Los vaivenes de la toma de protesta en México; cuando el ritual presidencial se quebró
En las últimas tres décadas la toma de protesta Presidencial estuvo rodeada de múltiples cuestionamientos a quienes arribaban al poder, generándoles crisis de legitimidad en algunos casos
Indigo Staff[kaltura-widget uiconfid=”39952882″ entryid=”0_9tjk2bhf” width=”100%” height=”56.25%” responsive=”true” hoveringControls=”false” /]
Durante los primeros gobiernos en los que el PRI estuvo 71 años en el poder el ritual del Presidencialismo desbordaba halagos y aplausos al ungido por su antecesor ante un Congreso con mayoría priista, pero toda esa liturgia o solemnidad se quebró ante crisis nacionales como la caída del sistema del 88; el EZLN y el magnicidio de Luis Donald Colosio en 1994; la visita a la Basílica de Guadalupe del panista Vicente Fox en el 2000; la pelea por la tribuna de San Lázaro entre panistas y perredistas generada por la mínima diferencia del 0.58 por ciento en 2006; y las protestas violentas contra el regreso del partido tricolor en 2012.
Salinas de Gortari, la caída del sistema y el arribo de la oposición
La elección del 6 de julio de 1988 en la que triunfó el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Carlos Salinas de Gortari, es recordada por “la caída del sistema” reportada por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), entonces supervisada por el titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), Manuel Bartlett Díaz, hoy aliado del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, quien lo colocará al frente de dicha Comisión.
Antes de que el líder del PAN en San Lázaro, Diego Fernández de Cevallos reportara la “caída”, el conteo preliminar mostraba en la delantera al candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, pero al reactivarse el conteo el candidato priísta tomó la ventaja.
Los resultados oficiales entregados el 13 de julio de 1988 dieron 0.42 por ciento de los sufragios a Rosario Ibarra de Piedra; 17.07 por ciento al candidato del PAN, Manuel Clouthier “Maquío”; 31.12 por ciento para el líder de izquierda Cárdenas; y 50.36 por ciento para Salinas de Gortari.
Con 40 años de edad y ante un Congreso que ya no era dominado por los priístas, pues la oposición logró un triunfo histórico al obtener 240 de 500 diputados, Salinas de Gortari asumió la Presidencia (1988-1994) con “emoción y convicción” entre invitados especiales como el cantante Luis Miguel y la actriz y ex diputada priísta, Carmen Salinas.
“Con emoción y convicción he protestado guardar y hacer guardar la Constitución general de la República y las leyes que de ella emanan. Conozco las facultades que me otorgan; las ejerceré a plenitud para responder al mandato ciudadano. Conozco las limitaciones que la ley me impone y aquellas que la costumbre y la voz popular reclaman de mi conducta; las acataré con civismo”, exclamó Salinas de Gortari tras recibir la Banda Presidencial de su antecesor, el también priísta Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988).
Zedillo los zapatistas y la crisis tras el magnicidio
El 1 de enero de 1994 mientras entrada en vigor el entonces Tratado de Libre Comercio (TLC) entre México, Estados Unidos Y Canadá, el país arrancó el año con el surgimiento en Chiapas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), un movimiento armado integrado por hombres y mujeres indígenas, encabezados por el subcomandante Marcos, quienes reclamaban el reconocimiento a sus derechos históricos y cuestionaban al sistema político en turno y sus promesas no cumplidas
El asesinato del candidato del PRI o magnicidio de Luis Donaldo Colosio, en Lomas Taurinas en Tijuana, Baja California, el 23 de marzo de 1994, obligó lanzar al relevo al ex secretario de Educación Pública del salinismo, Ernesto Zedillo Ponce de León, entre pugnas al interior del PRI por elegir a quien sería el candidato que competiría contra Cuauhtémoc Cárdenas y el panista Diego Fernández de Cevallos, antes de que este último desapareciera por varias semanas luego de ganar el primer debate Presidencial en México del 12 de mayo del mismo año.
La elección Presidencial del 21 de agosto dio el triunfo al priísta Ernesto Zedillo con el 48.69 por ciento de los votos; el panista Diego Fernández de Cevallos logró el 25.92 por ciento de la simpatía del electorado; mientras que el perredista Cuauhtémoc Cárdenas fue relegado a un tercer lugar con el 16.59 de los sufragios.
“Sucedo, en esta investidura, a un Presidente que gobernó con visión; que con inteligencia y patriotismo concibió grandes transformaciones y supo llevarlas a cabo con determinación. Le expreso mi respeto y mi reconocimiento. Estoy seguro de que Carlos Salinas de Gortari tendrá siempre la gratitud y el aprecio del pueblo de México”, aseguró Ernesto Zedillo cuando sucedió en la Presidencia de México (1994-2000) a Salinas de Gortari el 1 de diciembre, quien le heredó la crisis económica del “error de diciembre”.
Fox y el “fin” de 71 años de la era del PRI
El nuevo siglo significó un cambio importante en la configuración del poder en México pues por primera vez el PRI no ganó la elección Presidencial lo que supuso un desterramiento del viejo sistema y la llegada de una nueva forma de gobernar.
El entusiasmo se plasmó en las urnas aquel histórico 2 de julio de 2000 cuando el candidato Presidencial panista, Vicente Fox Quesada, acabó con 71 años de régimen tricolor al vencer con 42.52 por ciento de los votos; dejando solo 36.11 de los sufragios a su contrincante más cercano, el priísta Francisco Labastida: y por tercera vez en la contienda Presidencial, Cárdenas Solórzano solo obtuvo el 16.64 de los votos; ese día muchos mexicanos festejaron en el Ángel de la Independencia el inédito triunfo.
El 1 de diciembre de ese siglo que iniciaba el panista guanajuatense de botas acudió a San Lázaro a recibir la encomienda más importante del país de manos de Ernesto Zedillo, quien ya había aceptado su triunfo aquel 2 de julio; el clima en el recinto legislativo ocurrió en total calma
“Mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión”, añadió Fox “‘por los pobres y los marginados’, y si así no lo hiciere que la nación me lo demande”, soltó el político panista que obligó una reforma al 82 constitucional para que ya no fuera obligatorio ser hijo de padres mexicanos, pues su madre era de nacionalidad española.
“Hola Ana Cristina, Hola Paulina, Vicente y Rodrigo”, continuó el ya Presidente de la República Mexicana (2000-2006) cuando recibió la Banda Presidencial entre algunos comentarios de los legisladores ante la violación al protocolo constitucional.
Incluso Fox Quesada visitó de manera pública la Basílica de Guadalupe antes de rendir protesta, lo que generó una polémica por la postura del panista ante la laicidad del Estado; también ese día comió tamales y atole con niños de la calle en el barrio de Tepito en la Ciudad de México.
Los tres minutos más recordados de la Historia moderna en México
La toma de protesta de Felipe Calderón Hinojosa ocurrió luego de su cuestionada victoria del 2 de julio de 2006 ante su oponente de la izquierda Andrés Manuel López Obrador por la mínima diferencia de 0.58 décimas porcentuales de votos; mientras el primero obtuvo 35.91 por ciento de los sufragios, el segundo solo alcanzó el 35.29 de puntos porcentuales de boletas contabilizadas.
El hecho generó descontento en algunos sectores de la sociedad que se manifestaron en algunas ciudades mexicanas, principalmente en lo que era el Distrito Federal, bastión político del candidato inconforme, reclamando un fraude y dejando un Plantón en Reforma de forma indefinida.
Setenta y seis horas antes, más de tres días, los 206 legisladores panistas se apersonaron en el recinto de San Lázaro porque sabían que los legisladores de izquierda impedirían a toda costa que Calderón Hinojosa rindiera protesta, por lo que acordaron la presencia de los 106 legisladores del bloque priísta para que existiera el quórum o número suficiente de legisladores para hacer legal la toma del poder; pese a ello los legisladores de oposición tomaron la tribuna.
A las 9:30 horas con gritos, empujones y descalificaciones entre panistas y perredistas, comenzó la accidentada sesión del Congreso de la Unión para la toma de protesta de Felipe Calderón, quien entró de manera oculta al estacionamiento subterráneo del recinto, para seguir por un acceso que lo llevó hasta la parte trasera de la tribuna de donde salió el panista.
“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidente de la república que el pueblo me ha conferido mirando el todo por el bien y la prosperidad de la unión y si así no lo hiciere que la nación me lo demande”, fue lo único que pudo decir Calderón ante un Congreso de la Unión dividido a las 9:47 horas cuando fue declarado formalmente Presidente de México (2006-2012), luego se entonó el Himno Nacional y el político michoacano salió; la ceremonia de investidura solo tardó 3 minutos.
Peña Nieto y el rechazo al regreso del PRI
Los constantes tropiezos de Enrique Peña Nieto como las críticas por no poder recordar tres autores literarios que marcaran su vida o el surgimiento del #YoSoy132 en la Universidad Iberoamericana (UIA) con protestas en su contra durante su campaña, fueron los primeros indicios de un profundo rechazo de la sociedad al candidato del PRI, identificado con el teleprompter por su incapacidad de improvisar un discurso y su sobreexposición y cercanía a una de las televisoras más influyentes de México.
El político mexiquense venció al por segunda vez candidato Presidencial, Andrés Manuel López Obrador, entre acusaciones y denuncias por compra de votos a través de las tarjetas Monex o Soriana; Peña Nieto era el candidato priísta que obtuvo 38.20 por ciento de los sufragios, frente al 32.61 por ciento del candidato de la izquierda.
El 1 de diciembre de 2012 el recinto de San Lázaro fue resguardado por miles de elementos de seguridad pública de la Ciudad de México ante la presencia de jóvenes inconformes con la investidura de Peña Nieto, quienes se enfrentaron contra miembros de la Policía Federal (PF) apostados para impedir cualquier alteración al orden público, hecho que generó decenas de heridos.
Fiel al protocolo y con protestas de pocos legisladores, Enrique Peña Nieto fue declarado Presidente de México (2012-2019) en una ceremonia que duró tan solo 15 minutos en San Lázaro y solo cinco minutos tomó para que el político mexiquense hiciera la declaración solemne y recibiera la Banda Presidencial de manos de Felipe Calderón.
La memoria sexenal es testigo clave de los profundos cambios políticos que el México moderno requirió de manera forzada para encausar las protesta sociales acumuladas ante una clase política que se alejó de sus ideales, perdiendo credibilidad ante un electorado y ciudadanía exigentes. El Movimiento del 68 forzó una reforma política en 1977 para el ingreso de nuevos actores políticos; la “caída del sistema” del 88 obligó una corrección a a la sobrerrepresentación en el Legislativo y el nacimiento en 1990 de un Instituto Electoral independiente del Poder Ejecutivo que en el 2000 permitió el comienzo de la “transición” democrática en el país.
Después de la complicada toma de protesta del 2006 el Legislativo reformó el artículo 87 de la Constitución y permitió al Presidente electo rendir protesta no solo ante el Congreso reunido en San Lázaro, también podrá hacerlo ante las Mesas Directivas de las Cámaras del Congreso de la Unión, la Comisión Permanente y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).