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El resultado de las elecciones de este año planteó un nuevo escenario rumbo a las elecciones del 2018 y en los partidos políticos ahora se vive el génesis de las batallas internas.
Luego de que el PAN se alzara con el triunfo en siete de las 12 entidades que estaban en disputa, el tablero electoral sufrió una sacudida.
Los diferentes grupos dentro de los partidos ahora lucharán por ganar control para poder influir en el nombramiento de los candidatos presidenciales.
En el PAN, mayor ganador de las elecciones del 5 de junio, la lucha se centra en tres grupos principales, mismos que impulsan a sus tres aspirantes más visibles: Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle y Ricardo Anaya.
En el PRI, principal perdedor de todo el proceso, los rastros de descontrol ya comienzan a asomarse.
Prueba de ello es que los congresistas federales han decidido no apoyar iniciativas presidenciales, yendo en contra de la tradición de disciplina partidaria del tricolor.
En el PRD, las tribus nuevamente podrían enfrentarse a una batalla para hacerse de la dirigencia nacional del partido, pues Agustín Basave ha anunciado su intención de renunciar en las próximas semanas.
La siguiente aduana, del 2017, con las elecciones en el Estado de México, Coahuila y Nayarit, será crucial para definir la recta final de la sucesión presidencial.
El PAN y su triada
La noche del 5 de junio fue una de sorpresas. Quizá la más inesperada fue la que se vivió en la sede del Partido Acción Nacional, donde no se imaginaban la magnitud de su victoria.
Esto movió las corrientes que ya estaban definidas desde meses atrás, con los tres aspirantes presidenciales del albiazul: Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle y Ricardo Anaya.
Hasta antes de las elecciones, Anaya era considerado un débil aspirante a la candidatura presidencial; sin embargo, el triunfo en este proceso electoral lo colocó como un serio precandidato.
Anaya, quien ha sido el presidente nacional del PAN más exitoso en toda la historia del partido, ha afirmado que el nombramiento de los candidatos que participen en el 2018 serán electos democráticamente dentro del partido y ha negado declarar si está o no dentro de la competencia por la sucesión.
“El partido va a salir unido y vamos a resolver democráticamente quienes serán nuestras candidatas y nuestros candidatos, este no es el momento para hacerlo”, ha dicho Anaya.
Aunque el triunfo da un impulso inusitado a Anaya, los panistas consideran que la victoria no pertenece solo a su líder.
Santiago Creel, secretario de Elecciones del albiazul, refirió que fueron muchos factores los que permitieron que el partido se alzara con la victoria.
“Ricardo Anaya tiene un crédito enorme en todo esto, es el líder del partido, es una gran responsabilidad. No se podría explicar las victorias sin su liderazgo, pero hay otros factores.
“Cuando hay un triunfo, mucha gente se quiere poner las medallas; pero cuando vienen las derrotas es otra cosa. Para colgar las medallas, hay que ver quiénes eran los responsables de estas elecciones”, comentó en entrevista.
Javier Lozano, senador y coordinador de la campaña de Antonio Gali Fayad, candidato ganador a la gubernatura de Puebla, sostuvo que en cada estado las circunstancias del PAN fueron diferentes.
En el caso de Puebla, por ejemplo, la elección fue favorable al PAN por el buen desempeño del gobernador Rafael Moreno Valle, subrayó Lozano, y el carisma del candidato.
“Él (Antonio Gali) es el principal artífice de esta victoria. Claro que el PAN, su dirigencia, su organización y su acompañamiento de apoyo ayudaron. Y también los buenos gobiernos de Acción Nacional es algo que la gente tomó en cuenta. Aquí se trató también de un refrendo”, aseveró Lozano en entrevista.
Las tres corrientes principales que estarán disputándose la candidatura ya arrancaron para buscar las alianzas al interior de su partido.
Aunque Rafael Moreno Valle y Ricardo Anaya tienen ahora cargos que les impiden entrar de lleno en una contienda por la candidatura, ya están en los amarres para buscar el apoyo del panismo.
Los colaboradores de Moreno Valle han dicho a quienes quieran escucharlos que, una que termine su gubernatura, entrará de lleno a las tareas de partido para buscar la elección presidencial.
Aun así, con el acompañamiento de personajes como Luis Alberto Villarreal, exdiputado federal por Hidalgo; Francisco García Cabeza de Vaca, gobernador electo de Tamaulipas y único al que apoyó el poblano; y el senador Javier Lozano, Moreno Valle trabaja ya en su proyecto de gobierno.
Margarita Zavala, por su parte, se ha hecho acompañar del ala calderonista dentro del partido, además de estar ya en campo promoviéndose a través de la iniciativa Yo con México que ha aglutinado a decenas de panistas que ya trabajan en diferentes estados del país para posicionar a la exprimera dama.
Ricardo Anaya tiene en la estructura del Comité Ejecutivo Nacional a varios de quienes podrían ser su punto de apoyo; principalmente a Santiago Creel, el estratega electoral del equipo.
La candidatura del PAN será definida directamente por el voto de sus militantes; por ello, el primer paso que deben dar es el de revisar y renovar el padrón del partido para evitar que terceros puedan influir en la decisión.
PRI, la indisciplina que viene
Por primera vez en su historia, el priismo está dando signos de que le costará trabajo lidiar con la derrota electoral que tuvo este año.
Lejos de la disciplina partidista que ha sido célebre en las filas del tricolor, ahora los priistas se han vuelto contra el propio presidente Enrique Peña Nieto.
Uno de los síntomas de la indisciplina es el rechazo recién expresado de los senadores priistas a la iniciativa presidencial para modificar el gramaje permitido de posesión de mariguana, así como la que envió para elevar el matrimonio igualitario a rango constitucional.
En el caso de la iniciativa sobre matrimonio igualitario, algunos priistas en el Senado han expresado su rechazo sobre el tema, argumentando que no se tomó en cuenta su opinión para discutir el asunto.
En otros tiempos, gobernadores, legisladores, alcaldes, funcionarios y todo aquel priista militante, debía mantenerse alineado a lo que se dictara desde Los Pinos y desde la dirigencia nacional de su partido.
Ahora, los priistas han señalado el rechazo a las iniciativas presidenciales; y lo hacen justo después de que perdieran las elecciones de este 5 de junio.
Y no solo en el Senado. Otros priistas también han apuntado que una parte de la culpa de la derrota priista llegó desde la Presidencia de la República con esa propuesta.
Francisco Labastida, el primer priista que perdió la elección presidencial en el año 2000, contra el panista Vicente Fox, ha dicho que fue el tema del matrimonio igualitario el que llevó a su partido a una derrota en el 2016.
“Si yo fuera secretario (de Gobernación), si a mí me hubiera pedido el presidente que firmara algo de eso, hubiera preferido presentar mi renuncia”, comentó Labastida en una entrevista con el periodista José Cárdenas.
Además de la iniciativa de matrimonio igualitario, los priistas tampoco apoyarán la propuesta presidencial de modificar la cantidad de mariguana para consumo, de 5 a 28 gramos.
Los legisladores priistas solo apoyarán la parte de la iniciativa para permitir el uso medicinal de la cannabis.
Nada se dice sobre los gobiernos estatales que llevaron a cabo una mala labor y que fue el voto del hartazgo el que les propinó una derrota.
El priismo debe sumar, además, los resultados de las elecciones en el año próximo, en los estados de México, Nayarit y Coahuila. Su consolidación o llegada al 2018 en términos poco favorables dependerá en mayor medida de estos resultados.
A esta crisis, se suma el movimiento que habrá en los grupos de los aspirantes presidenciales del tricolor.
Por un lado, los errores del Ejecutivo y el resultado de los comicios de este año, impactarán directamente en las posibilidades de los aspirantes tricolores.
Manlio Fabio Beltrones, quien era considerado uno de los contendientes naturales a la sucesión, ve ahora reducidas sus posibilidades al mínimo por el pobre resultado electoral.
Miguel Ángel Osorio Chong puede ser el principal afectado con la baja aprobación del Ejecutivo; lo mismo ocurre con Luis Videgaray, secretario de Hacienda.
Las posibilidades de Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México, estarán ligadas al resultado del PRI en la elección del 2017, cuando se renueve esta gubernatura.
PRD, una nueva crisis
La crisis que vivió el PRD después de los hechos de Ayotzinapa, terminó con la renuncia de Carlos Navarrete como presidente nacional del partido y la elección de Agustín Basave como nuevo líder.
Y aunque en esta elección el PRD tendrá tres nuevos gobernadores –todos en alianza con el PAN-, Basave ha expresado que no sabe si dejar o no la dirigencia del partido.
La polémica sobre su posible salida comenzó cuando, en una entrevista otorgada a El Universal, Basave deslizó la idea de que está evaluando renunciar al liderazgo de su partido porque es un instituto político difícil de gobernar y, además, que enfrenta la peor crisis financiera de su historia.
“Estoy en ese proceso introspectivo para ver qué es lo mejor”, confesó Basave en la charla.
El actual presidente nacional del PRD se ha enfrentado con las corrientes del partido del Sol Azteca. Algunas de ellas comparten su idea de partido; otras rechazan temas como las alianzas con el PAN.
Quienes están a favor de las alianzas, sostienen que Basave debe mantenerse en los meses por venir, pues propiciaría que se dieran coaliciones con otros partidos que pueden resultar ganadoras.
La mayor esperanza de los aliancistas del PRD está colocada en una coalición con el PAN para ganar el Estado de México.
Algunos, como el diputado Guadalupe Acosta Naranjo, quien dirige a la corriente de Los Galileos, apuesta a llegar a un acuerdo para hacer una gran coalición opositora del PAN y el PRD en la elección del 2018.
Una eventual salida de Agustín Basave pondría en peligro esa posibilidad.
Además, metería al partido en una lucha intestina sin precedentes para hacerse con el control de las corrientes y poder llevar mano en la elección del candidato presidencial.
Un proceso interno de elección puede quitarle tiempo y energía al PRD para decidir quién debe suceder a Agustín Basave, qué corriente tendría el control y quién decidirá si el partido va o no en alianza con el PAN.
A todo esto se suma la falta de figuras claras para convertirse en candidatos del PRD en la elección presidencial.
El rompimiento con Andrés Manuel López Obrador los obligará a postular a alguien en conjunto con el PAN o con otras fuerzas políticas, porque ir en un camino solitario podría no representar una posibilidad real de triunfo para el PRD.
En el PRD debe definirse a la brevedad qué sigue para ese partido, pues rumbo al 2018, cada segundo vale oro.