En cada marcha que recorre las calles de la capital mexicana, banderas de México en blanco y negro ondean en el aire en un intento de metáfora por el luto de tantas víctimas en el país.
Esas insignias salen de un pequeño taller instalado en el oriente de la Ciudad de México, donde seis mujeres producen miles de artículos de propaganda para la izquierda.
Banderas de México en blanco y negro, camisetas de diferentes personajes o movimientos sociales, calcomanías o pines, son algunos productos que Martha López, la líder de estas mujeres, oferta en cada movilización que es convocada en la capital.
Martha comenzó su carrera en el “marketing” político de la izquierda hace 27 años, cuando Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano compitió por la Presidencia de la República.
Fue entonces que su padre tuvo la idea, junto a su familia, de estampar algunas camisetas y gorras para venderlas en los mítines y las marchas.
Acompañaron el movimiento de protesta de izquierda en varias partes del país; luego nació el PRD y Martha continuó trabajando en los artículos políticos.
“El mismo partido nos dijo que deberíamos vender camisetas, una gorra, porque el partido no tenía para regalarles; entonces ahí empezamos a trabajar playeras, los distintivos, las banderas”, narra Martha.
Ella aprendió el oficio de la costura cuando se reactivaron las protestas multitudinarias en el 2006, año en que Felipe Calderón fue declarado ganador de la Presidencia de la República.
A partir de ahí, el negocio de Martha creció. Ella y la gente que trabajaba a su lado comenzaron a seguir a Andrés Manuel López Obrador en sus giras por el país, llevando a muchos lugares sus productos y vistiendo a las marchas.
Nuevamente, en el 2012, la fabricación de productos con motivos de izquierda tuvo un boom y, tristemente, la desaparición de los 43 estudiantes normalistas motivó que cientos de personas compraran las banderas.
Seis mujeres se ayudan del oficio
Martha y su equipo, algunas madres solteras, rentan un pequeño taller en una de las zonas más populares del Distrito Federal y, desde ahí, producen las cientos de banderas que abundan en las manifestaciones.
Las insignias de México en blanco y negro surgieron en el 2012 y fue idea de los jóvenes del movimiento #YoSoy132.
“Ellos decían que se había muerto la democracia en el país; de ahí es de donde parte esta idea de que la bandera sea negra”, explica Martha.
Su referencia para saber que habrá una manifestación son las redes sociales.
“Podemos trabajar noche y día. Por ejemplo, si la marcha es para mañana, hay que trabajar toda la noche y podemos imprimir mil banderas entre todas, sin parar”, dice Martha.
Las mujeres no trabajan solo haciendo banderas, porque el negocio no da para tanto. La señora Martha se dedica a la costura, otra hace limpieza doméstica y hay quien vende postres en las noches, afuera de su casa.
“Somos desempleadas y tenemos la necesidad de ganarnos algo. Y que uno piensa que se vende mucho, pero se va volando con todo lo que hay que pagar de impuestos y todo eso”, apunta.
Cuando tienen un buen día, con muchos manifestantes, Martha y sus compañeras pueden vender hasta mil banderas. Cada una cuesta al público 25 pesos.
Una vez descontando la inversión y otros gastos como la renta del taller, la luz, la pintura para las impresiones, el mantenimiento del equipo y otras cosas, quedan aproximadamente siete pesos libres por cada bandera que se vende.
Martha sabe que si es una marcha por los estudiantes de Ayotzinapa, las camisetas que más se venderán serán las estampadas con la frase “Nos quisieron enterrar, pero no sabían que éramos semilla”. Si va a las giras de López Obrador por el interior del país, son las camisetas con la frase “Es un honor estar con Obrador” las que más demanda tienen.
Eso sí, Martha López está convencida de que ella y su taller solamente trabajarán mensajes de la izquierda, jamás del PRI o a favor del Gobierno.
“No es solo vender por vender, también es hacer conciencia política”, sentencia.