Fundidora no es de clase mundial

El organismo a cargo de Fernando Villarreal Palomo presenta un déficit de árboles y áreas verdes con respecto a parques urbanos de Madrid, Estados Unidos y la Ciudad de México, a pesar de que su visión es ser de clase mundial
Jesús Padilla Jesús Padilla Publicado el
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El Parque Fundidora, a cargo de Fernando Villarreal Palomo, ha perdido la brújula para convertirse verdaderamente en un bosque urbano que mitigue la contaminación para la ciudadanía.

Un análisis comparativo realizado por el Comité Ecológico Pro Bienestar, cuyo presidente es Guillermo Martínez Berlanga, revela que Parque Fundidora tiene un déficit de árboles y áreas verdes.

Los parques en Madrid (España), Nueva York (Estados Unidos) e incluso en la Ciudad de México tienen una zona altamente boscosa en comparación con este sitio emblemático.

Según su página de internet, este espacio público tiene la visión de ser de clase mundial y de estar certificado con estándares internacionales, pero la realidad es que está lejos de contar con áreas verdes como las de El Retiro, en la capital española; Central Park, en tierras neoyorquinas y el Bosque de Chapultepec, en la Ciudad de México.

El Retiro posee 120 hectáreas de zona verde, Central Park, ofrece 340 y Chapultepec 680 hectáreas cubiertas prácticamente en la totalidad con árboles y césped.

El estudio en Parque Fundidora reveló solo 65 hectáreas de árboles, arbustos y césped en una superficie total de 140 hectáreas. Es decir, únicamente 46.20 por ciento es de áreas verdes, el resto, por ejemplo, se trata de pistas, edificios, estacionamientos y estructuras industriales.

Lo rentable vs lo sustentable

El ecologista Guillermo Martínez asegura que ni siquiera hay un punto de referencia entre Parque Fundidora y los tres bosques internacionales mencionados.

“El tema es que no podemos estar pensando en eliminar la contaminación si no tenemos áreas verdes o pulmones urbanos. Los tres parques del estudio no son máquinas de producir dinero, no son negocios de particulares, aquí el concepto es totalmente equivocado”, dijo Martínez Berlanga.

La Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM) tendría que aumentar cada año sus áreas verdes para tener un aire más limpio y así evitar que los habitantes estén a merced de la alta contaminación.

La metrópoli cuenta solamente con 3.9 metros cuadrados de áreas verdes por habitante, cuando la Organización de la Naciones Unidas (ONU) recomienda 15 metros cuadrados por persona

El análisis comparativo realizado por el Comité Ecológico Pro Bienestar señala que Madrid cuenta con 18.2 metros cuadrados por madrileño y la Ciudad de México con 14.41.

Hay un déficit de 74 por ciento de áreas verdes. Los cerros como el de La Silla, Topo Chico y Mitras están casi convertidos en macro fraccionamientos, donde se ha priorizado el desarrollo rentable.

“Cómo te explicas que el Cerro de la Silla, que es un monumento nacional, ya lo convirtieron en un gran fraccionamiento, todo orientado a lo rentable”, consideró el ecologista.

El Parque Fundidora, a cargo de Fernando Villarreal Palomo, ha perdido la brújula
El Parque Fundidora, a cargo de Fernando Villarreal Palomo, ha perdido la brújula

Madrid, el referente para Fundidora

La Zona Metropolitana de Monterrey tiene 12 años de atraso en la medición de la calidad del aire, en comparación con Madrid, en España, donde hay más estaciones que pueden monitorear con mayor certeza la contaminación.

Nuevo León cuenta con 12 estaciones de monitoreo, que no reportan la calidad del aire en tiempo real, sino más de 24 horas después, lo que pone en riesgo la salud de la población regiomontana.

Mientras que en Madrid, el sistema integral de monitoreo cuenta con 44 puntos que informan sobre la calidad del aire.

El incendio de dos bodegas de la fábrica de aceites Kamcare de México, en el municipio de San Nicolás, exhibió las deficiencias de la estaciones de monitoreo en la metrópoli neoleonesa.

El Sistema Integral de Monitoreo Ambiental (SIMA) reportó una calidad del aire regular, aparecía en color amarillo, pero inexplicablemente las estaciones de San Nicolás y Apodaca no registraron la contaminación que dejó a su paso el incendio.

Sin embargo, el Air Quality Index (AQI) arrojó que el incendio provocó altos índices dado que se mantuvo en color rojo, considerado como mala calidad del aire. Tenía un promedio de 152 en el Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA), PM 2.5 y PM 10 en la estación de San Nicolás, y en la estación de Apodaca apareció en morado, que es una evaluación extremadamente mala, con 300 puntos de dichas partículas.

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