Las armas, una opción viva
A leguas se ve que no le ha sentado eso de la política. Se le nota incómodo cuando hay protocolo. Prefiere hablar de lo que trae en el pecho, y anda sin rodeos en sus discursos de actos de campaña. Hipólito Mora Chávez candidato a diputado por el Partido Movimiento Ciudadano, con la misma franqueza con la que un día anunció su retiro de los grupos de autodefensa, no deja de acariciar la posibilidad de retornar a las armas.
J. Jesús Lemus
A leguas se ve que no le ha sentado eso de la política. Se le nota incómodo cuando hay protocolo. Prefiere hablar de lo que trae en el pecho, y anda sin rodeos en sus discursos de actos de campaña. Hipólito Mora Chávez candidato a diputado por el Partido Movimiento Ciudadano, con la misma franqueza con la que un día anunció su retiro de los grupos de autodefensa, no deja de acariciar la posibilidad de retornar a las armas.
Michoacán sigue incendiado y poco se hace para que la paz llegue de nueva cuenta a las comunidades del sur. Los ataques violentos de los últimos días a los grupos de autodefensas leales a José Manuel Mireles, hacen reflexionar al que fuera jefe de los autodefensas en La Ruana si el camino de la política es el cierto.
Ya lo había comentado con gentes cercanas sobre la idea que trae en la cabeza de retomar las armas si las cosas no se componen por la política, y lo volvió a ratificar durante un Foro por la Paz que hizo el Partido Movimiento ciudadano en Morelia.
Allí Mora Chávez fue directo: “aquí que me disculpen los que no les gustan las armas, pero yo estoy dispuesto a seguir la lucha en la política o con las armas, o como se me atraviese, a mí me vale madre”, dijo, mientras una avalancha de aplausos los arropó.
Aún no entra de lleno y ya se siente desencantado de la política. Le gusta que las cosas se hagan rápido, pero en ese terreno la cosa es calmada, por eso está desesperado al no ver que llegue la pacificación a la zona de Tierra Caliente, donde en el mes de diciembre pasado tuvo que enterrar a su hijo Manolo.
Pero la incursión en la política no le ha sido del todo fácil. El acto de mentir es difícil para un hombre directo y bragado de Tierra Caliente. No explota, solo dice lo que piensa. Se ha convertido en el principal crítico del gobierno estatal, por el abandono en que siguen manteniendo a los michoacanos que se alzaron contra el cartel de las drogas.
Al fundador de los grupos de autodefensa de Buenavista Tomatlán, se le nota fresco. No se le ve cansado por las extenuantes jornadas de promoción al voto a las que se le ha sometido desde la coordinación de su campaña. Siempre risueño, ya ha recorrido todos los municipios del distrito electoral de Apatzingán, al que aspira a representar como diputado federal en el palacio legislativo de San Lázaro. Observa difícil, pero no imposible, la tarea de hacer que llegue la paz a Michoacán por medio de una legislación ordenada.
La gente lo abraza. Lo buscan. Se sabe querido, pero también odiado. Es uno de los candidatos que más amenazas de muerte ha recibido desde el anonimato, y es uno de los candidatos más incómodos para el gobernador Salvador Jara Guerrero, el que no ha querido brindarle la protección reclamada. El gobernador dijo que Hipólito Mora Chávez había sido dotado de guardias y camioneta blindada para su seguridad, pero el propio ex autodefensa lo desmintió.
No es cierto que el fundador –al lado del doctor Mireles- de los grupos de civiles armados contra el crimen organizado tenga seguridad aportada por el gobierno estatal. Su escolta la forman sus ‘muchachos’, como él les dice cariñosamente. Son un grupo de jornaleros de Tierra Caliente que lo siguen día y noche desde que se declaró la guerra contra el crimen organizado.
Le brindan protección en forma empírica. Lo arropan cuando la gente se le acerca para abrazarlo o le extienden la mano. Sus manos siempre atentas se adelantan a recibir cualquier documento que sus simpatizantes le hacen llegar a Hipólito Mora al término de cada uno de sus mítines políticos.
Los ‘muchachos’ le consiguieron a Hipólito Mora un chaleco antibalas. No portan armas a la vista, pero siempre se mantienen cerca del candidato. Desde la ejecución del candidato de Morena, el otro líder de las autodefensas, Enrique Hernández, “están más a las vivas”. Saben de la seriedad de las amenazas que le han llegado a Mora Chávez y no quieren estar desprevenidos.
Sobre la cabeza de Hipólito Mora pende un rosario de amenazas de muerte. No quiere decir de dónde vienen, pero públicamente es conocida la confrontación que mantiene con el que también fuera líder de autodefensas, Luis Antonio Torres González, el Americano. Desde allí le pusieron precio a su cabeza, pero el gobierno federal, ni el estatal con toda su pobreza, han querido dotarle de seguridad personal.
Hipólito ha dicho el riesgo en el que se encuentra también por la acción de las células de los Templarios que aún persisten, las que han alentado la violencia en forma intensa en los últimos días y que podrían salir a las calles el día de las votaciones para que la gente no le aporte votos a su candidatura.
La ola de violencia en el estado han alertado a la dirigencia local del Movimiento Ciudadano: Manuel Antúnez Oviedo y Daniel Moncada rentaron una camioneta blindada para ponerla al servicio de Hipólito Mora.
El jefe de las autodefensas se desespera. Quiere que ya llegue la paz a todo el estado.
En los caminos de Apatzingán no hay paz. Está muy lejos de que llegue la tranquilidad que estos hombres buscaron por la vía de las armas.
Hipólito se pone serio cuando le comentan de las emboscadas que han estado sufriendo autodefensas legítimas, los de la zona Costa Sierra Nahua, los que son comandados por Semeí Verdía Zepeda. Algunos Caballeros Templarios siguen activos. Les pide a sus ‘muchachos’ que pelen los ojos para que no los agarren descuidados.
Y es que el comandante de las autodefensas de Santa María Ostula, en el municipio de Aquila, Semeí Verdía Zepeda, al igual que Hipólito Mora Chávez también se ha convertido en blanco perseguido por los remanentes del crimen organizado, al menos así lo revelan los dos atentados que ha sufrido por parte de comandos de sicarios.
La madrugada del lunes, Semeí Verdía fue emboscado por un comando cuando transitaba por la carretera costera. El informe oficial revela que el jefe de las autodefensas podría estar herido al igual que otro de los elementos que lo acompañaban. En diciembre pasado, el mismo jefe de las autodefensas sufrió un atentado similar.
Cada vez que Hipólito Mora se da cuenta de enfrentamientos y emboscadas se siente triste. Se duele por todas las penurias por las que siguen pasando miles de sus hermanos michoacanos del sur, que no saben todavía lo que es la paz. Y no descarta volver a las armas.
Esa posibilidad la alienta la tibia acción del gobernador Salvador Jara Guerrero para poder solucionar los conflictos sociales en los que se encuentra inmersa la entidad.
Salvador Jara justificó públicamente no brindar seguridad al ex jefe de las autodefensas, argumentando que la responsabilidad moral del gobierno es con los candidatos que están en riesgo por su actuación política, no con aquellos candidatos que “tienen problemas de seguridad por las acciones que han hecho como personas”.
Hipólito lo dice recio y quedito: el origen de sus amenazas de muerte son consecuencia del trabajo que ha hecho para defender a la gente. Es el resultado de haber encarado al cartel de los Caballeros Templarios.
“Yo he hecho más por Michoacán que el mismo gobernador”, dice risueño, como el niño que hace la travesura a sabiendas.
En un foro abierto, donde se tocó el tema de la necesidad de trabajar por la pacificación del estado, Hipólito Mora se fue fuerte contra el gobernador Salvador Jara Guerrero, del que de entrada dijo que es el que trabaja menos por Michoacán y tiene más escoltas para su seguridad. Ante la hilaridad de la concurrencia, Mora Chávez invitó al gobernador a dejar de ser comodino y “que se ponga a trabajar en lugar de dar entrevistas y que le valga madre lo que pase, que se ponga a hacer su trabajo que le pagan muy bien”.