La rehabilitación del río Pesquería se ha convertido en solo una promesa de las autoridades. El creciente problema de contaminación en el afluente de 83 kilómetros de largo no encuentra solución y es una amenaza latente para 5 municipios metropolitanos de Nuevo León.
Condenado a ser utilizado como recolector de desechos y basura, este cauce padece de la falta de interés de los gobiernos, quienes se comprometen a cambiar la situación pero solo en el discurso.
El rescate de un cocodrilo en el río la semana pasada exhibió el estado en el que se encuentra, ya que las tareas se complicaron debido a los factores presentes en el afluente que atraviesa los municipios de Monterrey, Escobedo, Apodaca, Pesquería y García.
En 2014, la delegación de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) de Nuevo León, firmó un convenio, donde se otorgó facultades a esos municipios para inspeccionar, sancionar y vigilar Pesquería.
El entonces alcalde de Apodaca, Raymundo Flores, logró que el Cabildo aprobara multas de hasta 100 salarios mínimos para quien contaminara el río.
El tiempo pasó, los castigos no fueron suficientes o no se puso atención y la contaminación continúa.
Para el ecologista Guillermo Martínez Berlanga, los alcaldes van y viene y no hacen nada por el río. “No entienden la importancia de los ríos urbanos como el Pesquería, deben entender que si se pierden los ríos urbanos se colapsa la ciudad”, explica.
“Echa un vistazo a cualquier ciudad del mundo en países como Alemania y Francia, y ves como cuidan los ríos. Tienen 25 años diciendo que regeneran el río Pesquería”, señala el experto.
Para 2016, una nueva iniciativa de la Asociación Metropolitana de Alcaldes (AMA) de Nuevo León denominada “Rescatemos el Río Pesquería”, abrió la puerta para mantenerlo limpio.
Los alcaldes Adrián de la Garza, de Monterrey; Clara Luz Flores, de Escobedo; Óscar Cantú, de Apodaca; César Valdés, de García y Miguel Ángel Lozano, de Pesquería, así como Óscar Gutiérrez Santana, director general de Cuencas Centrales del Norte de la Conagua, se comprometieron a apoyar el proyecto.
Hoy todos los alcaldes antes mencionados buscan reelegirse o brincar a otro escaño político, y el proyecto corre el riesgo de quedar otra vez en el olvido, tal como ha ocurrido últimamente.
“Tendrían que aplicar la cero tolerancia, (los alcaldes) saben quien contamina, saben quién hace las descargas toxicas, y no se hacen los muestreo necesario por las autoridades, están pintadas”, asegura Martínez Berlanga.
El ecologista culpó a las empresas, constructoras y quienes trabajan con materiales tóxicos en Nuevo León, de ser los principales promotores de la contaminación del río Pesquería.
“El tema es muy serio, y me preocupa, porque nuestras autoridades son totalmente ignorantes ambientales, debería entender que si se pierde los ríos se colapsa de la ciudad”, concluye.
Peligro para especies
El biólogo de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), Antonio Hernández, quien la semana pasada recorrió el río, asegura que se tendría que aterrizar el proyecto de regeneración de este cause, al señalar que existe una diversidad de animales.
“La calidad del agua seguramente debe de estar fuera de norma (…) pero solo se queda ahí a medidas este tipo de proyectos, y luego ocurre que la diversidad se adapta, pero no son las condiciones idóneas del río, y es necesaria la restauración desde el punto de vista de conservar especies”, explica.
El experto agrega que hablar de esta cause, que prácticamente inicia desde Ramos Arizpe, Coahuila y recorre casi todo el estado de Nuevo León de oriente a poniente, es muy importante ya que es una región hidrológica prioritaria y una zona para conservación de especies.
“Esta cuenca es un sistema acuático de mucha relevancia, necesita un proceso de restauración ecológica. Por las descargas que tiene de industrias, sobre todo del área de García, y a su paso por Monterrey”, advierte.
Focos rojos
Expertos de la UANL comenzaron un estudio sobre los elevados índices de contaminación del río Pesquería, en el cual arrojó que la situación era dramática.
La investigación señala que el afluente presentaba alto grados de contaminación en varias zonas, que era imposible la supervivencia animal.
Se detectaron impactos de basura, escombro, descargas residuales, rellenos y asentamientos humanos. Se inició una campaña para rescatar este cauce, pero hasta el momento sin éxito.
“Todavía se puede salvar el río Pesquería, por eso estamos aquí, ya que es viable salvarlo y todos podemos ser parte de este proyecto”, indica Adrián Leonardo Ferriño Fierro, investigador de la Facultad de Ingeniería Civil de la UANL.