PAN, la fractura inminente

El Partido Acción Nacional entrará al proceso electoral del 2018 en medio de una crisis interna de grandes dimensiones.

Mientras desde el Comité Ejecutivo Nacional se declara un estado de guerra contra el PRI, un grupo de legisladores se opone a esa postura y más bien se dicen listos para llegar a acuerdos con el tricolor.

“¿Cómo que estamos en franca guerra contra el PRI?, si con el PRI nos tenemos que poner de acuerdo para sacar adelante toda esta agenda legislativa”
Javier LozanoSenador panista con licencia
La crisis interna del PAN se ahondó con la revelación sobre el crecimiento meteórico del patrimonio de Ricardo Anaya y su familia
El acercamiento con el PRD podría derivar en que los militantes de ese partido volteen a ver a José Antonio Meade, hoy secretario de Hacienda, como un candidato al que pueden apoyar

El Partido Acción Nacional entrará al proceso electoral del 2018 en medio de una crisis interna de grandes dimensiones.

Mientras desde el Comité Ejecutivo Nacional se declara un estado de guerra contra el PRI, un grupo de legisladores se opone a esa postura y más bien se dicen listos para llegar a acuerdos con el tricolor.

Estos panistas argumentan que la aspiración de su dirigente nacional, Ricardo Anaya, para ser candidato presidencial del blanquiazul, pone en peligro acuerdos legislativos para sacar reformas pendientes en el Congreso que son importantes para los gobernadores de su partido, como la Ley de Seguridad Interior o el mando mixto policial.

A esto se suma la transición de la PGR a la Fiscalía General de la República, en la que el PRI busca colocar al actual procurador, Raúl Cervantes, lo que algunos panistas no ven con malos ojos.

El rompimiento en las filas del PAN llega justo en los albores del proceso electoral del 2018, que arranca el próximo 8 de septiembre.

Dos frentes

Las diferencias al interior del Partido Acción Nacional comenzaron en el 2016, cuando Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle y otros panistas, pidieron a Ricardo Anaya que hiciera públicas sus intenciones de participar en la contienda por la candidatura presidencial del blanquiazul.

Anaya hizo oídos sordos a la petición.

Aun no llegaba siquiera la fecha de la elección, el 4 de junio pasado, cuando Anaya dio a conocer, junto a la presidenta nacional del PRD, que ambas fuerzas preparaban ya la conformación de un frente opositor para sacar al PRI de la presidencia de la República.

La crisis interna se ahondó con la revelación que hizo el diario El Universal sobre el crecimiento meteórico del patrimonio propio y de la familia de Ricardo Anaya en los últimos años.

Anaya acusa que el golpe mediático proviene del Gobierno federal por la postura de la Comisión Permanente, máximo órgano de decisión del PAN, de no permitir que Cervantes pase directamente a la Fiscalía General de la República y esté ahí por 9 años.

Después de la publicación de las notas sobre su patrimonio y el de su familia, Anaya declaró que el PAN está abiertamente en guerra con el PRI.

“Estamos en una batalla frontal contra el PRI en tres frentes: el del fiscal a modo, que no lo vamos a permitir; dos, el PRI hoy está en todas las encuestas en tercer lugar y van a hacer todo lo posible por atacar al PAN. Van a tratar de evitar a toda costa el Frente Amplio Opositor, para repetir el panzazo irrepetible que tuvieron en el Estado de México, porque saben que si logran que toda la oposición vaya fragmentada y dividida van a ganar; y tres, no es una alianza entre partidos, sino con la sociedad civil, académicos, intelectuales y sociedad en general”, aseguró Anaya.

Esta postura, sin embargo, no es compartida por todos los panistas, que ven un error en el anuncio de Anaya de romper definitivamente con el PRI en un momento en que hay tantas tareas pendientes, sobre todo en el Congreso de la Unión.

El asunto hizo que hasta el senador con licencia, Javier Lozano, regrese a su escaño en el Congreso para sumarse a las filas de quienes están en contra de la posición del dirigente nacional panista.

“Es indispensable impulsar en el Congreso de la Unión la agenda pendiente en materia de Seguridad Interior; Mando Mixto Policial; Sistema Penal Acusatorio; Sistema Nacional Anticorrupción, así como la concreción de la Fiscalía General de la Nación. Es imperdonable que, a estas alturas, esos puntos sigan en la congeladora del Poder Legislativo”, consideró Lozano, en una carta pública donde dio a conocer su intención de volver al Senado.

Lozano dejó el Congreso de la Unión para sumarse al gobierno de Antonio Galí, en Puebla; su regreso al Legislativo obedece no solo a que quiere buscar la candidatura de su partido a la gubernatura de Puebla, sino a la postura que Anaya quiere imponer a los panistas.

“Esto es una declaración absolutamente unilateral del presidente del partido. ¿Cómo que estamos en franca guerra contra el PRI?, si con el PRI nos tenemos que poner de acuerdo para sacar adelante toda esta agenda legislativa. Y no lo digo solamente yo, lo dijeron los gobernadores uno por uno (…).

“(Es) una declaración unilateral de guerra al estilo Trump por parte de nuestro presidente nacional. Eso me parece que está muy mal y nosotros como legisladores, por lo menos un grupo de legisladores del PAN, no pensamos de la misma manera”, sentenció Lozano en una entrevista con Radiofórmula.

De continuar, esta división de opiniones sobre la postura que tendrá el PAN en el Congreso provocará aún más inestabilidad en el blanquiazul, justo cuando deberían estar concentrados en elegir a quien los representará en el proceso electoral del 2018.

Otras crisis

Mientras Ricardo Anaya enfoca sus energías en sacudirse el escándalo de su fortuna inmobiliaria, el PAN enfrenta otras crisis que le pasarán la factura en el arranque del proceso electoral.

Por un lado, los aspirantes panistas a la candidatura presidencial, Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle, lamentan la indefinición al interior del partido hasta para definir cuál será el método que seguirán para escoger a su abanderado, mientras los otros partidos avanzan hacia la contienda electoral.

A esto se suma la posibilidad de que José Antonio Meade, el secretario de Hacienda, sea candidato del PRI a la presidencia de la República.

Meade ha trabajado como servidor público en administraciones del PRI y del blanquiazul.

La crisis, los escándalos al interior del PAN y el acercamiento con el PRD por el frente opositor, derivarían en que los militantes de ese partido volteen a ver a Meade como un candidato al que pueden apoyar.

El propio Ricardo Anaya reconoció el fin de semana que los panistas podrían decidir apoyar al PRI si tiene un candidato con el que se identifiquen.

“(En el PRI) están planeando buscar un candidato que tenga un perfil más o menos afín, que los ciudadanos panistas puedan decir ‘Con tal de que no gane López Obrador, entonces vamos a apoyar a ese candidato’. Ese es el diseño estratégico del PRI”, aceptó Anaya.

Los panistas enfrentan pues una crisis interna que puede llevarlos a una fractura de proporciones descomunales que podría hacerlos perder el segundo lugar que tienen en todas las encuestas de preferencia electoral rumbo al 2018.

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