Las pruebas de fuego de la FGR contra la corrupción
La FGR enfrenta un momento definitorio, pues tiene entre sus manos las investigaciones sobre algunos de los casos más emblemáticos de corrupción del país, los cuales no solo podrían cambiar la manera en la que se hace justicia en México, también consagrarían a la institución como un órgano verdaderamente autónomo
Rubén ZermeñoLa Fiscalía General de la República (FGR) tiene entre sus manos la investigación de una serie de casos de corrupción e impunidad que, de resolverlos en su totalidad, la consagrarían como un órgano eficaz e independiente, de no ser así, se demostraría que estamos ante una institución como la que fue durante décadas la PGR: cercana al presidente y utilizada para solapar delitos, encubrir a responsables y golpear a contrincantes.
El 20 de diciembre del 2018 nació la FGR como un órgano autónomo para investigar y perseguir los delitos del orden federal.
A partir de esa fecha han llegado a sus puertas investigaciones emblemáticas como la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Guerrero, el entramado de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht en México y el desfalco de diversos gobernadores al erario de sus entidades como presuntamente lo hizo el exmandatario de Chihuahua, César Duarte.
En días recientes la Fiscalía ha dado indicios de que dichas investigaciones van avanzando a pasos agigantados y que a diferencia del sexenio pasado, esta vez sí resolverá los casos, revelando qué fue lo que pasó en cada uno de ellos y castigando a toda la red de responsables, incluidos servidores públicos de alto nivel del sexenio pasado.
El principal reto de la Fiscalía está en no darle un uso político a estas investigaciones, ya que el emblema del Gobierno federal es combatir y castigar la corrupción.
Dichos casos también podrían ser utilizados para golpear o tratar de debilitar a sus adversarios durante el proceso electoral que está a punto de comenzar, el más grande de la historia política en México y en el que Morena ganará o perderá su permanencia como principal fuerza política.
“Si hay otros objetivos se distorsionará la investigación y todo puede quedar en decepción, de lo contrario, sin duda sería un punto benéfico a su imagen (del presidente y de Morena) porque una de las banderas que enarboló en campaña fue precisamente la del combate a la corrupción, y cuando uno habla de corrupción en el sexenio de Peña Nieto es voltear a ver el caso Odebrecht”, comenta en entrevista el periodista Raúl Olmos, autor del libro Gigante de lodo: Odebrecht y su historia de corrupción en México.
Otro de los obstáculos que deberá de enfrentar tanto la Fiscalía como el Poder Judicial de la Federación es el de la transparencia y máxima publicidad de los procesos, ya que mientras en otros países los casos de corrupción como el de Odebrecht han sido públicos, en México podría no ser así.
Caso emblema de la corrupción
El caso que simboliza la corrupción en Latinoamérica es Odebrecht, un entramado en el que la empresa constructora brasileña mediante sobornos consiguió licitaciones en más de 10 países del continente.
Por esta red de corrupción, expresidentes, empresarios y funcionarios de alto nivel han sido arrestados en otros países, menos en México.
En nuestro país a la única persona que se le ha iniciado un proceso judicial por este tema es a Emilio Lozoya, exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Con la extradición de Lozoya a México desde España, se abrirá la caja de Pandora.
De acuerdo con el periodista Raúl Olmos, su llegada a territorio nacional como colaborador e informante de las autoridades mexicanas traerá consigo confesiones que podrían tocar a las cúpulas del poder del sexenio pasado.
Nombres como los de Luis Videgaray y Pedro Joaquín Coldwell probablemente sean mencionados por Lozoya como parte de su acuerdo para reducir su condena y revelar paso por paso la red de corrupción de sobornos entre la empresa brasileña Odebrecht y el Gobierno mexicano.
“Odebrecht es una red, una trama de corrupción que involucra al poder político y económico. Por eso yo insisto en que Lozoya podría representar una pieza clave si aceptó convertirse en colaborador de la Fiscalía porque terminaría señalando a sus superiores jerárquicos, no apuntando hacia abajo, porque eso sería fabricar chivos expiatorios”, revela el periodista.
Olmos comenta que tanto el exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray, como el de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, formaban parte del consejo donde se tomaban las decisiones de la asignación de contratos como lo fue el caso de Odebrecht
“Cuando uno revisa las actas del Consejo de Administración de Pemex se da cuenta que en algunas sesiones clave, que tenían que ver con asignaciones de Odebrecht, no siempre estuvo presente Emilio Lozoya, misteriosamente se ausentaba en las sesiones clave pero sí estaban otros funcionarios de alto nivel y esos funcionarios van a ser los ases bajo la manga de Lozoya”, revela Olmos.
El periodista integrante de la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad comenta que sería una pena que la FGR solamente se enfocara en Lozoya, ya que hay documentos que señalan que los sobornos de la constructora beneficiaron a otras personas.
“Había un misterioso receptor de sobornos en nuestro país conocido como “Latino”, esta persona seguimos sin saber quién es, si solamente se enfocan en Lozoya y dejan de lado estos indicios me parece que la autoridad estará fallando a su labor”, acusa.
Olmos comenta que otro de los retos de la Fiscalía es demostrar su autonomía, ya que han surgido suspicacias de que hay un acuerdo político para no tocar al expresidente Enrique Peña Nieto, quien es señalado como uno de los beneficiarios de los sobornos.
“Valdría mucho la pena que la Fiscalía llamara a declarar al propio expresidente para que precisara qué se negoció, qué tipo de acuerdos se llevaron con Marcelo Odebrecht. Es todo un reto para la Fiscalía que demuestre su autonomía e independencia para investigar a fondo este caso”.