México, un refugio en riesgo
Para los migrantes que llegan huyendo de sus países en busca de asilo, poder llevar a cabo el trámite se ha vuelto una tarea casi imposible, sin embargo, EU intenta convertir a México en una tercera nación segura a pesar de los niveles de violencia en el país y de que no cumple con los requisitos establecidos por la Acnur
Mariana Recamier[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_6b4kmlb1″ responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] Carlos Madrid Pacheco es un joven hondureño de 21 años que vive en el Albergue Tochan, una casa para migrantes ubicada en la colonia José María Pino Suárez en la Ciudad de México.
Este hombre centroamericano ya ha intentado dos veces conseguir el estatuto de refugiado en México, un país que le parece está lleno de oportunidades para alguien que proviene de una nación violenta.
La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) le negó el asilo por falta de pruebas. Después de que le dijeron que la resolución a su solicitud era negativa, Carlos estuvo dos años en trámites legales, interpuso apelaciones, asistió a cientos de citas con su abogada y nunca logró recibir resguardo del gobierno mexicano.
“Se supone que es un periodo de tres meses, entonces pasó ese tiempo y no tuve respuesta alguna. Luego me dijeron que no me podían dar refugio, entonces puse la apelación y esa duró el resto de los dos años. En ese tiempo estuve siempre en las citas, siempre con una licenciada. Así fue corriendo el tiempo hasta que pasaron los dos años”, describe Carlos.
La COMAR argumentó que no le otorgó refugio al hondureño por falta de pruebas que comprobaran que su vida corría riesgo en su país de origen.
Carlos decidió migrar por primera vez a México porque estaba escapando de las pandillas criminales de su país. Afirma que estos grupos obligan a los jóvenes a trabajar con ellos y si alguien se niega, lo matan. Él no quería cometer delitos, pero tampoco deseaba morir, es por eso que decidió viajar a México.
“Cuando llegué aquí se me negó el refugio porque Honduras es bastante grande y dijeron que podía vivir en algún otro lugar. Cosa que no es cierto porque si tienes algún problema de este tipo, pues ellos también tienen una red muy grande y hasta te encuentran en otro país”, describe.
Cuando no le dieron su acreditación como refugiado después de dos años de trámites legales, Carlos se desesperó y decidió regresar a Honduras porque sin documentos era muy difícil conseguir trabajo. Pero en mayo regresó a México porque no soportaba la situación de desempleo en Centroamérica.
La situación de Carlos es similar a la de otras personas que llegan a México para solicitar asilo, pero muchas de éstas ni siquiera reciben una resolución en el plazo que indica la legislación mexicana.
Desisten ante las trabas
De acuerdo con la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político, se indica que las solicitudes se tendrán que resolver en un plazo máximo de 45 días y la comisión de refugiados no da respuestas después de más de 12 meses, según registros de albergues y organizaciones de migrantes.
La falta de eficacia por parte de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados ha provocado que muchas de las personas que buscan refugio en México abandonen sus trámites y regresen a sus países de origen.
En 2017, el último año que COMAR publicó un informe, esta dependencia tenía admitidas 14 mil 596 solicitudes de asilo y 7 mil 719 sin resolución, es decir, este organismo cuenta con un rezago cercano al 60 por ciento de los procedimientos iniciados a nivel nacional.
Como consecuencia del sismo del 19 de septiembre, el 30 de octubre de 2017 fue publicado en el Diario Oficial de la Federación un acuerdo por el que se suspenden los plazos y términos que lleva a cabo la COMAR en la Ciudad de México, afectando a las personas que ya llevaban meses esperando la resolución de sus casos de asilo.
Esto demuestra que la comisión tiene problemas para resolver las solicitudes de asilo. Lo que puede provocar un problema grave considerando que México podría convertirse en un tercer país seguro a partir de las negociaciones entre el gobierno estadounidense y mexicano.
El asilo político y humanitario en México tiene una larga tradición. En el siglo pasado, políticos, artistas y científicos llegaron al país para resguardarse.
Hoy el gobierno del presidente de Estados Unidos Donald Trump pretende que México se convierta en un tercer país seguro, sin embargo, para activistas y organizaciones que trabajan en pro de los derechos de los migrantes el país no cumple con los requisitos que pide la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).
México: ¿un tercer país seguro?
Un tercer país seguro es el Estado donde un solicitante de asilo puede recibir protección como refugiado y donde ha estado físicamente presente antes de llegar al país donde busca asilo, de acuerdo al Glosario de términos claves relativos a la protección de los refugiados de Acnur.
México no podría ser una tercera nación segura porque no cumple con los requisitos que pide la Acnur para esto. Según un documento sobre consideraciones legales de la agencia de refugiados, antes de admitir a una persona al tercer país se debe evaluar si la nación podría otorgar a ésta el acceso a un procedimiento justo y eficiente para la determinación de la condición de refugiado.
Otro de los requisitos es que la nación pueda otorgar al interesado estándares de tratamiento acordes con la Convención de 1951 y con las normas internacionales de derechos humanos.
Estos derechos incluyen que no exista un riesgo real de que la persona sufra tortura, penas crueles o tratos inhumanos y degradantes en el tercer país. Tampoco tendría que darse un riesgo real contra la vida de la persona ni que ésta sea privada de su libertad en el tercer Estado sin las garantías del debido proceso.
La discusión sobre México como un tercer país seguro comenzó cuando funcionarios estadounidenses y mexicanos declararon de forma anónima a medios de comunicación de Estados Unidos que los gobiernos de ambos países realizaron una reunión el pasado jueves 17 y viernes 18 de mayo en Washington. Este encuentro tenía como finalidad negociar que México se convirtiera en un país refugio para quienes quieren llegar a territorio estadounidense.
El compromiso del tercer país seguro pretende que todos los migrantes no mexicanos que solicitan asilo en territorio estadounidense pidan primero asilo en México antes de llegar a Estados Unidos.
“La orden es aceptar el papel de tercer país, siempre y cuando el gobierno de Estados Unidos acepte condiciones como la de no imponer este 1 de junio los aranceles a nuestras exportaciones de acero y aluminio y que sea flexible en la negociación de algunos capítulos del TLCAN, como es el caso de las reglas de origen para los automóviles”, dijo al medio de comunicación ‘Político’ el funcionario mexicano que solicitó mantener en anonimato su nombre.
Según la fuente del gobierno mexicano, Luis Videgaray, secretario de Relaciones Exteriores, tomó la decisión de aceptar la exigencia de Trump a cambio de condiciones relacionadas con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Más de seis años de violar la ley
Gabriela Hernández Chalte, coordinadora del Albergue Tochan, trabaja con migrantes desde hace seis años y desde entonces es testigo de que la COMAR rechaza la mayoría de solicitudes de asilo de las personas que llegan a la casa de migrantes que dirige.
“Aunque las historias de cada persona cumplen todos los términos para el reconocimiento de refugio, nos damos cuenta que desde hace seis años los preceptos internacionales no se cumplen en nuestro país y de ahí nuestra inquietud cuando nos damos cuenta que se está pensando a México como un tercer país que reciba a refugiados”, explica.
En poco más de un lustro, la coordinadora ha sido testigo de que 672 personas han esperado por lo menos un periodo de seis meses la resolución a sus solicitudes de asilo. De ese total, sólo 15 migrantes obtuvieron el estatus de refugiados, pero esta credencial no los ayudó para adaptarse en México.
“Aún siendo refugiados tuvieron que irse de México porque no habían las condiciones de trabajo, educación y salud para que ellos se insertaran en nuestra sociedad”, describe Hernández Chalte.
La coordinadora agrega que una persona que obtiene estatus de refugiado no tiene garantías de lograr establecerse en México porque este documento no es conocido por fuentes laborales y bancos. Hernández Chalte considera que la falta de difusión no permite que los extranjeros se establezcan.
“Los empleadores y los banqueros piensan que la tarjeta que te identifica como refugiado es un juguete. Si en esa cuestión tan simple no tienen las políticas de difusión necesarias, menos creo que puedan tener el derecho al trabajo o a la vivienda”, asegura Hernández Chalte.
La mujer que coordina el albergue admite que las dificultades para encontrar empleo y vivienda son problemas que enfrentan muchas personas en México, no obstante, opina que estos derechos básicos deberían estar garantizados para los refugiados si se piensa en un tercer país seguro.
“Si se supone que vamos a ser un tercer país seguro esas cuestiones habría que tenerlas garantizadas y nosotros hemos visto en la práctica que ni siquiera el gobierno mexicano tiene políticas de difusión para que los documentos que ellos entregan, como las credenciales que dicen residente permanente o refugiado, sean reconocidos por instituciones dentro del propio gobierno o bancos”, admite la coordinadora.
Discriminación por aspecto
Hernández Chalte comenta que se no se estudia a conciencia el expediente de cada una de las personas que solicitan asilo en México.
“Quienes hayan pertenecido por trabajo forzado a una mara no los aceptan y a los que tienen demasiados tatuajes no los aceptan aunque el tatuaje no sea el tradicional de la mara. Hubo un caso aquí de un salvadoreño que le pusieron en su documento de rechazo ‘por los tatuajes no lo aceptamos’. Metió el caso en Conapred”, manifiesta.
El albergue que se encuentra en José María Pino Suárez tiene solicitantes de asilo que provienen de Centroamérica y Venezuela. A partir de convivir con migrantes de estas nacionalidades, la coordinadora percibe que la COMAR otorga más rápido la carta de aceptación de solicitud de asilo a venezolanos.
“En un día le dieron su carta de aceptación del caso a un venezolano. Al que proviene de Honduras han pasado 10 días y no le han dado carta”, describe.
En este sentido, organizaciones civiles afirman que México no podría convertirse en un tercer país seguro. La red nacional de organismos civiles de derechos humanos ‘Todos los Derechos para Todas y Todos’, a la que pertenece Albergue Tochan, presentó el 18 de mayo una carta a las Secretarías de Relaciones Exteriores y de Gobernación para expresar su preocupación frente al acuerdo para convertir a México en un tercer país seguro.
“Como organizaciones sociales defensoras de los derechos humanos y de las personas migrantes y refugiadas, expresamos nuestro total rechazo a una iniciativa que no sólo es indigna, inhumana y carente de ética, sino contraria al Derecho Internacional de los Refugiados y de Derechos Humanos” cita la misiva.
Las red integrada por 84 organizaciones en 23 estados de la República comparte en la carta que su mayor preocupación radica en que la implementación de este mecanismo no se traduce en una efectiva protección a personas solicitantes de asilo.
Este grupo agrega que en los últimos años las políticas que México ha ejecutado a través del INM y COMAR han resultado “devastadoras” en términos de protección a las personas migrantes y refugiadas.
La red de organismos destaca que la Comisión Nacional de Derechos Humanos en su recomendación 14/2018 señala casos de tortura al interior de las Estaciones Migratorias.
Para cerrar la carta, las organizaciones exigen que se suspenda el diálogo sobre este tema con los Estados Unidos hasta que toda la información sea pública y hasta que el nuevo gobierno que surja del proceso electoral federal asuma sus funciones.
Nadie se salva de la violencia
Carlos no sólo se ha enfrentado a la dificultad de pedir asilo en México. También ha tenido que lidiar con asaltos. Cuenta que cuando entró a territorio mexicano por segunda vez fue asaltado por la policía federal.
“En Orizaba, Veracruz, los policías que están en la estación del tren están asaltando a todos los migrantes que llegan ahí. Si no se bajan antes para rodear, son asaltados por los policías. A mí me quitaron un teléfono”, describe el joven.
El hondureño cuenta que fue asaltado a la par de otros 20 migrantes. La policía federal les quitó todo lo que cargaban en las mochilas: celulares, un poco de dinero y su comida.
“Habíamos estado pidiendo en Tierra Blanca y lo que traíamos era muy poco, todos traíamos de veinte a cincuenta pesos y nos quitaron todo. Nos vaciaron las cosas que traíamos, la mochila, te sacan todo, la comida que nos habían regalado nos la tiraron, comimos hasta que llegamos a Puebla”, comenta.
Carlos agrega que este tipo de asaltos son comunes. Cuando entró por primera vez a México, por Tenosique, Tabasco, le tocó ser testigo de un robo por parte de grupos del crimen organizado.
“Esa vez no me quitaron nada porque no traía nada, pero igual a los compañeros les quitaron lo que traían, zapatos, teléfonos, sábanas, todo”, apunta.
Activistas y migrantes consideran que México tampoco puede ser un tercer país seguro por la violencia que existe en el territorio mexicano contra los migrantes.
Estos datos son el resultado de “Forzados a huir del Triángulo Norte de Centroamérica: Una crisis humanitaria olvidada”, un investigación presentada en 2017 por la organización de médicos.
“A nosotros nos parece increíble que después de que los hondureños y salvadoreños vienen huyendo de las maras y salgan de su país expulsados por temor a que los maten, en el camino los mata el crimen organizado. Hay mucho ese contubernio entre autoridades y crimen organizado. En ese sentido, no les podemos garantizar esa seguridad por la que salen de su país de origen”, argumenta Hernández Chalte, coordinadora del Albergue Tochan.
De acuerdo con las entrevistas realizadas a 467 pacientes entrevistados, 39.2 por ciento mencionó que fue víctima de ataques directos o amenazas, así como episodios de extorsión y reclutamiento forzado por bandas criminales.
“Nosotros aún tenemos muchos problemas de derechos humanos. Nos estamos enfrentando a situaciones de violencia, hay mucha gente en otros estados que se ha tenido que movilizar de sus comunidades por el crimen organizado y por las desapariciones forzadas. Hay graves problemas en México como para hablar de un país seguro para refugiados”, opina Carreño Nigenda, coordinadora de Atención y Servicios en Sin Fronteras.
El lado positivo
Carolina Carreño Nigenda, coordinadora de Atención y Servicios en Sin Fronteras, opina que la posibilidad de que México se convierta en tercer país seguro podría ser una oportunidad para que el gobierno mexicano mejore sus instituciones de atención a migrantes y refugiados.
“Si bien México llega a convertirse en un país seguro, espero que eso tenga como respuesta el fortalecimiento de las instituciones como la COMAR, el Instituto Nacional del Migrante, la Secretaría del Trabajo; algo que tendría que devenir en el mejoramiento de las condiciones de vida de los solicitantes de refugiados en México”, finaliza la coordinadora.