La era del Fandom
Las redes sociales llegaron para cambiar el mundo del cine y la televisión. Ahora con el poder que estas plataformas brindan a los consumidores de los contenidos audiovisuales, sus comentarios se han vuelto un arma de doble filo para las casas productoras, ya que les puede generar o una muy buena imagen o una muy mala
Hidalgo NeiraActualmente la creatividad artística audiovisual se encuentra en riesgo en todo el mundo, no por las grandes industrias, ni por la falta de presupuesto, sino por un enemigo que nunca se hubiera pensado que se convertiría en “el malo de la película”, y del cual depende que se generen nuevos productos en televisión y cine.
El cinéfilo y televidente, es decir, los consumidores, se han vuelto los más duros críticos de sus series y películas favoritas, al punto que ahora demandan que los productos cumplan con todas sus expectativas, algo que no ocurría antes de que llegaran las redes sociales.
En México la primer exhibición de Matrix Revoluciones se dio a las ocho de la mañana, mientras que en Los Ángeles, fue a las seis, en Nueva York a las nueve, Londres a las dos de la tarde, a las 5 pm en Moscú y 11 de la noche en Tokio, lo que marcó un hito en el séptimo arte.
La anticipación, entusiasmo y el desenlace, mantuvieron con los nervios de punta a miles, pero al término de la proyección, el público simplemente vertía su opinión entre sus conocidos de MSN messenger, en blogs o charlas de café.
Nadie cuestionó la ficción creada por las hermanas Wachowski, se aceptó el final de la trilogía, les haya parecido a miles, o generara escozor a otros cientos de fanáticos seguidores de las aventuras de Neo.
A poco más de 15 años de distancia, la historia es distinta, el final de Juego de Tronos (Game of Thrones) el domingo pasado, trajo la demanda enardecida de un público exigente por rehacer la octava temporada completa.
En una petición del sitio Change.org, al día de hoy las firmas rebasan un millón 500 mil usuarios.
¿El público tiene derecho de exigir? ¿La industria audiovisual debe complacer hasta el último capricho de sus espectadores? ¿Cuál es el futuro del entretenimiento ante esta amenaza contra los creativos del cine y la televisión?
“Una cosa es que la industria del entretenimiento trabaje para él público, y otra muy diferente es que trabaje para cada una de las personas que ven cada uno de los estímulos de esta industria por separado, no hay economía que pueda sostener eso, no hay creador que pueda darle gusto a tantos millones de personas, una serie como Game of Thrones, una película como Avengers: Endgame, no es un café de Starbucks, no es algo que tú puedas preparar y condimentar a tu manera o a tu estilo”, comenta Álvaro Cueva, especialista en medios audiovisuales.
Por su parte, Eric Alejandro Gutiérrez, sociólogo de la UNAM que impulsa charlas de cultura digital, cómics y series televisivas con Proyecto Mitología en el Siglo XXI, advierte que la audiencia se ha empoderado mucho gracias a las diversas plataformas digitales que existen.
“Estamos en un tiempo donde el espectador ya quiere ser el creativo porque sabe que con un comentario en cualquier red que se haga viral se puede llegar a los creadores”.
Basta recordar el ejemplo suscitado a principios de mayo, cuando Paramount Pictures liberó el avance de la película Sonic, basada en el videojuego del mismo nombre de los 90, el odio fue tal en internet, que el director de la cinta Jeff Fowler publicó en Twitter que se rediseñaría al personaje azul, inspirado en un puercoespín.
“El mensaje es alto y claro… no están satisfechos con el diseño y desean cambios. Va a pasar, todos en Paramount y Sega están totalmente comprometidos a hacer de este personaje el MEJOR que pueda ser”, compartió Fowler en la red social.
Aunque también hay estudios como Disney que son herméticos a la crítica, ya que con el lanzamiento del Episodio VIII, El último Jedi, de la saga Star Wars, el director Rian Johnson, fue severamente cuestionado por su trabajo en redes sociales y la productora no mostró interés en los comentarios.
La producción del 2017 de Lucasfilm también fue sujeta de una petición en Change.org para que fuera removida del canon oficial de Star Wars, pero esta fue completamente ignorada por Disney; se clausuró con 166 mil 940 firmas.
¿Estamos viviendo tiempos en los que la opinión del espectador es más importante que el desarrollo creativo de los productores?
Todo parece indicar que la era del fandom ha comenzado.
El público: los nuevos ricos
La necedad por ser leído, obtener un Me Gusta y sentir la gratificación inmediata del mundo virtual, ha generado que los consumidores se crean con el poder de demandar atención constante, lo que ahora también repercute en la creación de series y películas.
“Las audiencias son como nuevos ricos, en todo lo que tiene que ver con participación social, porque antes no podían opinar, antes no eran tomados en cuenta de una manera tan abierta, tan clara, pero qué pasa con los nuevos ricos, pierden el piso, se desbordan y llega un momento en el que sobrepasan lo que se les puede dar”, dice Cueva vía telefónica.
El analista de medios audiovisuales observa que hay un rasgo de egoísmo en la sociedad actual, lo que causa un resentimiento injustificado en los espectadores, que ahora gustan de presumir que pueden exigir cambiar producciones, cuando esto no sucedía antes.
Y es que la labor periodística que cada vez está en mayor riesgo mundial, ahora parece que debe responder al beneficio de los lectores, sin importar caer en fake news o en la desinformación, situación alarmante para la verdad.
“Ya la gente quiere que las noticias sean a su gusto, y las noticias son las noticias, tú no puedes cambiar el número de muertos, tú no puedes cambiar al ganador de una elección. Es muy complicado en estos momentos poder compartir todos estos datos, todas estas notas cuando las audiencias no quieren recibirlas”, argumenta Cueva.
Cultura de convergencia: participación para todos
El fenómeno de la comunicación abrupta en redes sociales, sin filtro, que llega a todos los rincones del mundo en cuestión de segundos, ha creado lo que ahora se conoce como la cultura de la convergencia.
“Gracias a las redes ya se puede obtener información de todo el mundo, porque si alguien lo sube, otra persona puede verlo y contestar o compartirlo, eso es la cultura de la convergencia, que en su parte positiva es cuando dos cosas chocan y producen algo nuevo o novedoso”, explica Eric Alejandro Gutiérrez.
El sociólogo comenta que el punto negativo de esta teoría expuesta por el académico Henry Jenkins y secundada por Carlos Scolari, es cuando el fandom –grupo de aficionados a un pasatiempo– alza la voz para expresarse sin fundamentos.
“Lo que estamos presenciando es el empoderamiento del fandom. ¿Por qué es negativo? Porque cualquiera te puede contestar o comentar y se desconoce si es alguien informado o es un simple fan o alguien dándote una opinión, es la falta de moderación la que provoca este tipo de ataques”, aclara el fundador del Proyecto Mitología en el Siglo XXI.
Cada vez está más cerca la regulación del internet en la Unión Europea y Estados Unidos, incluso en China ya se restringe la entrada a Google y redes sociales, por lo que Gutiérrez hace hincapié que los conflictos de opiniones sin pruebas, podrían ser inexistentes en el corto plazo.
“En algunos países del primer mundo ya están implementando leyes que moderen el tráfico de internet, sobretodo para evitar este tipo de conflictos (…) El fandom necesita estarse quieto, porque si todo el mundo empieza a fabricar lo que quieren, realmente ¿dónde va a acabar todo esto?”, cuestiona Gutiérrez.
Rotten Tomatoes es una página estadounidense especializada en análisis de cine y televisión, dictando las tendencias para aprobar o desaprobar una producción audiovisual. En sus redes sociales suma más de cuatro millones de seguidores.
En el pasado el portal ha visto cómo usuarios bombardean de críticas negativas a películas como Star Wars: El último Jedi y Pantera Negra de manera injustificada, por lo que impondrán este protocolo de verificación para evitar críticas desleales.
El culto al spoiler
Lo impensable ocurrió en pleno 2019, un cineasta pidiendo que se evite hablar de su película en redes al salir de la sala, al menos es lo que Quentin Tarantino expresó en una carta firmada el 20 de mayo, antes de que el estreno mundial de Once Upon a Time in… Hollywood, sucediera en Cannes.
“Creo que lo que está haciendo Tarantino, podría obedecer a una cuestión de mercadotecnia, Alfred Hitchcock lo hacía, él sabía que una pieza clave del producto era el twist, entonces hasta lo anunciaba en sus carteles, pero era como parte del juego, yo lo que creo es que tendríamos que dejar de ser tan obsesivos con los spoilers”, recuerda el crítico de cine Jesús Chavarría de la publicidad de Psicosis (1960).
El también director del portal de cine YouROCKET, platica que deberíamos volver a la ética de cuidar el entramado de una serie o película, una práctica que pareciera se ha vuelto de mal gusto.
“A la gente no le queda claro qué es un spoiler, y es que te revelen un punto clave de la trama, pero de pronto hay un culto a este asunto que la gente, de verdad, se ponen tan histéricos con esto de que no les revelen nada, y por el otro lado están los que quieren chingar”
Chavarría agrega que con el crecimiento de los influencers, muchas veces al ser consentidos por las grandes distribuidoras, estos vierten opiniones favorables de una producción, sin ser objetivos y solapando la opinión posterior de otros críticos.
“A los influencers suelen llevarlos a las premieres, los consienten, salen desbordados y hablan bien de las películas, lo que quieren las productoras es que eso sea lo primero que se dé a conocer y ya después si alguien opina diferente en su respectiva crítica, que eso salga días después”, comparte.
El futuro del entretenimiento
El libre tránsito en internet ha traído esta vorágine incontrolable de comentarios encontrados entre los fanáticos de series, sagas o películas, por lo que para el sociólogo Eric Alejandro Gutiérrez es esencial que llegue una supervisión que marque un alto al abuso de publicaciones que atenten contra los creadores.
“Que se regule lo que es el Internet, eso por un lado, por otro, que creen producciones estilo Black Mirror: Bandersnatch, solo así se podría tener al fandom contento porque les das diferentes ramificaciones para llegar a un final, e incluso, hasta entretiene”.
Álvaro Cueva pide que el público se eduque viendo distintas producciones, esto ampliaría la conversación en redes sociales.
Mecanismos para aprovechar los comentarios vertidos en internet, es lo que cree Chavarría que llegará en un tiempo no muy distante, además ejemplifica que Roma (2018) de Alfonso Cuarón, marcó un parteaguas, no solo en su producción, sino en la interacción de mercadotecnia con el público, y esto puede seguir creciendo.
“Esa película es un claro ejemplo de cómo se pueden crear mecanismos de publicidad, de comercialización, de cómo encarrilar a gente a ciertos discursos, yo creo que se van a empezar a desarrollar diversos mecanismos y se va a volver un juego mucho más complejo del que ya conocemos”, puntualiza el analista de cine.