Heroico cuerpo de bomberos y panaderos

Elementos del Heroico Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de México no imaginaron dedicarse a salvar vidas y, mucho menos, a elaborar pan para sus compañeros en la Estación Central. Ambos oficios los realizan motivados por la satisfacción de ayudar
Luz Rangel Luz Rangel Publicado el
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Arriesgan su vida para salvar otras. Combaten el calor con su calidez. Apagan el fuego pero encienden su corazón. El Heroico Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de México es un organismo descentralizado de la administración pública capitalina con 132 años de brindar ayuda humanitaria. Fue fundado el 20 de diciembre de 1887 con apenas 15 elementos que ahora suman más de mil.

Les corresponde la extinción de incendios así como la atención a desastres, pero también tienen que ser autosuficientes en su alimentación. Es decir, cuando no están a la orden de la ciudadanía, se encuentran al servicio de sus propios compañeros.

“El bombero, cuando acude a una emergencia, no se debe preocupar por qué va a comer, desayunar o cenar al llegar a la estación que le corresponde, para eso estamos los servicios de apoyo y ahí es donde entra la autosuficiencia”, menciona el subinspector Miguel Aguilar Ortega, en entrevista con Reporte Índigo.

Hay que apoyar al bombero en sus necesidades básicas, como el desayuno, la comida y la cena
Miguel Aguilar OrtegaSubinspector

Como vulcanos de la antigua Roma, son dioses del fuego y patrones de los oficios relacionados con los hornos. En la Estación Central, en la colonia Merced Balbuena, los bomberos producen al día entre mil 600 y mil 800 piezas de pan dulce y 960 de bolillo para las 16 estaciones y los tres módulos de reacción rápida.

1800
piezas de pan dulce hacen

Aguilar Ortega lleva 28 años en esta labor, seis de los cuales fue horneador en la panadería del Heroico Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de México.

“Yo llegué a la institución por medio de un hermano que duró 43 años aquí. Vine a visitarlo y no me había pasado por la mente ser bombero. Él me dijo que era un oficio bonito y cuando empiezas a trabajar y a ver lo que implica, cuando llegas y salvas una vida es una satisfacción que no tiene precio alguno y que no se paga con nada”, platica.

960
bolillos realizan a diario

Estos héroes están disponibles en cualquier momento del día, los 365 días del año. Para ello, los “apagafuegos” trabajan en turnos de 24 por 48 horas, identificados en tres guardias: roja, verde y azul. Cada horario tiene 128 elementos, de los cuales seis o siete se desempeñan como panaderos.

“Nos levantamos a las 03:00 de la mañana a hacer el bolillo para que a las 05:00 ya vengan los compañeros por su desayuno”, detalla.

La voluntad, el sacrificio y la acción son los valores que guían a los bomberos que día a día arriesgan su vida en esta institución

La elaboración de más de 20 variedades de pan dulce comienza de las 07:00 mañana y hasta las 02:00 de la tarde, sin descanso. Cuando el producto está empacado, llegan los bomberos comisionados a recogerlo.

Bomberos que disfrutan su oficio alterno en la panadería de la Estación Central de la Ciudad de México
Bomberos que disfrutan su oficio alterno en la panadería de la Estación Central de la Ciudad de México

Héroes bomberos de panadería

En 1951 la Presidencia de la República calificó al Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de México como heroico. La construcción de la Estación Central también ocurrió en la década de los cincuenta, y desde entonces se incorporó una panadería con horno de piedra que funciona con diésel y al que le caben 20 charolas.

Aquí, Jorge González es el bomero con mayor tiempo: 30 años de combatir el fuego y salir ileso lo avalan como el “hermano mayor” en la institución capitalina.

“Es un trabajo de unión. Una tercera parte de nuestra vida la pasamos aquí, somos una familia y tenemos que ser muy buenos compañeros para sacar esto a flote”, expresa.

Narra que no contemplaba dedicarse a esta profesión, pero la inquietud de uno de sus hermanos que no cumplió con la estatura lo impulsó. Dado que su suegro era pastelero, en las instalaciones ha desarrollado y transmitido algunos de los aprendizajes que él le heredó.

“Me siento bien de que estemos en panadería o dando servicio en la calle. Hay compañeros que tienen poca experiencia y se apoyan en nosotros”, asegura.

Para él no hay receta secreta para elaborar el pan, basta con la alegría y el gusto por hacer bien su trabajo.

A Jorge le sigue Rubén Matías, quien hace 28 años vistió por primera vez la pantalonera, el chaquetón y el caso de bombero, uniforme que alterna con un delantal blanco.

“Aquí en panadería necesitaban gente, los mismos compañeros nos empezaron a enseñar cómo hacerle. Vas agarrándole cariño a esto y pues nos rifamos. Me gusta hacer todo tipo de pan, pero las orejas son mis favoritas”, confiesa.

Rubén Pérez Martínez, segundo oficial con 25 años de servicio y uno en panadería, también comparte la consigna de ayudar a su comunidad.

Es una profesión muy bonita que nos ha dado buenos recuerdos, muchas satisfacciones y, sobre todo, un gran compromiso con los ciudadanos. Se siente uno bastante bien cuando ayuda
Rubén Pérez MartínezSegundo Oficial

Rubén considera que su destino era ser bombero. Estudiaba por la zona y los vehículos con sirenas de color rojo llamaban su atención. Cuando se preguntó qué se sentiría dedicarse a esto, en menos de un mes ya había sido aceptado. Pero no imaginó que al mismo tiempo sería panadero.

“A mí me toca cocer el pan, ver cuando empieza a tener su forma, su color. Cuando lo probamos y sabemos que no está crudo o no se nos quemó, es algo bonito”, detalla.

Los vulcanos controlan el fuego en minutos, para evitar que un incendio se propague; o en horas, cuando elaboran pan a una temperatura de entre 250 y 300 grados. Cada uno sabe lo que le corresponde hacer: mezclar ingredientes, amasar, dar forma…disfrutar de ayudar.

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