Detrás de la desestabilización social que encara el estado de Michoacán podrían estar diversas células de grupos guerrilleros como el EPR (Ejército Popular Revolucionario), el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), así como grupos radicales del movimiento local indigenista denominado Nación Purépecha.
De acuerdo a informes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), a los que tuvo acceso Reporte Índigo, esos grupos podrían ser los coordinadores de la organización que mantienen en pie la resistencia que realizan algunos grupos de autodefensas, principalmente en la zona sur del estado.
El gobernador del estado, Salvador Jara, reconoció que que hay evidencias de que existen simpatizantes del EZLN en la región, pero negó que fueran integrantes de la fracción armada. Indicó que su presencia está plenamente justificada en apoyo a Semeí Verdía y no hay por qué prender focos de alerta.
La presencia del EPR tampoco ha sido reconocida por el gobierno estatal, pero fue advertida en la entidad desde 1995, cuando el mismo Cisen logró ubicar una base de operaciones en la comunidad de El Granjenal, del municipio de Puruándiro, además de dos campamentos de entrenamiento en la zona norte del estado, en los municipios de Pastor Ortiz y Zacapu.
De acuerdo al análisis de inteligencia federal, las dos agrupaciones guerrilleras serían las responsables de las acciones de organizaciones de algunos grupos de autodefensas, pero no de las de financiamiento; la obtención de armas y recursos para las movilizaciones de las autodefensas sigue siendo atribuida a algunos grupos locales del narcotráfico.
La Nación Purépecha
La desestabilización social de Michoacán también ha sido atribuida a algunos grupos radicales de la organización local proindígenas Nación Purépecha, la que se fortaleció a partir de la visita del subcomandante Marcos a la región de Nurio, municipio de Paracho, en marzo del 2001, cuando se organizaron las primeras autodefensas indígenas.
A esta organización se le atribuye la influencia ideológica y de las autodefensas de los pueblos de la zona Meseta, en la parte central del estado, donde actualmente movilizan por lo menos cinco grupos de indígenas armados, los que promueven a la organización de las comunidades para alcanzar su autonomía, siguiendo el ejemplo de Cherán.
La nueva visión
Esta es la primera ocasión en que en la lectura de la situación social de Michoacán, el Gobierno Federal considera la presencia de células de grupos guerrilleros, sin pasar por alto de que detrás de las movilizaciones de autodefensas se encuentren también los intereses de cárteles internacionales de la droga, como los de Cali y Medellín, que han tenido presencia en Michoacán desde 1974, cuando se aperturó el puerto de Lázaro Cárdenas.
En la lógica oficial, la presencia de células guerrilleras detrás de la organización de algunas autodefensas es lo que ha generado que los grupos de civiles armados ahora hayan evolucionado a un pensamiento político que -aparejado a la necesidad de seguridad en su comunidad- lleva la intención de alcanzar la autonomía política, social y económica de cada región.
El mapa trazado por el Cisen señala la posibilidad de que las células del EZLN se encuentren concentradas en la zona de la Costa Sierra Nahua, en tanto que las del EPR podrían están apoyando a los grupos del centro y de la zona norte del estado. Nación Purépecha estaría detrás de las autodefensas de la Meseta Indígena.
Apoya EZL a movimientos
De acuerdo a un agente de campo del Cisen, el presunto ataque del Ejército a la comunidad de Ostula, el pasado 19 de julio -en donde perdieron la vida dos menores de edad- fue una acción federal que pretendía “anular” una manifestación de presuntos integrantes del EZLN, que habrían de manifestar púbicamente su presencia en esa parte del estado de Michoacán.
La información que recibió el personal del Ejército que fue desplazado hacia donde se concentraba una manifestación –que lo que reclamaban era la liberación del comandante de las autodefensas Semeí Verdía- indicaba que los manifestantes estaban armados, dispuestos a recibir bajo fuego a los efectivos militares.
“Solo así se puede entender que los soldados hayan entrado disparando”, dijo el agente a Reporte Indigo.
De acuerdo a datos oficiales, el EZLN mantiene células de apoyo para la organización del movimiento rebelde en las comunidades de Aquila, Ostula, Pómaro, Colola y La Ticla, donde los grupos de autodefensa ya han cerrado el paso a las Fuerzas Federales, y en breve podrían estar organizando un movimiento de independencia regional, para organizarse en base a usos y costumbres.
Otro informe, pero este realizado por la PGR, indica que la movilización de los grupos de autodefensa del sur del estado de Michoacán está recibiendo apoyo –más allá de organizaciones guerrilleras- de algunos maestros integrados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), donde se ha organizado la campaña de defensa al encarcelado comandante rebelde Semeí Verdía Zepeda.
El EPR, avanza por el Bajío
El Cisen ha detectado al menos tres grupos paramilitares en la zona del Bajío michoacano, entre las localidades de Zacapu y Puruándiro, los que han sido ubicados como células del movimiento guerrillero Ejército Popular Revolucionario (EPR) el que desde 1995 mantiene presencia en esa parte del estado.
A ese grupo –y no a los cárteles de Los Caballeros Templarios o Jalisco Nueva Generación- podrían pertenecer las células que trasiegan drogas en la zona norte del estado, quienes también estarían organizando a los grupos de civiles que se mueve en la región bajo el convencimiento de ser autodefensas, muchos de ellos con el apoyo de los empresarios locales que se han alzado contra los células criminales de los Templarios o del Jalisco Nueva Generación.
Al EPR también se le atribuye la movilización y organización de los grupos de civiles armados que se mantienen actuantes como autodefensas, y principal resistencia a las células de los Caballeros Templarios, en los municipios de Penjamillo, Tanhuato, La Piedad, Yurécuaro y Vista a Hermosa, donde los empresarios locales rompieron con el crimen organizado para apoyar a los nuevos grupos armados.
Se estima, de acuerdo al Cisen, que la presencia del grupo del EPR en Michoacán podría llegar a ser de más de 120 elementos en activo, los que realizan labores de reclutamiento en la zona, actuando principalmente sobre los cuerpos de policía municipal, a los que se les busca para labores de movilización de drogas y armas entre las fronteras de los estados de Michoacán, Jalisco y Guanajuato.