y educación en la zona… Muchos pescadores que envían a sus hijos de Santa Clara y San Felipe a estudiar incurren en gastos tan enormes que muchos de ellos se ven forzados a entrar en esta actividad, aunque sea por una vez, para obtener un poco de recursos”, lamenta el especialista.
Contexto favorece incursión criminal
La falta de personal para la supervisión de los mares mexicanos es uno de los principales factores que favorecen la pesca ilegal en el país
La falta de solidez del Estado de derecho en México provoca que el narcotráfico se meta en el negocio de la pesca, asegura un informe del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
“Otro factor que aumenta la vulnerabilidad de México frente a la pesca irregular es el contexto general de erosión del Estado de derecho en el país, y la falta de cultura de cumplimiento de leyes existentes. En las comunidades pesqueras del Golfo de California no es extraño encontrar una interacción muy cercana con el narcotráfico y otras actividades ilícitas”, indica el informe “La pesca ilegal en México: Una barrera a la competitividad” que elaboró el Instituto en 2012.
No existe información estadística para comprobar este hecho, pero la evidencia anecdótica que se recogió durante las entrevistas en campo para la elaboración de este estudio muestra éste como un factor de peso, añade al respecto.
“No existen cifras concretas que señalen la dimensión del problema, ni mapas confiables que indiquen los lugares con mayor incidencia de su actividad. Mucha de la información sobre el tema se ha basado en percepciones y recuentos anecdóticos, y no en series de tiempo, con datos precisos”, critica.
En la pesca ilegal están implicadas las mafias del crimen organizado, en tanto que la pesca irregular se realiza sin permiso oficial.
“(En la pesca ilegal) pescadores al margen de la ley se organizan, por ejemplo, para entrar a áreas protegidas o a polígonos asignados a otros, para robar especies valiosas como la almeja generosa o el pepino de mar.
“Este tipo de pesca normalmente forma parte de redes más amplias que permiten el transporte y comercio de producto robado y a menudo su tránsito transfronterizo”, indica la organización.
La falta de personal para la supervisión de los mares mexicanos es uno de los principales factores que favorecen la pesca ilegal en el país, señala el IMCO.
“México en particular es vulnerable a este fenómeno por la amplia extensión de su litoral y por la composición de su flota pesquera, con más de 100 mil embarcaciones menores o pangas (pequeña embarcación de motor), cuya actividad es sumamente difícil de supervisar. Por ello, no sorprende que uno de los hallazgos de esta investigación es que la pesca ilegal representa entre un 45 y 90 por ciento adicional a la producción nacional oficial”, alerta.
Poca efectividad de las autoridades
La efectividad de la PGR contra quienes dañan a la fauna y flora endémicas es de 61.1 por ciento, lo que significa que de 10 probables responsables detenidos seis son consignados ante un juez.
Los otros cuatro logran evadir el proceso.
La Fiscalía General tiene datos desde 2009 a la fecha. En estos casi ocho años ha detenido a mil 501 personas vinculadas con delitos previstos en las fracciones IV y V del Artículo 420 del Código Penal Federal. De ellos, sólo 918 fueron consignados ante un juez.
En México, el Artículo 420 del Código indica que se impondrá una pena de uno a nueve años de prisión y el equivalente de 300 a 3 mil días de multa para quien de manera ilícita realice cualquier actividad con fines de tráfico o capture, posea, transporte, introduzca al país o extraiga del mismo algún ejemplar de alguna especie considerada endémica amenazada o en peligro de extinción.
En total, en estos casi ocho años, la PGR ha iniciado mil 285 averiguaciones previas por estos mismos delitos.
“Eso tiene que ver con la falta de fiscalización. La autoridad está sobrepasada en la materia ambiental, en otros temas también, pero en el ambiental sobre todo, porque es un mecanismo o un sector del gobierno que al menos durante el último gobierno ha sido muy golpeado económicamente, se ha disminuido mucho el presupuesto”, consideró el coordinador de la campaña de Océanos de Greenpeace, Miguel Rivas.
“Profepa casi redujo 75 por ciento del personal operativo, por ello, gente para tener en la zona fiscalizando tala de madera ilegal, pesca ilegal y otros tipos de actividades que no corresponden a lo que México espera como nación, se ven de manos atadas porque no tienen personal”, añade.
No existe en los mares mexicanos una correcta vigilancia para la protección de estas especies, considera.
“En el caso de la totoaba, en particular, nosotros justamente es lo que hemos visto, hay falta de personal, además el personal no está completamente capacitado: Es tener a un par de lancheros en una embarcación y yendo a buscar pescadores ilegales… Y muchos de ellos están armados”.
¿Qué dice la Ley?
En México, el Artículo 420 del Código indica que se impondrá una pena de uno a nueve años de prisión y el equivalente de 300 a 3 mil días de multa para quien de manera ilícita realice cualquier actividad con fines de tráfico o capture, posea, transporte, introduzca al país o extraiga del mismo algún ejemplar de alguna especie considerada endémica amenazada o en peligro de extinción.