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Ganar o morir

 Para los presidentes de los partidos políticos nacionales, el proceso electoral de este año va más allá de ganar la mayoría de las 12 gubernaturas, los congresos locales o las alcaldías que están en juego.

Manlio Fabio Beltrones, del PRI; Ricardo Anaya, del PAN; Agustín Basave, del PRD; y Andrés Manuel López Obrador, de Morena, han apostado en este proceso electoral mucho de su capital político rumbo al futuro.

De los resultados del próximo domingo dependerá si sus fuerzas políticas y sus presidentes se consolidan o llegarán con fallas a la elección del 2018.

Para Andrés Manuel López Obrador, ésta del 2016 no es la campaña de sus candidatos. Es su campaña
Basave ha impulsado las alianzas con el PAN como única vía para evitar que Morena desplace al PRD
Del resultado de las coaliciones PAN-PRD dependerá que Anaya siga como líder de AN o se postule como candidato a presidente en 2018
Si los resultados de este domingo favorecen al PRI, Beltrones podría ser el candidato presidencial de su partido en 2018
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 Para los presidentes de los partidos políticos nacionales, el proceso electoral de este año va más allá de ganar la mayoría de las 12 gubernaturas, los congresos locales o las alcaldías que están en juego.

Manlio Fabio Beltrones, del PRI; Ricardo Anaya, del PAN; Agustín Basave, del PRD; y Andrés Manuel López Obrador, de Morena, han apostado en este proceso electoral mucho de su capital político rumbo al futuro.

De los resultados del próximo domingo dependerá si sus fuerzas políticas y sus presidentes se consolidan o llegarán con fallas a la elección del 2018.

Lo principal que estará en juego será su liderazgo y su capacidad de influencia en la sucesión.

Conforme se acerque la elección presidencial, los líderes de los partidos podrán tener más –o menos- influencia en la decisión de quién será su candidato para la Presidencia de la República.

Y si son ellos quienes anhelan ser los abanderados de sus partidos, en los resultados de este año verán concretadas o frustradas sus aspiraciones.

Disminuir el poder no será la única consecuencia de perder la elección de este año.

Al ganar o perder presencia en las entidades donde habrá elecciones, los partidos políticos podrían incrementar o disminuir la cantidad de recursos públicos que recibirán en los estados.

Y eso impactará directamente en el desempeño de sus funciones a partir del próximo año, cuando todos los partidos se preparen para la elección presidencial.

El tablero está puesto y las cartas han sido echadas. Este domingo se jugará el futuro no solo de millones de ciudadanos, sino de cuatro de los líderes políticos más poderosos del país.

La apuesta más alta

Manlio Fabio

Hace cinco años, Manlio Fabio Beltrones fue el único oponente al hoy presidente Enrique Peña Nieto en la carrera por la candidatura presidencial.
Hoy, Beltrones es el que tiene la apuesta más grande en esta elección: deberá demostrar el valor de su trabajo al frente del PRI y ganarse la simpatía presidencial, rumbo a la sucesión.

El presidente fue pragmático al escogerlo como líder del priismo nacional.

No tenía alternativa. El PRI salía de la derrota en varios estados en la elección del 7 de junio del 2015. En tres de los cinco estados donde hubo alternancia, el tricolor fue el perdedor.

En ese entonces, el presidente del partido, César Camacho, logró mantener la mayoría en la Cámara de Diputados… pero con la ayuda del PVEM.

El principal bache fueron las gubernaturas. En las elecciones del 2015, en cinco estados hubo alternancia; el PRI perdió tres de las gubernaturas que tenía, aunque ganó otras dos en manos de la oposición.

En Michoacán, el PRD ganó y el PRI fracasó; en Querétaro, se fue el PRI para quedar el PAN; y en Nuevo León, el PRI perdió para dar paso al primer gobernador sin partido de la historia.

La alternancia también llegó a favor del PRI; en Guerrero se cambió al PRD por el PRI; en Sonora, salió el PAN y entró el PRI.

En Colima, Campeche y San Luis Potosí, el PRI conservó la gubernatura; en Baja California Sur, siguió en manos del PAN.

De las 12 gubernaturas que están en juego este año, en cinco nunca ha habido alternancia; el PRI siempre ha gobernado en Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz.

Además, el PRI tiene hoy día el poder en nueve de las 12 entidades donde se elegirá nuevo gobernador –Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Tamaulipas, Tlaxcala, Quintana Roo, Veracruz y Zacatecas-.

Si alguien tiene mucho que perder es Manlio Fabio Beltrones y su construcción del PRI nacional.

Por ello, ahora se le ve al líder priista ir de gira en cada una de las entidades y placear a sus candidatos; por eso no le tembló la mano al “bajar” a tres candidatos en Tamaulipas.

En varias entrevistas, el líder nacional del PRI ha dicho que su apuesta es conservar, al menos, las nueve gubernaturas en esta elección.

También ha dicho que no buscará la candidatura presidencial del 2018.

“Sería inequitativo y desleal”, citó a Beltrones el periodista Ciro Gómez Leyva en enero pasado, “se me partiría el PRI”.

En agosto del 2015, una vez que tomó posesión como presidente nacional del PRI, Beltrones
también dijo en una entrevista con El Universal que quien fuera presidente del tricolor no podía ser candidato a la Presidencia.

Sin embargo, si los resultados de esta elección son excepcionalmente buenos para el PRI, Manlio Fabio Beltrones podría ser llamado a concretar su sueño de ser candidato presidencial.

Si no, él continuará presidiendo al partido en el gobierno durante los próximos tres años.

Ganar para el 2018

Ricardo Anaya
Como su ahora aliado el perredista Agustín Basave, Ricardo Anaya, el dirigente nacional del PAN, está encomendado a las alianzas que concretó con el PRD para estas elecciones.

Del éxito o fracaso de las 5 coaliciones conformadas por el PAN y PRD dependerá las posibilidades que tendrá Anaya para continuar como líder y postularse como candidato presidencial en el 2018.

Junto con Margarita Zavala y el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, Anaya es uno de los panistas que construyen una candidatura presidencial con miras al 2018.

La elección federal del año pasado representó tanto para el PAN como el PRD un fracaso electoral que provocó que estos partidos políticos fueran desplazados por el avance que ha tenido fuerzas como Morena.

El PAN y PRD –un partido considerado de derecha y otro de izquierda- competirán juntos en cinco estados donde se disputarán gubernaturas este domingo: Durango, Zacatecas, Oaxaca, Veracruz y Quintana Roo.

Es en Veracruz, con Miguel Ángel Yunes, y Quintana Roo, con Carlos Joaquín, donde la alianza entre el PAN y PRD tiene posibilidades de triunfo.

Estos estados representan las grandes apuestas de Anaya, quien en enero perdió su primera elección como dirigente blanquiazul en el estado de Colima con José Luis Preciado.

Hace 6 años la alianza PAN y PRD obtuvo tres gubernaturas: Oaxaca con el experredista Gabino Cué, Sinaloa con el expriista Mario López, “Malova” y Puebla con el panista Rafael Moreno Valle.

Puebla es uno de los estados donde el PAN se perfila ganador, sin embargo este triunfo será para el gobernador Rafael Moreno Valle, considerado rival de Anaya por la candidatura presidencial panista para el 2018.

Anaya intentará este domingo con sus alianzas superar el mejor resultado que ha conseguido históricamente el PAN en una elección similar que es de 3 gubernaturas.

El PAN está en condiciones de competir este domingo en el estado de Tlaxcala con la exsenadora Adriana Dávila y con Martín Orozco en Aguascalientes.

Tampoco se descarta que Javier Corral logre una victoria este domingo en el estado de Chihuahua.

Anaya ha dicho que los resultados electorales de este año serán claves para determinar la posibilidad de ir en alianza con el PRD en la elección presidencial del 2018.

“Vemos con apertura la idea de ir en alianza con otras fuerzas políticas de cara a la elección presidencial de 2018”, confesó Anaya al periódico El Universal. “Los resultados de este año van a ser referente en términos de viabilidad de una posible alianza más adelante”.

La lucha por sobrevivir

Agustín Basave

Este domingo el líder del PRD, Agustín Basave, tiene principalmente dos retos: convencer a los perredistas que la alianza con el PAN es la única vía para competir en el 2018 y evitar que Morena desplace al Sol Azteca como tercera fuerza política del país.

En la elección del 5 de junio las miradas del perredismo  estarán puestas en Veracruz y Quintana Roo, donde el partido del Sol Azteca va en alianza con el PAN contra el PRI.

Pero el foco también estará en la Ciudad de México, donde PRD y Morena lucharán de tú a tú por los 60 lugares en la Asamblea Constituyente.

Basave llega a las elecciones con apenas 7 meses como dirigente nacional del PRD, partido representante de la izquierda mexicana que intenta salir de la crisis provocada por la salida de líderes históricos como Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, y de escándalos como la postulación del exalcalde de Iguala, José Luis Abarca, implicado en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

El PRD, en las elecciones de hace un año, registró la peor derrota electoral en su historia: perdió la mayoría en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y 5 delegaciones con Morena.

Desde su llegada a la presidencia del partido Basave ha impulsadolas alianzas con el PAN, pese a la oposición de los grupos más radicales. Tanto que puso su renuncia en la mesa como presión para que el CEN del PRD aprobara las coaliciones con los albiazules.

Las esperanzas de Basave están fincadas en tres de los cinco estados donde van de la mano con el PAN.

Irónicamente los tres candidatos son expriistas: Carlos Joaquín, en Quintana Roo; Miguel Ángel Yunes, en Veracruz; y José Antonio Estefan Garfias, en Oaxaca.

Hay sondeos y encuestas que indican que Yunes y Joaquín están en empate técnico con los candidatos del PRI en los estados donde compite.

El domingo tiene escasas posibilidades de ganar una gubernatura con un candidato postulado sin alianzas.

La candidata del PRD al gobierno de Tlaxcala, Lorena Cuéllar, es la única que tiene posibilidades de triunfo.

Basave ha tenido que enfrentar dentro del PRD incluso algunas corrientes como las de los Galileos, que encabeza Guadalupe Acosta y Fernando Belauzarán, que están apoyando a candidatos que no son del PRD, como Javier Corral en Chihuahua.

En Puebla y Zacatecas, grupos perredistas han respaldado las aspiraciones de los candidatos contrincantes del Sol Azteca.

El candidato sempiterno

Andrés Manuel López Obrador

No hay duda. Quien tiene más que ganar en esta elección es Andrés Manuel López Obrador y su partido, Morena.

En la elección del 2015, Morena ya dio muestras de lo que puede lograr en algunas entidades donde podría crecer.

Esto significará una mayor base de apoyo para López Obrador, quien ya ha anunciado que será candidato presidencial por tercera vez en el 2018.

Solo que en esa elección será la primera vez que el tabasqueño compita bajo el cobijo de su propio partido y no del PRD y otras fuerzas de izquierda, con quienes rompió definitivamente.
Por eso, el resultado que los candidatos de Morena tengan en este 2016 será fundamental para sentar las bases de apoyo a su proyecto político.

López Obrador ha sido la figura protagonista de toda la campaña política. Todos los spots de Morena hacen referencia a él y su proyecto al 2018. Ya hasta ha prometido que venderá el avión presidencial.

Andrés Manuel López Obrador ya está en campaña por la Presidencia de la República.

Lo resultados de estas elecciones podrían darle al tabasqueño más presencia a nivel nacional y más bastiones de apoyo político.

En estados como Zacatecas, con David Monreal como su candidato; así como Veracruz, donde Cuitláhuac García da la pelea a los dos Yunes –del PRI y del PAN-, Morena podría ganar el apoyo mayoritario de la gente y hacerse de la gubernatura o, al menos, quedar en un margen cerrado de competencia.

Tener bastiones en otros estados del país le permitirá a López Obrador descentralizar su influencia y extenderla a otros estados del país que no sean la Ciudad de México.

Le significa más presencia justificada en esas entidades y la formación de redes de apoyo, apuntaladas desde el poder estatal.

Aunque no ganen los candidatos de Morena, si terminan con un buen lugar en las preferencias electorales, el partido y López Obrador tendrán más margen de negociación y presión con otras fuerzas políticas.

En la elección de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, el enemigo a vencer de Morena son el PRD, ya consolidado desde sus bases como el partido dominante en la capital; y un PRI que va tomando fuerza.

Lo que sigue para López Obrador en la Ciudad de México es el control de la capital, en el 2018. Busca arrebatársela al PRD y lograr que Ricardo Monreal, uno de sus más cercanos compañeros, sea el próximo jefe de Gobierno.

Sin embargo, si en los próximos meses el PRI decide impulsar una nueva reforma electoral, que busque acotar la presencia de los dirigentes nacionales de los partidos en el tiempo oficial de spots y anuncios, el político tabasqueño podría perder un gran escaparate.

Eso, si alguno de sus adversarios no decide antes presentar una denuncia por actos y propaganda anticipada de campaña que podrían tirar la aspiración del presidenciable, al menos en lo legal.

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