La reorganización de las células del cártel de los Caballeros Templarios sigue manifestando evidencias: ayer un comando ejecutó a tiros al jefe de los grupos de autodefensa de Tancítaro, el primer punto del estado en donde se decretó la desaparición del crimen organizado.
Jesús Bucio Cortez, el fundador de los grupos de autodefensa, uno de los más cercanos al doctor José Manuel Mireles Valverde, cayó abatido en una emboscada cuando circulaba hacía una de las barricadas. Los hechos ocurrieron en la comunidad de Púcuaro, de donde era vecino uno de sus colaboradores que también cayó abatido.
Según la versión de algunos de los autodefensas, Bucio Cortez fue asesinado luego de recorrer parte del tramo carretero, en donde mantenía un operativo para evitar que las células de Caballeros Templarios se reorganizaran, luego de haber recibido quejas de algunos aguacateros que denunciaron el retorno de las extorsiones en la zona.
En su momento, de jefe de las autodefensas de Tancítaro denunció la complicidad de algunos funcionarios del gobierno federal y estatal, a los que cuestionó el hecho de haber devuelto a la libertad a un presunto jefe de célula de Los Caballeros Templarios, al que el propio Jesús Bucio detuvo y entregó a las autoridades ministeriales del estado.
También cuestionó la liberación de al menos otros cinco detenidos por sus grupos de autodefensa, los que alcanzaron la libertad sin siquiera ser puestos a disposición de un juez competente. En cada ocasión que denunció la libertad de los presuntos templarios se hicieron señalamientos contra funcionarios de la administración del gobernador Salvador Jara Guerrero.
Atendió llamado
Jesús Bucio Cortez se alzó en armas en la zona de la montaña michoacana a mediados de mes de marzo del 2013, en donde atendió el llamado del médico José Manuel Mireles Valverde, al que siempre reconoció como único comandante del movimiento civil armado en la entidad. Siempre dijo que su inclusión a las autodefensas la hizo por la necesidad de defender a su familia.
A Bucio Cortez –que se convierte en el cuarto jefe de los autodefensas que cae ejecutado en una emboscada atribuida al cártel de Los Caballeros Templarios– el crimen organizado le secuestró a uno de sus hijos, y pese a que detuvo al autor del crimen, un juez local encontró que no había pruebas para procesar al presunto secuestrador.