Es ‘corrupto’, alega Cuevas
Más allá de su pasado familiar, Enrique Selvas se ha creado sus propios enemigos.
En 2007, su propia jefa, Gabriela Cuevas, la entonces delegada en Miguel Hidalgo, lo denunció por presuntos actos de corrupción al frente de la Dirección Jurídica que él tenía a su cargo.
Icela LagunasMás allá de su pasado familiar, Enrique Selvas se ha creado sus propios enemigos.
En 2007, su propia jefa, Gabriela Cuevas, la entonces delegada en Miguel Hidalgo, lo denunció por presuntos actos de corrupción al frente de la Dirección Jurídica que él tenía a su cargo.
Pese a que nada se le comprobó, la acusación de su compañera de equipo, a quien él mismo le manejó la campaña que la llevó a la jefatura delegacional, lo marcó para siempre.
A partir de esa fecha, Selvas se empeñó en dejar claro que no tuvo nada que ver en actos ilícitos de protección y en dar facilidades a los empresarios y presentó una denuncia ante la Contraloría del Gobierno del DF contra su jefe inmediato en la demarcación, Pablo Reyes, director Jurídico y de Gobierno.
La manzana de la discordia fue un permiso para facilitar el funcionamiento del bar Nisha ubicado en Palmas 810, por el que Pablo Reyes, con la anuencia de Gabriela Cuevas, habría recibido 250 mil pesos.
En entrevista con Reporte Indigo, Enrique Selvas habló de aquel episodio que hoy amenaza con revivir a los panistas que están enojados por el apoyo manifiesto a la candidatura de Romo.
“Mi salida (de la delegación) obedece a que (Gabriela Cuevas) no cumple un acuerdo de ser yo el Director General de Jurídico”, dice y agrega que él no tenía “porqué permitir esa difamación cuando no había sustento alguno”.
Luego de acudir al Tribunal en materia laboral, a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal y a la PGJDF, no tuvo ni una sola observación a su gestión en la delegación.
“Claramente fue justificación política del incumplimiento de Gabriela Cuevas”, de quien asegura es un ejemplo de corrupción.
Y proporcionó más detalles, como el hecho de que apoyó la campaña de Gabriela Cuevas a petición de Santiago Creel, que en ese momento estaba al frente de la Secretaría de Gobernación.
Es durante la campaña cuando acuerda que una vez en la delegación, él ocuparía el cargo de director general de jurídico y gobierno, petición que Gabriela Cuevas incumple al designar en el puesto a Pablo Reyes.
En ese momento, explicó, Gabriela Cuevas se justificó argumentando que Pablo Reyes era una imposición del entonces presidente del PAN, Carlos Gelista.
Por esa razón, Enrique Selvas se ve obligado a permanecer bajo las órdenes de Pablo Reyes a quien le descubre algunas irregularidades en los permisos otorgados al bar de Palmas 810.
Luego al hacerlo del conocimiento de Cuevas, a quien pide lo destituya, descubre que Gabriela Barrón Mijares, es quien opera las gestiones a favor del establecimiento, en uso de las influencias de su entonces poderosa hija en Miguel Hidalgo, según explica.
En respuesta, Gabriela Cuevas lo exhibe como un corrupto y acusa a Selvas, al frente de un grupo de nueve trabajadores de la demarcación, como los responsables de diversos ilícitos.
Después de varios años de litigio, el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje sentenció este año a la delegación Miguel Hidalgo al pago de cinco millones de pesos por despidos injustificados de 10 trabajadores durante la administración de Gabriela Cuevas Barrón.
En febrero pasado, Demetrio Sodi, actual jefe delegacional en la demarcación dijo que pediría ayuda a la Secretaría de Finanzas del GDF para que le dé más recursos y así pagar el dinero a los afectados, ya que esta partida no está considerada en el presupuesto de 2012.
Gabriela Cuevas jamás pudo comprobar los supuestos actos de corrupción. La hoy diputada federal, quedó muy mal parada y reivindica al polémico abogado, su cómplice y mano derecha por años.
Enrique Selvas vuelve a su antigua cancha, la de buscar el voto en las colonias. Se la sabe bien, regala juguetes para los niños, escucha las quejas de los vecinos, les arregla los altares a sus vírgenes, en las zonas populares.
Desde las filas azules, buscará el apoyo para un amarillo.
Su activismo y el del resto de los azules a favor del aspirante perredista ha llegado hasta la dirigencia del PAN en el Distrito Federal.
El PAN amenaza con expulsarlos y ellos con largarse del partido. El Fouché panista anda suelto, a quien logrará convencer con su ingenio. ¿Logrará tirar a la oligarquía que maneja el PAN?