Las autoridades mexicanas están en medio de una encrucijada. Además de los estragos económicos, sociales y de salud a los que se enfrentan por las medidas que se han tomado para contrarrestar los efectos del Covid-19, deberán buscar la forma de combatir los incendios forestales que se gestan a nivel nacional, antes de que se expandan y agraven con la temporada de calor que se avecina en mayo.
De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional Forestal (Conafor), aún se registran 32 incendios forestales activos en 12 estados del país, los cuales han provocado afectaciones en más de dos mil hectáreas de suelo.
Un total de 40 siniestros se contabilizaron hasta el 30 de marzo, y solo ocho se han mitigado desde ese entonces. Asimismo, el número de personas capacitadas para enfrentar las llamas en todo el país se redujo a 588 personas, cuando hace apenas tres días sumaban 1421, revelan cifras de la Conafor.
Eduardo Cruz Castañeda, gerente de manejo del fuego de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), comenta que en este momento, las condiciones meteorológicas son desfavorables, a pesar de que se está en un periodo normal de sequía. Insiste en que conforme pasen los meses y se acerque el mes de mayo el panorama se volverá más crítico, ya que la vegetación entrará en estrés por la baja humedad y en consecuencia, los incendios forestales podrían darse con mayor facilidad.
El gerente de manejo del fuego comenta que el Covid-19 ha influido en que algunos de los combatientes de incendios forestales tengan que ser regresados a sus casas, ya que algunos son mayores de 60 años, otros padecen obesidad e incluso síntomas de gripa, características que los convierten en personas vulnerables ante el virus.
Panorama incierto
Un incendio forestal que no es atendido a tiempo no solo genera alteraciones al ecosistema, muchas veces las zonas conurbadas que se encuentran cerca de los siniestros se ven afectadas, porque en temporada de lluvia puede haber deslizamiento de suelo y afectar terrenos, casas y hasta el drenaje público.
Además, la salud también queda expuesta, el humo que a través de los vientos es llevado a las ciudades, puede ocasionar problemas respiratorios y en los pulmones, factores que podrían agravar los síntomas del nuevo coronavirus.
En la actualidad, los incendios activos se encuentran en los estados de Chihuahua, Nuevo León, Zacatecas, Ciudad de México, Guerrero, Morelos, Estado de México, Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Chiapas, Quintana Roo y Yucatán.
Por otro lado, los que están en proceso de liquidación se ubican en Durango, Oaxaca y Quintana Roo, de acuerdo con la información de la Semarnat.
En lo referente a las Áreas Naturales Protegidas, la Conafor reporta incendios forestales en la Zona de Conservación Ecológica Ecoguardias (Estatal), en el municipio de Tlalpan de la Ciudad de México, Parque Nacional Lagunas de Zempoala, Zona Protectora Forestal Vedada Cuenca Hidrográfica del Río Necaxa, Reserva de la Biosfera La Encrucijada, en Huixtla, Chiapas, y el Área de Protección de Flora y Fauna, Bala’an K’aax, en el municipio de José María Morelos en Quintana Roo, sin que ninguna represente un peligro debido a la intervención oportuna de los combatientes.
Para Mayra Jiménez, directora de la organización ambiental, Manos a la Tierra, el problema con los incendios forestales tiene un origen sistémico, ya que al ser el hombre el principal responsable de originarlos, no se da cuenta de que los recursos naturales son invaluables y no simples objetos con los cuales se pueden obtener ganancias.
La directora de Manos a la Tierra insiste en que las políticas actuales no le dan prioridad a los temas ambientales, ya que la mayoría de las iniciativas son creadas en el escritorio y no desde la experiencia de campo, lo cual impide que se detecten las necesidades urgentes.