Salvador Larios, otro presunto culpable
Salvador Larios Alcázar, egresado de Mercadotecnia por la Universidad Anáhuac nunca imaginó lo que iba a vivir.
Hace seis meses, una acusación sin fundamento legal cambió por completo su vida.
Ahora una condena injusta que le impuso el Juez 64 Penal del DF Casiano Morales, 14 años de pena siendo inocente, podría destrozar su destino.
La premura por cerrar los casos, la incapacidad para integrar correctamente los expedientes y la falta de una investigación a fondo, ocasionan que en México muchos sean sentenciados siendo inocentes.
Georgina Howard
Salvador Larios Alcázar, egresado de Mercadotecnia por la Universidad Anáhuac nunca imaginó lo que iba a vivir.
Hace seis meses, una acusación sin fundamento legal cambió por completo su vida.
Ahora una condena injusta que le impuso el Juez 64 Penal del DF Casiano Morales, 14 años de pena siendo inocente, podría destrozar su destino.
La premura por cerrar los casos, la incapacidad para integrar correctamente los expedientes y la falta de una investigación a fondo, ocasionan que en México muchos sean sentenciados siendo inocentes.
Son los presuntos culpables que cargan con los errores del sistema judicial.
Fue aprehendido hace seis meses, sin ninguna orden de presentación previa. Salvador Larios, a sus 26 años, se debate por demostrar su inocencia.
Un video lo condena
El 29 de agosto de 2011 a las 12:30 de la mañana, una camioneta con tres sujetos ingresó al Club de Golf México. Con armas de fuego ingresaron a la casa de María de Lourdes García Molliendo y Alfonso Antonio Rosado Buzzo.
Con violencia los sometieron junto con Elizabeth Mendoza Espitia y Eva Franco Hernández, personal doméstico, para apoderarse de cómputadoras y teléfonos celulares por un valor de 89 mil 170 pesos.
Ese mismo día, a las 20:37 horas, ingresó una camioneta gris a la misma privada. La conducía Salvador Larios junto con su amigo Arturo Alejandro Givaudan Molina.
Iban a cenar a casa de su amigo Juan José Gómez Castillo, quien vive en el Club de Golf México.
Venía de su trabajo en la empresa Vimar de México, ubicada en Azcapotzálco y donde sostuvo una reunion de trabajo hasta las 14:30.
En la junta estuvieron sus compañeros de trabajo Marlene Jennifer Hernández Ruiz, Griselda Jael Torres Montoya e Iván Flores López.
Al día sigiente del robo, los agraviados identificaron a las personas que cometieron el delito en un video que registró las entradas y salidas a la privada.
Sin embargo, en dicho video no se reportó la entrada de la camioneta con los tres sujetos a las 12:30, solo la que ingresó a las 20:37 y que conducía Larios Alcázar.
Son los mismos denunciantes, y no el personal de seguridad o el Ministerio Público, los que aportan esta prueba a la averiguación previa, un mes después de los hechos.
Esa situación resulta muy extraña, denuncia Jose Luis Camposeco Barradas, defensor del indiciado.
“Si un denunciante encuentra o identifica a quien supuestamente comete un robo, ese mismo día entregas el video como prueba y no un mes después”.
Esa es una de las primeras irregularidades. Además de que los horarios no corresponden.
Fue hasta seis meses después, sin orden de aprehensión ni de presentación “que nunca existieron en el expediente”, relata el abogado, cuando el MP detiene de manera ilegal a Salvador Larios.
A través de una cámara de Gesell y siendo la única persona presentada ante los denunciantes, los agraviados lo identificaron como la persona que robó su vivienda.
“Con estas tres testimoniales el Juez consignó a Larios Alcázar a 14 años y tres meses de prisión por robo agravado, siendo inocente”, aclara Camposeco Barradas.
Sus compañeros de trabajo acreditan que ese día Larios se encontraba en una junta en su oficina que concluyó hasta las 14:30 horas.
También, se aportaron pruebas documentales de impresiones de Facebook donde se demuestra que a través de esta red social Salvador Larios mantuvo conversaciones con diversas personas el día y hora del robo.
En opinión de Camposeco, la agraviada quiere encontrar, a toda costa, un culpable.
Recuerda que una semana antes del robo, el vecino Gómez Castillo y amigo de Larios, le pidió a la señora, quien ofrecía una fiesta en su casa, que le bajara el volumen de su música porque tenía a su padre enfermo.
Y curiosamente, dice, todo el expediente está encaminado a ese evento y no a preguntar a los elementos de vigilancia sobre el día del robo.
“La señora trata de encontrar culpables por el problema que tuvo con el vecino”.
Aunque la defensa y la familia de Larios Alcázar ha solicitado al cuerpo de seguridad del Club de Golf México todos los videos de ese día, la empresa dice que fueron borrados y solo quedó el que registra la entrada del indiciado.
“Es evidente el incumplimiento de la obligación del MP de aportar una prueba contundente de la entrada a esa hora”.
Sin embargo, la empresa de seguridad le facilita a la agraviada el video de las 20:37, mismo que presenta un mes después.
“Bien pudo haber sido manipulado o editado, porque se presentan dos distintos, pero de la misma hora para hacer ver que pasaba la credencial de Salvador”, advierte.
Sin testigos
Lo extraño, también, es que ningún vecino del Club de Golf México declara en el expediente.
Dentro de las características que le atribuyen a las personas que entraron a robar, ninguna corresponde con Salvador Larios.
Los agresores tenían acento colombiano y su móvil es muy similar al de una banda que opera en el sur de la ciudad de México. “Ya tenemos indentificados esos expedientes”, asegura el abogado.
La Defensa de Larios Alcazar, a cargo del despacho Gómez Mont, apelará la sentencia condenatoria por la falta de valoración de pruebas que se aportaron.