Pasar el primer filtro de un aeropuerto siempre es una odisea. Hay que quitarse zapatos, cinturón, llaves, monedas… además, las especificaciones de las aerolíneas no permiten transportar en equipaje de mano latas de chiles o conservas, y está prohibida la portación de aerosoles y hasta cortauñas.
Todas esas medidas de seguridad buscan, entre otras cosas, evitar el tráfico internacional de drogas, por eso es común escuchar que las revisiones en vuelos de sur a norte no son iguales cuando la ruta va de norte a sur.
Y es que, generalmente la droga va de sur a norte y el dinero, de norte a sur.
Pero los narcotraficantes mexicanos han encontrado la manera de hacer los envíos de diferentes maneras, se han vuelto tan creativos que sus métodos muchas veces son noticia.
El domingo, la Policía de Nueva Zelanda confiscó una escultura de una cabeza de caballo con incrustaciones de diamante, dentro de la cual estaban escondidos 35 kilogramos de cocaína.
Esto representa el mayor decomiso de esa droga en la historia del país. La prensa europea tituló la noticia como “El Caballo de Troya”.
Información de la BBC indica que la droga enviada en la cabeza de caballo tiene un valor en el mercado negro de 10 millones de dólares.
En el caballo había 32 ladrillos que se enviaron por vía aérea de México a Auckland en mayo, y por el caso están detenidos dos mexicanos y un estadounidense.
En Nueva Zelanda, la importación de la droga es un delito que se castiga hasta con cadena perpetua.
“Es un gran éxito para Nueva Zelanda. Debemos estar orgullosos por haberlo detectado”, dijo la responsable de la Unidad del Crimen Organizado de la Policía, Virginia Le Bas, tras destacar que es un récord, si se compara con el kilogramo y medio de cocaína que se encontró en 2015.
La funcionaria explicó que la droga fue detectada por oficiales de la aduana, quienes centraron su atención en la escultura de 400 kilogramos de peso con incrustaciones de diamantes. La investigación duró seis semanas.
Le Bas dijo que la Policía investiga cuál era el destino de la cocaína y si algún neozelandés está implicado en el caso.
“Hay un grupo del crimen organizado extranjero que sería responsable de esto y que habría perdido un montón de dinero. Esta es una victoria importante”, indicó.
Le Bas agregó que es probable que haya más detenciones, ya que la indagatoria no está cerrada.
La policía de Nueva Zelanda confiscó una escultura de cabeza de caballo con incrustraciones de diamante, proveniente de México, y que contenía 35 kilos de cocaína en su interior.
Ingenio ilimitado
Para sacar la droga del país, los narcotraficantes mexicanos han utilizado osos de peluche, tenis, latas de chiles en vinagre, incluso, han usado procesos químicos para cambiar a negro el color de la cocaína y hacerla pasar por carbón.
Otros lo han intentado en cajas de triplay, transformadores de energía eléctrica, dentro cubetas con aceite para motor, cajas de cereal, hieleras con pescado —a veces en descomposición—, en dobles fondos de vehículos… el ingenio ilegal parece ilimitado.
Por ello, los policías emplean en las revisiones perros entrenados en la detección de olores como mariguana, heroína y cocaína.
Pero aún así, los narcotraficantes buscan distraer, por eso en los pasos fronterizos los policías han encontrado la droga dentro de hieleras cubiertas con sustancias que buscan inhibir el olfato de los perros entrenados, como la melaza o el té de guayaba.
El crimen organizado está cada vez dispuesto a ir más allá, ya lo hicieron a través de mil maneras en vehículos, submarinos, de ferrocarriles, de autobuses, en túneles… y eso es solo lo que se ha descubierto.
Escondites Made in México
Algunos de los decomisos de la Policía han sido de droga que se encontraba en los más inesperados lugares:
>En una llanta de refacción
>En imágenes religiosas
>En el interior de postes que aparentaban ser de madera, pero eran de PVC
>En tambos de plástico con miel
>En costales llenos de chiles secos
>En rollos de alfombra
>En medio de charolas de pan
>Adentro de colchones de la marca Thiany
>En el rompevientos de la cabina de un tráiler
>En un camión de Gamesa, entre galletas Marías
>En latas de atún
>Entre pollo congelado
>En cajas de jabón
>En hieleras llenas de mariscos
>En extintores
>En medio de paquetes de pacas de alfalfa y rastrojo
>Detrás de los espejos retrovisores de vehículos
>Empaquetados en cartones de leche