La medida de separar familias en la frontera de EU ha provocado el rechazo de amplios sectores de la sociedad estadounidense, desde políticos, activistas, líderes religiosos, abogados y hasta de Melania Trump, primera dama de Estados Unidos y esposa de Donald Trump.
“La señora Trump odia ver a los niños separados de sus familias y espera que ambos lados finalmente puedan unirse para lograr una reforma inmigratoria exitosa (…) Ella cree que necesitamos ser un país que siga todas las leyes, pero también un país que gobierne con corazón”, dijo el domingo Stephanie Grisham, su portavoz
Hillary Clinton, excandidata presidencial, exsecretaria de Estado y exprimera dama de Estados Unidos, se refirió al asunto como una “crisis moral y humanitaria”.
“Cualquiera de nosotros es padre o abuelo o hermana mayor; cualquiera de nosotros que haya tenido alguna vez a un niño en los brazos, cualquier ser humano con un sentido de compasión y decencia, debe estar indignado”, dijo Clinton en un evento en Nueva York.
Incluso, Laura Bush, exprimera dama —esposa del expresidente George W.Bush—, calificó la política cero como cruel e inmoral. “Y me rompe el corazón”, escribió en un artículo publicado por el diario The Washington Post.
“Estas imágenes son inquietantes reminiscencias de los campos de internamiento para ciudadanos estadounidenses y no ciudadanos de ascendencia japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, que ahora se considera uno de los episodios más vergonzosos en la historia de los Estados Unidos”, escribió Bush.
Michelle Obama, también exprimera dama, comentó en Twitter que “a veces la verdad trasciende a los partidos”.
Estas expresiones se han sumado a las de otros líderes sociales y políticos a nivel internacional, así como de organismos internacionales.
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