Megaobras de AMLO marchan a paso redoblado

AMLO pisa el acelerador para poder inaugurar las obras insignia de su administración en las fechas prometidas, aunque esto signifique reorientar a los funcionarios de su gabinete o modificar los planes que se tenían para los proyectos anunciados en un inicio
Carlos Montesinos Carlos Montesinos Publicado el
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Con el calendario encima, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el despliegue de cinco secretarios de Estado para asegurar que el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, los proyectos con los que busca detonar el desarrollo del sureste, estén listos a tiempo. Esto pues están en puerta las fechas anunciadas para la entrega de sus megaobras.

A finales de 2021 la Segob incluyó posibles atrasos en las megaobras en su Agenda de Riesgos a la Gobernabilidad y AMLO arrancó el 2022 haciendo cambios en los encargados del Tren Maya por “falta de compromiso”

A poco más de un mes para la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), programada para el 21 de marzo, la siguiente gran cita agendada será el 2 de julio, cuando se corte el listón de la refinería Olmeca, cuya construcción está a cargo de Rocío Nahle, secretaria de Energía.

A inicios del 2022, López Obrador designó a Javier May, nuevo titular del Fondo Nacional de Fomento al Turismo y, como tal, encargado directo del Tren Maya. Esto al considerar que a Rogelio Jiménez Pons, anterior director de Fonatur, le “faltó compromiso” con la obra, lo que llevó a retrasos y ajustes que elevaron en 43 por ciento su costo inicial.

Además de designar a May, el primer mandatario también anunció que las secretarias María Albores, de Medio Ambiente, y Ariadna Montiel, de Bienestar, así como los secretarios Jorge Arganis, de Infraestructura, y Román Meyer, de Desarrollo Territorial, tendrán a su cargo un tramo distinto del Tren Maya para asegurar su inauguración en diciembre de 2023.

Para analizar esta estrategia, Reporte Índigo entrevistó al doctor David Morales González, profesor de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien comenta que este “pisar del acelerador” obedece a la racionalidad, siempre emparejada al calendario electoral, con la que López Obrador ha llevado su administración.

“El Presidente anunció y no ha cambiado de objetivo en cuanto a cuáles son sus proyectos principales de infraestructura, los cuales tienen un objetivo principal, que es el desarrollo regional del sur-sureste, para eso propuso el Tren Maya, ese es uno, y el otro, más visible a nivel nacional, es su apuesta de que Dos Bocas tenga impacto en el mediano plazo en el costo de la gasolina”.

También destaca que al primer mandatario le “duelen” las críticas, más cuando se trata de sus proyectos estrella, ya que cualquier falla representa no solo un posible atraso en su entrega, sino un sobrecosto en la obra. Algo que él mismo criticó constantemente como candidato y aún durante sus primeros días en Palacios Nacional, cuando canceló el aeropuerto de Texcoco.

“Lo otro es, como él mismo lo ha señalado, que necesita funcionarios supervisando las obras para que concluyan en tiempo y forma. Él ha demostrado que pondrá estos proyectos para su conclusión en las manos de gente que sea de su completa confianza. Que estén convencidos, le hagan caso y que además los vea trabajando”
David Morales GonzálezAcadémico de la FES Acatlán

Megaobras, apuesta arriesgada

A finales de 2021, la Secretaría de Gobernación incluyó la posibilidad de que se atrasen o incluso no se completen los megaproyectos del sexenio en la Agenda de Riesgos de Gobernabilidad para este año. Poniéndolos al mismo nivel de otros aspectos de política interior como las elecciones locales, la corrupción o los conflictos territoriales en Chiapas.

El docente del posgrado de Gobierno y Asuntos Públicos opina que “entienden la gobernabilidad desde el punto de vista electoral. No es nunca un megaproyecto razón para generar puntos de ingobernabilidad. Lo es más su implementación, el Corredor Transístmico o el Tren Maya en su momento generaron oposición, protestas y eso sí es un riesgo a la gobernabilidad”.

En ese sentido, señala que, más que un riesgo a la gobernabilidad, un posible atraso en las obras significaría un golpe al proyecto que encabeza López Obrador. Recordando la refinería Bicentenario del sexenio de Felipe Calderón y el Tren México-Toluca en el de Enrique Peña, que si bien no causaron ingobernabilidad, si afectaron sus imágenes hasta el día de hoy.

“Si no se concluye un megaproyecto, más bien es el costo político. Un riesgo para la continuidad de su proyecto y de imagen como cuarta transformación inconclusa. El Presidente no quiere dejar cosas incompletas, que le digan que no cumplió y mucho menos no ser él quien las inaugure”, explica.

Morales González también comenta sobre la decisión de enfocar tantas de las capacidades de la administración pública federal en el Tren Maya y Dos Bocas, siendo que, en apenas estos dos proyectos, se estarán concentrando al menos cinco secretarios de Estado, en - cargados de agendas tan diversas como infraestructura y bienestar, durante los próximos meses

“Si ellos son los secretarios y fueron instruidos por el Presidente para cumplir ciertas tareas de capacidad técnica, capacidad política, lealtad política para llevar a cabo la agenda de Gobierno, es un paso riesgoso redirigirlos a otras tareas porque pueden abandonar para las que fueron designados originalmente y no tener buenos resultados en general”.

Igualmente, considera que el primer mandatario está dispuesto a asumir este riesgo en otras áreas de la administración pública porque calcula mucho más riesgoso el que las infraestructuras que prometió desde su campaña presidencial no estén listas en los plazos marcados.

Incluso avizora la posibilidad de que los secretarios deleguen algunas de sus responsabilidades a subsecretarios, directores generales o titulares de unidad, o simplemente las descuiden, mientras se enfocan en la compleja supervisión de los megaproyectos. Aunque también adelanta que esto no podrá evaluarse sino hasta en un futuro próximo.

“Sí es preocupante porque, de por sí, en algunas áreas, como Bienestar, lo que podemos valorar nosotros como academia y sociedad son los resultados en el combate a la pobreza y la política social, donde no han sido buenos, según señala el INEGI. No se ha logrado mover mucho el indicador de marginación y desigualdad, pero se está redirigiendo a quién coordina esa política”.

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