˝En Tixtla no habrá elección”, es la consigna que más se escucha en este municipio sede de la Escuela Normalista de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero.
El movimiento para boicotear las elecciones en el estado de Guerrero tiene su epicentro en este municipio convertido en una referencia internacional a raíz de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas.
“Primero justicia, luego elecciones”, es la principal pancarta que lleva un grupo de manifestantes del Consejo Popular de Tixtla, que esta mañana han instalado retenes para impedir la entrada de la papelería electoral que se utilizaría mañana en la jornada electoral.
Toda la papelería y propaganda electoral detectada ha sido quemada por los inconformes.
Carmen es una de las mujeres de este movimiento que apuesta por el boicot electoral.
La mujer –cubierta completamente del rostro- está convencida de que mañana en Tixtla no habrá elecciones.
“Es una farsa todas estas elecciones”, dice Carmen.
“Le están dando más prioridad al derecho al voto que al derecho a la vida. Estamos eligiendo a nuestros propios asesinos”.
En lugar de autoridades civiles, los simpatizantes del movimiento de Ayotzinapa promueven la instalación como órgano de gobierno de un consejo popular que represente a todas las comunidades de Tixtla.
-¿Hasta dónde están dispuestos a dar para evitar la elección mañana?, se le pregunta a Carmen.
-Nosotros tenemos la última palabra. De todas formas nos están asesinando. Hagamos algo o no lo hagamos. Estamos casi muertos en vida”.
La protesta que se realiza en uno de los dos accesos que existen en Tixtla cuenta con el respaldo de los padres de los 43 normalistas desaparecidos el año pasado en el municipio de Iguala.
Los manifestantes revisan todos los vehículos que ingresan y salen de Tixtla en búsqueda de propaganda electoral y material que se utilizará mañana en las elecciones.
Personal de la empresa de encuestas Parametría fue retenido esta mañana en este filtro por el material que se le encontró en el vehículo revisado.
“Nosotros no hicimos nada malo. Estamos trabajando”, se quejó una de las encuestadoras.
La protesta lleva más de dos horas y hasta el momento no se ha presentado ninguna autoridad de ningún nivel en este punto.
Desde hace días el municipio de Tixtla enfrenta el asedio policial y militar. En las dos vías que conectan este pueblo con Chilpancingo, capital del estado de Guerrero, la policía estatal y la federal ha instalado retenes para revisar a todos los vehículos y unidades del transporte urbano que entran y salen de Tixtla.