Impunidad y lavado en Barbaresco
El desarrollo económico en la Zona Metropolitana de Guadalajara está íntimamente ligado al lavado de dinero proveniente de actividades ilícitas.
Fraccionamientos de alta plusvalía, restaurantes, bares, casinos, agencias de carros y un sin número de negocios que hace 20 años eran impensables en la capital del estado, ahora forman parte de la geografía urbana sin que a nadie le cause ruido.
Y es que ni las autoridades federales ni las estatales se han preocupado por iniciar una estrategia de denuncia y sanción contra los inversionistas de estos negocios.
Indigo Staff
El desarrollo económico en la Zona Metropolitana de Guadalajara está íntimamente ligado al lavado de dinero proveniente de actividades ilícitas.
Fraccionamientos de alta plusvalía, restaurantes, bares, casinos, agencias de carros y un sin número de negocios que hace 20 años eran impensables en la capital del estado, ahora forman parte de la geografía urbana sin que a nadie le cause ruido.
Y es que ni las autoridades federales ni las estatales se han preocupado por iniciar una estrategia de denuncia y sanción contra los inversionistas de estos negocios.
No existe garantía que con la aprobación de la nueva Ley federal para la prevención e identificación de operaciones con recursos de procedencia ilícita conocida como Ley Antilavado, la situación de Jalisco cambie.
Antes bien se mantendrá igual, en tanto no se elabore una legislación local sobre el tema, según refieren los especialistas.
El Departamento del Tesoro y la DEA del gobierno estadounidense han lanzado numerosos comunicados en los que informan sobre inversiones del narco en la ciudad, pero las autoridades locales y federales siguen sin abrir investigaciones al respecto.
Inmersos en la guerra contra el narcotráfico, en la que no solo intervienen distribuidores y consumidores de narcóticos, en los tapatíos tampoco queda claro que el consumo de servicios proveídos en lugares en donde se lava dinero también forma parte de la cadena productiva de narcotráfico.
El narco hoy se encuentra infiltrado en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG).
Ofrece servicios de todo tipo y se refugia en las cifras que los gobiernos presumen como inversión económica y generación de empleo.
Pero ni las cúpulas empresariales ni las élites políticas del estado han puesto el dedo en la llaga y hasta se hacen de la vista gorda a un tema que poco a poco ha dominado el territorio.
En otras ciudades de México como Monterrey, la proliferación de espacios de “lavadero” disfrazados de negocios prósperos fueron el acabose de la tranquilidad de los ciudadanos de esa ciudad. Pues ahí se lavaba el dinero de secuestros, robos y venta de drogas.
Una vez desatada la lucha de cárteles, las élites de esa ciudad se preguntaban cuándo es que el narco se había infiltrado en sus comunidades.
La punta del iceberg
En el Restaurante Bar Barbaresco las palabras narco, lavado de dinero y drogas no tienen cabida.
En la colonia Providencia no cuestionan los bajos precios de la carta de alimentos, mucho menos escatiman al ordenar tequila, vodka y ron a precios menores a los que generalmente se ofrecen en la zona.
Un trago -con dos raciones de alcohol- tiene un costo de 60 pesos.
Nadie se imagina que el fastuoso restaurante tuvo un símil en San Antonio, Texas, que tuvo que ser cerrado al comprobarse el lavado de dinero y drogas de sus dueños, los hermanos Sánchez Garza.
Pero en Guadalajara, los jueves es noche de Barbaresco, según refiere la propia publicidad del sitio.
En la parte alta del edificio media centena de jóvenes ingieren alcohol sin medida, la música del momento los pone a bailar desenfrenadamente.
La escena no excluye a los cuarentones que llegaron al lugar por estar de moda.
A medianoche aparece Diego Sánchez Garza, uno de los dueños. La atención a su mesa –la del centro del bar- es impecable.
Aventurados en el lugar y pasadas las dos de la madrugada, pedimos al mesero “más fiesta”, algo más que alcohol: drogas.
“Una línea de coca, unas pastillas para estar a tono”, el mesero pide esperar: “voy a ver qué hay”. A los 10 minutos desde lo lejos hace la señal que no hay nada.
A la vuelta está otro bar de los mismo dueños, el bar Lucrecia. El antro está entre los favoritos de los veinteañeros de Guadalajara.
Las oficinas centrales de ambos lugares se encuentran en la finca número 2433 de la avenida Hidalgo en la colonia Vallarta Norte.
Es una amplia casa rodeada de más de 10 vehículos, algunos de lujo. Está resguardada por equipo de seguridad, según constató Reporte Indigo.
Los bares mencionados son apenas dos de los negocios de los Sánchez Garza.
No es el clásico restaurante sin clientela, al contrario, son sitios concurridos en donde nadie se imaginaría que los negocios prosperan con dinero de grupos criminales.
Los Sánchez Garza
Los dueños del restaurante bar Barbaresco -ubicado en la calle Argentina número 3090 en la colonia Providencia- están señalados por autoridades del gobierno de Estados Unidos por lavado de dinero.
De hecho, los hermanos Mauricio y Alejandro Sánchez Garza enfrentan cargos por dicho delito en el país vecino.
Un expediente de la corte distrital de Texas con fecha del 25 de enero de 2011 revela que, según informes de la DEA, la familia Sánchez Garza tiene un amplio expediente por lavado de dinero.
La historia de dicha familia se remonta a mediados de los años 80.
Al padre de los detenidos, José de Jesús Sánchez Barba, se le vinculó con el grupo criminal de Rafael Caro Quintero.
La DEA identificó que Sánchez Barba hacía de prestanombres del capo para la compra venta de bienes inmuebles.
Tiempo después sus cuatro hijos se vincularían a un jugoso negocio inmobiliario y también en la industria restaurantera.
La autoridad estadounidense refiere que algunas de las propiedades, tanto en Guadalajara como en San Antonio, están a nombre de las esposas de los Sánchez Garza.
Es el caso de Hilda Riebeling Cordero, quien aparece en los informes como parte de la corporación.
Reporte Indigo revisó los registros de inmuebles en la ZMG a nombre de los Sánchez Garza. Aparecen 33 predios comprados, vendidos, revendidos y donados entre ellos desde 1984 hasta el 2011.
Son terrenos e inmuebles en zonas de alta plusvalía como Colinas de San Javier, Pinar de la Venta y Pontevedra.
También aparecen 11 predios rústicos cercanos a Tesistán sobre la carretera a Colotlán, tres más en la colonia Tabachines, dos en Tlaquepaque y nueve en San Juan de Ocotán.
Estos últimos predios fueron adquiridos a lo largo de los años 90 por los jóvenes Sánchez Garza. Destaca que en ese entonces tanto Mauricio como Alejandro no rebasaban los 25 años y ya eran propietarios de más de 13 terrenos.
Pero de 2002 a 2004 todos los terrenos de San Juan de Ocotán fueron donados a su madre, Beatríz Garza Rodríguez de Sánchez. Los montos de estas nueve donaciones suman más de 146 millones de pesos.
Relaciones peligrosas
El pasado mes de septiembre Alejandro Sánchez Garza se entregó a las autoridades del estado de Texas por acusaciones de lavado de dinero. Meses antes su hermano Mauricio ya había sido detenido por el mismo delito y también por extorsión.
Mauricio Sánchez Garza fue sentenciado a siete años de cárcel al comprobarse que en colaboración con Jorge Vázquez Sánchez (también sentenciado en Estados Unidos) habían extorsionado a un productor de cine para quedarse con los derechos de la película “María Madre de Cristo”.
Obtuvieron un millón de dólares por esa transacción.
La DEA también vincula a los dueños de Barbaresco con Antonio Peña Argüelles, acusado de lavar dinero en Nuevo Laredo al grupo criminal Los Zetas. Peña Argüelles también se encuentra encarcelado.
Otro de los socios de los Sánchez Garza, según el registro del diario San Antonio Express, es el empresario Álvaro García de Quevedo, dueño de la casa de cambio IMEX y quien se dio a la fuga acusado de lavado de dinero.
Pese a ser una casa de cambio, la empresa Imex fue contratada por el Ayuntamiento de Guadalajara en la administración de Jorge Aristóteles Sandoval para elaborar el proyecto de remodelación del camellón de la avenida Lázaro Cárdenas y llevar a cabo adecuaciones en los planes parciales y asuntos de desarrollo urbano.