En punto de las 5 a.m. el ruido empieza a invadir la casa de los Oblea González. Es el señor José Luis, se está alistando para trabajar, para ser parte del negocio que ha impulsado junto a su familia desde hace ocho meses.
Así, entre un espacio aún silencioso, comienza a calentar un gran cazo que está en el segundo piso de su casa. Va a preparar carnitas, la famosa receta que aprendió hace años gracias a un antiguo amigo de Quiroga, Michoacán.
Mientras tanto, su familia se despierta para preparar lo que hace falta en la cocina, dejando los limones cortados, los jitomates cocinados y el horno precalentado para dorar los birotes, piezas esenciales de las tortas ahogadas.
Desde abril pasado, la familia Oblea González creó Biroté, un negocio de delivery enfocado en este platillo insignia para los tapatíos, pero también en los tacos dorados con col, cebolla morada y salsa de tomate, y en las típicas jericallas en tazón de barro.
Esta idea nació a inicios del 2020 cuando, en medio de una cena familiar, Marisela, la hija del señor José Luis, lanzó la propuesta, una idea que puso a todos a pensar, sobre todo porque es el platillo que los ha acompañado toda la vida.
Marisela González, esposa de José Luis, les preparaba esta receta de su tierra natal a sus hijos desde que eran niños, acostumbrándolos a su sabor y modo de preparación; sin pensar, por supuesto, que en un futuro sería parte de su sustento familiar.
Al mencionar la propuesta, la única intención de la joven era apoyar principalmente a sus padres, quienes, debido a la pandemia por coronavirus, debían cerrar su distribuidora de material eléctrico, el negocio que los había apoyado económicamente durante años.
De acuerdo con la señora Marisela, dicho establecimiento fue su soporte y el de su esposo para sacar adelante a sus dos hijos y sean lo que son hoy: un ingeniero industrial y una licenciada en Odontología.
“El concepto (de Biroté) surge a partir de la pandemia, evidentemente la pandemia te cuestiona tu esencia y te cuestiona qué es lo que en realidad te apasiona, y bueno, con todo esto del semáforo rojo nos empezaron a orillar a cerrar el negocio que tenían mis papás, entonces en ese cuestionamiento de ‘¿en qué somos buenos cada quien?’ decidimos hacerlo”, comparte el hijo de la señora Marisela, José Luis.
De ese modo, mientras el señor José Luis es el encargado de preparar las carnitas, la cocina de su casa se adapta cada fin de semana para que su esposa aliste las salsas en las que ahoga las tortas, y su hija rellene los birotes calientes con frijoles refritos y carne, o bien, queso panela con tomate, orégano y aceite de oliva.
Por su lado, y a solo unos pasos de distancia, José Luis tiene listos sobre la mesa del comedor diferentes vasos para verter las salsas, la cebolla morada, la col, y los limones. Pero además, va atendiendo a los clientes a través de las redes sociales de Biroté.
En entrevista, José Luis admite que sin duda se siente orgulloso de lo que se ha podido lograr en tan poco tiempo junto a su familia, un sentimiento que intenta transmitir cada fin de semana al hacer las entregas.
“Nos sentimos muy orgullosos y es lo que tratamos de transmitir siempre, o sea, nosotros no vendemos tortas ahogadas, sino todo el esfuerzo que hay detrás, lo que a veces perdemos de vista cuando vamos a algún negocio pequeño o a alguna industria local, que lo que está vendiendo no es ese producto que está ahí, en realidad hay muchas horas de esfuerzo que equis número de personas trabajaron para que tú hoy lo veas y lo disfrutes”, dice el joven de 29 años.
Valor a los trabajadores
Hace ocho meses, para generar el sustento que estaban a punto de perder con el cierre de su negocio, la familia Oblea González no pensó en obtener algo de dinero con la venta en Internet del material eléctrico, ni con consultas odontológicas ni asesorías en el sector bancario, sino que se enfocaron en lo que más los une: la tradición gastronómica.
Y aunque sabían cómo crear un gran plato, el negocio del delivery lo desconocían, llevándolos a aprender algo nuevo cada día.
En su primer día de venta, por ejemplo, José Luis admite que fue un caos, sobre todo porque era la primera vez que hacían tortas ahogadas a gran escala; sin embargo, agradecieron la recepción que desde entonces les dio la gente al confiar en ellos.
En ese sentido, agrega que así como diferentes personas han ido apoyando su concepto, ellos a su vez ayudan a sus proveedores y vendedores locales, personas que en realidad nadie sabe el esfuerzo que hay detrás de su producto o negocio.
Así, con las enseñanzas que ha aprendido hasta entonces con Birtoté, la familia Oblea González comparte que se ve por mucho más tiempo en este nuevo negocio, sobre todo con la esperanza de que puedan revolucionar el mundo del delivery, una experiencia que hace falta explotar y enriquecer.