Las presidentas
Ellas decidieron lanzarse a la lucha política. Optaron por transformar su entorno y el de sus localidades.
Son las presidentas. Están decididas a navegar a contracorriente, en un mundo donde la política ha estado tradicionalmente en manos de los hombres.
Son 149 mujeres alcaldesas que ya se alistan para asumir mandos de gobierno ganados en las urnas el pasado 5 de junio.
Ellas suman, junto con las presidentas municipales electas en el 2015, 284 mujeres que lideran algún ayuntamiento en 27 estados del país.
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Ellas decidieron lanzarse a la lucha política. Optaron por transformar su entorno y el de sus localidades.
Son las presidentas. Están decididas a navegar a contracorriente, en un mundo donde la política ha estado tradicionalmente en manos de los hombres.
Son 149 mujeres alcaldesas que ya se alistan para asumir mandos de gobierno ganados en las urnas el pasado 5 de junio.
Ellas suman, junto con las presidentas municipales electas en el 2015, 284 mujeres que lideran algún ayuntamiento en 27 estados del país.
Las presidentas son un sector que avanza lento, pero firme, hacia la consolidación de la participación plural de la política en México.
El mayor reto es la obtención de espacios de gobierno que busca terminar con la idea de que “las mujeres nacieron para estar en la casa”.
“Es el momento de dejar de lado el discurso chillón, de dejar de victimizarnos, para pasar de las palabras a los hechos, para demostrar que tenemos la capacidad de gobernar a nuestras comunidades”, dijo la alcaldesa electa de Cozumel, Quintana Roo, Perla Tun Pech.
Mujeres a paso firme
De acuerdo a la activista Soledad Jarquín de Oaxaca, el resultado de las elecciones del pasado 5 de junio, dejó una enseñanza más allá de los partidos: en México el movimiento de la participación de la mujer en la vida política avanza sólido.
Las estadísticas lo demuestran. Solo en Oaxaca –donde el avance de las mujeres alcaldes es el más elevado de todo el país– el 27.1 por ciento de los ayuntamientos serán gobernados por presidentas. Es decir, 40 de 153 alcaldías en esa entidad, fueron ganadas en las urnas por una mujer.
En Quintana Roo, cinco alcaldías serán gobernadas por mujeres. En Tlaxcala y Sinaloa, seis ayuntamientos tendrán una alcaldesa.
Tras los pasados comicios, 17 mujeres gobernarán ayuntamientos en Hidalgo, otras 16 fueron electas alcaldesas en Tamaulipas y Zacatecas, en tanto que 13 se ganaron el título de presidentas municipales en territorios de Durango.
Este es un gran reto, dijo la alcaldesa electa de Puerto Morelos, Quintana Roo, Laura Fernández Piña.
“No solo es la oportunidad de servir a la comunidad que nos ha confiado su voto, sino que es también el momento de demostrar que tenemos las mismas capacidades que los hombres para gobernar”.
Con capacidad para gobernar
Laura Fernández Piña, alcaldesa electa de Puerto Morelos, Quintana Roo, tiene claro que la presencia de la mujer en la vida política no debe ser resultado de una cuota de género, sino del reconocimiento del talento y las capacidades.
Las cifras oficiales del Instituto Nacional Electoral (INE) respaldan sus palabras. Tras los comicios del pasado 5 de junio un 4.4 por ciento más de mujeres obtuvieron un puesto de elección popular, frente a los resultados de la elección del 2015.
En el proceso del año pasado fueron electas como presidentas municipales 135 mujeres, mientras que este año resultaron ganadoras 149 candidatas, la mayoría de ellas postuladas por algún partido político, aunque también se dio el caso de una alcaldesas que ganó por la vía independiente.
De 308 candidatos y candidatas independientes que participaron en las elecciones, solamente 10 llegaron a una alcaldía. Solo en un municipio ganó una mujer y candidata independiente. La profesora Rosa Aguilar Antonio, quien será presidenta municipal de Reforma de Pineda, en Oaxaca.
Los gobiernos municipales de cinco capitales de estado también serán dirigidos por una mujer: en Chihuahua ganó la candidata del PAN María Eugenia Campos Galván; en Pachuca, la panista Yolanda Tellería; en Tlaxcala, la priista Anabel Ávalos Zempoalteca; en Zacatecas, Soledad Luevano, de Morena, y en Aguascalientes el triunfo fue para la panista Teresa Jiménez.
Doble mérito
El triunfo de las mujeres alcaldes es doblemente meritorio, dijo la activista Soledad Jarquín, pues no solo pudieron vencer en las urnas el sentimiento machista que prevalece en la sociedad, sino que tuvieron que vencer la resistencia al interior de sus partidos y la falta de recursos para sus campañas.
“Porque a las mujeres se les otorgaron menos fondos que a los candidatos, en las pasadas elecciones”, aseguró.
Levanta su voz independiente
A sus 53 años, jubilada del magisterio y con dos hijos profesionistas, Rosa Aguilar Antonio consideró que aún tenía mucho que dar, no solo a sí misma, sino a toda su comunidad y se decidió a lanzarse como candidata independiente en busca de la alcaldía de su natal Reforma de Pineda, Oaxaca. Se postuló y ganó.
Rompió con el añejo esquema partidista PRI-PRD, que a su consideración mantiene sumido en la pobreza a esa localidad del Istmo de Tehuantepec, en los límites de Oaxaca con Chiapas. Decidió ir no solo contra los cacicazgos de la zona, sino contra el creciente machismo que prevalece como una forma de cultura casi natural entre los vecinos de esa región.
Decidió ir por el rescate de su pueblo empobrecido por los partidos políticos que solo miran por ellos, aseguró.
“El PRI es controlado por cinco personas y el PRD es el coto de poder de una grupo de 20 gentes”, detalló, “muy poco les interesa que la población no tenga empleo, ni los servicios públicos suficientes para una forma de vida decorosa”.
En entrevista para Reporte Indigo, Aguilar Antonio detalló que sus principales motores fueron el rezago de todos los gobiernos pasados para la cultura y el deporte.
“La población estaba abandonada. Por eso decidí no esperar más a que alguien encabezara un movimiento para terminar con el sistema partidista. Por eso me decidí a buscar la presidencia municipal por mis medios”, indicó.
La alcaldesa electa reconoce que el principal reto que afrontó durante los seis meses que le llevó su promoción, primero como ciudadana y después como candidata independiente, fue vencer el machismo reticente que prevalece en la región.
Lo encaró con una propuesta clara de mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía. Habló de frente con la sociedad a fin de convencerla de la posibilidad de que una mujer dirigiera, por primera vez, los destinos de esa localidad.
Los resultados de su trabajo los obtuvo la noche del 5 de junio, cuando por una diferencia de solo 13 votos se postuló como virtual ganadora de las elecciones. Los candidatos partidistas inconformes pidieron un primer recuento de votos, en donde aun así los superó por solo siete sufragios. Pero la inconformidad llevó a un tercer conteo de votos, donde ella superó a su contendiente por solo dos boletas a su favor.
De los más pobres
Reforma de Pineda es uno de los municipios más pobres del estado de Oaxaca. La mayoría de sus 3 mil habitantes no cuenta con servicios de drenaje, alumbrado ni agua potable. Es uno de los que más recursos recibe de parte del Gobierno Federal para el combate a la pobreza, pero eso no se refleja en el bienestar de las personas.
Por eso Rosita, como la conocen en el pueblo, está dispuesta a cambiar la historia de este municipio.
“Ahora el reto es gobernar bien, hacer llegar los recursos a obras y trabajos a favor de la sociedad (…) porque nosotros, para ganar, no compramos la dignidad de nadie”.
El plan de gobierno de la primera alcaldesa independiente de Oaxaca se fincará en el eje primordial de reactivar la economía del municipio, diseñar programas de apoyo al campo y a las mujeres, además de dotar de servicios básicos a la población.
Aseguró que no le va a quedar mal a la gente, porque si queda mal ella, quedan mal todas las alcaldesas.
Movimiento en progreso
En México, hasta el año pasado las mujeres acaldes poca atención habían tenido. En el 2014, la llegada de una mujer a la presidencia de un ayuntamiento solo era una cuota de género.
Fue en el 2015 cuando el movimiento de las mujeres alcaldes comenzó a tomar notoriedad, no solo por el número de presidencias municipales ganadas, sino porque fue el año en que más mujeres se registraron para buscar un cargo de gobierno de elección popular.
Ese año Chiapas, Estado de México y Guerrero tuvieron la mayor cantidad de mujeres alcaldesas electas; en Guerrero, 20 y en el Estado de México, 21 y en Chiapas llegaron a la alcaldía 34 mujeres, aunque dos de ellas fueron obligadas a renunciar para que sus maridos, que iban como suplentes, fueran finalmente los presidentes.
Otros estados en donde desde el año pasado se apuntaló el movimiento, fueron Sonora con 9 alcaldesas; Querétaro, Morelos y Yucatán con 8 cada uno; Jalisco con 5; Nuevo León y Tabasco con 4; San Luis Potosí y Michoacán con 3, y Baja California Sur, Campeche, Colima y Guanajuato con 2 alcaldesas cada uno.
En ninguno de los municipios gobernados por mujeres desde el año pasado se han registrado incidentes de escándalo que apunten hacia una mala administración municipal.
Eso puede ser resultado de las ganas y capacidad que esas mujeres tienen para gobernar, opinó la activista Soledad Jarquín.
Pasar del discurso a los hechos
Perla Tun Pech es la presidenta electa de Cozumel, Quintana Roo. Llegó al cargo abanderada por la alianza PAN-PRD, pero ella asegura que su gobierno será de servicio a la gente. Considera esta como una inmejorable oportunidad para demostrar que una mujer puede gobernar tan igual o mejor que un hombre.
Ella no considera que las diferencias de género tengan que ver con el desempeño honesto el cargo. Más bien estima que la posibilidad de gobernar, es la oportunidad para que las mujeres dejen de lado el discurso chillón y de victimización en el que algunos opositores al movimiento de las mujeres en la política pretenden encasillarlas, para cerrarles el paso a cargos de elección popular.
“Es la gran oportunidad de pasar del discurso a los hechos”, aseguró.
Tun Pech se niega a pensar que los espacios públicos de gobierno por elección popular tengan que ser el resultado de una concesión.
“Tenemos derecho a gobernar por nuestras capacidades, y en base a ellas tenemos que hacernos respetar”, asegura.
Considera que la mejor forma de ganarse el respeto de la sociedad es hacer un trabajo de gobierno eficiente, transparente y plural. Si bien en cierto que en Cozumel no se encuentra tan arraigado el sentimiento machista, también es cierto que aún existen sectores que se niegan a la posibilidad de que una mujer sea quien los gobierne, por eso Tun Pech ha puesto como uno de sus principales ejes de gobierno el diálogo con todos los sectores de la comunidad, para que “la madurez supere cualquier vestigio de machismo”.
Ella, que se considera producto de la cultura del esfuerzo, y se reconoce como la primera empleada de la gente, está dispuesta a integrar un gobierno municipal donde todos tengan participación. Donde haya hombres y mujeres dispuestos a servir a su comunidad, para solucionar los principales problemas, en donde destaca el tema de la seguridad pública.
Para cumplir con su labor, Tun Pech cuenta no solo con el apoyo de la mayoría que le dio el triunfo, sino también su familia: su esposo y su hija de cinco años se han convertido en su baluarte al momento de tomar las primeras decisiones como alcaldesa electa.
Pero aun así, asegura que su marido no le ayudará a gobernar.
“El seguirá en lo suyo”, dice, dedicado a la actividad del buceo.
El gobierno de Cozumel será de su única y estricta responsabilidad.
El mejor consejo de gobierno que ha recibido es el de su madre. Ella le ha dicho que haga las cosas bien al frente del gobierno, porque no quiere vergüenzas en la casa.
“Porque la vergüenza es para toda la vida”.
Perla se sonríe y agradece las palabras. Dice que en su gobierno será apoyada por su hermana Gladis, la que estará al frente de los servicios de asistencia social a la familia.
El doble reto
Laura Fernández asegura que sabe de la responsabilidad que tiene.
Dice que no tiene miedo de encarar esa responsabilidad histórica, porque toda su vida ha sido de desafíosLa presidenta electa de Puerto Morelos, Quintana Roo, Laura Fernández, tiene un doble reto: encabezar el primer ayuntamiento de ese municipio recién creado y además dejar en alto el papel de la participación de la mujer en una alcaldía. Ella lo reconoce así, pero no se amedrenta. Al contrario.
Dice que no tiene miedo de encarar esa responsabilidad histórica, porque toda su vida ha sido de desafíos. Así lo ha demostrado con sus 18 años de servicio en el servicio público de Quintana Roo, donde ha sido diputada local, directora del Instituto Estatal de la Mujer, presidenta del PRI y secretaria de Turismo del gobierno estatal, entre otra actividades.
Su mayor fortaleza son sus dos hijos. El mayor ha comenzado a registrar puntualmente los compromisos adquiridos en campaña, dice que él será el primero en recordárselos para que los cumpla. Ella sabe de la responsabilidad de cumplir cuando empeña su palabra. Pero aun así agradece el gesto de su hijo.
A ella le mueve emocionalmente el haber recibido el voto de confianza de la población en general, no solo de las mujeres, sino también de los hombres que vieron en ella la posibilidad de un mejor futuro para este municipio recién creado.
El compromiso es enorme, pues la nueva administración tendrá que hacerse desde un carro de bomberos hasta patrullas, porque todos los activos municipales se quedaron en Benito Juárez, del que era parte esta localidad.
Este municipio está naciendo y con él también la posibilidad de que una mujer haga un buen papel al frente de la administración primera. Por ello el programa de gobierno de la alcaldesa electa se finca en la necesidad de mejorar los servicios de seguridad pública y suministro de drenaje y agua potable. También quiere crear un hospital regional, una universidad y un programa de sustentabilidad para el medio ambiente.
“Es un gran reto el que tenemos enfrente, pero no hay la menor duda de que lo vamos a lograr”, insiste.
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