El PRD en el Distrito Federal fue el gran ganador, pero al mismo tiempo el gran perdedor de la jornada electoral. Mantuvo su mayoría en la delegaciones, pero sufrió un revés en los distritos para diputados.
Aunque el presidente de ese instituto político, Raúl Flores, se adelantó a festejar el triunfo del Sol Azteca en nueve de las 16 delegaciones políticas, el líder de Morena, Martí Batres Guadarrama, hizo lo propio al referir que habían triunfado en ocho.
Ambos partidos se disputaban como propia la victoria en Iztapalapa y Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero e Iztacalco, adelantando con ello que harán los respectivos reclamos para defender su triunfo en estos territorios.
En Benito Juárez, el PRD enfrentó una situación semejante pues el PAN (partido que históricamente ha gobernado la demarcación) anunció que retenía esta delegación.
Pese al anunciado triunfo del perredista David Razú en Miguel Hidalgo, el PAN en el Distrito Federal aseguró que había recuperado esa delegación que por años fue bastión panista.
En Cuajimalpa el escenario parecía estar claro para todos los partidos políticos en el sentido de que la fórmula PRI-PVEM retenía el gobierno delegacional en sus manos.
La jornada electoral transcurrió en medio de acusaciones mutuas de acarreos, compra del voto; incluso se presentó ante el Ministerio Público a una funcionaria de casilla de la delegación Coyoacán a la que se le acusó de duplicar los votos.
Como incidentes relevantes, la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) registró que en una casilla de Nativitas, delegación Benito Juárez, tres hombres realizaron disparos, lo que motivó una persecución policiaca hasta la detención de dos de ellos. Raúl Flores, presidente del PRD en el Distrito Federal, proclamó el triunfo de su partido en nueve delegaciones.