México necesita una mayor participación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) porque la actual, bajo la dirigencia de Rosario Piedra, está prácticamente desaparecida.
Las deficiencias técnicas en sus informes y su cuestionable cercanía con el Gobierno federal, entre otros aspectos, han convertido a este organismo en una entidad poco sólida en momentos donde su labor es crucial para el país y para las víctimas de la violencia que impera en México.
En materia de violaciones graves se hace mención que en 21 entidades de la República se han emitido recomendaciones, de éstas, seis han sido dirigidas a un estado gobernado por Morena. El resto han sido ocho para una entidad priista, seis panistas y una del PRD.
Elena Azaola, doctora en Antropología Social e integrante emérita del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), critica que la CNDH esté al mando de una persona que carece de autoridad moral y quien por su trayectoria se pensaría que daría prioridad a la búsqueda de personas desaparecidas, pero no ha sido así.
La comisión de actos violatorios de los DDHH se mantiene y las recomendaciones e informes de la CNDH tienen menos sustento técnico.
Organizaciones civiles y partidos de oposición se opusieron a la llegada de Rosario Piedra Ibarra a la CNDH, principalmente por ser militante de Morena y por tener vínculos con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Sabemos que la elección fue cuestionada, fue ilegítima y en un procedimiento en el que la persona no cumplía con los criterios para desempeñar ese cargo porque claramente era parte de la estructura de un partido.
Todo eso la ha debilitado muchísimo en la actual gestión y es una lástima, porque es un órgano que tardó muchos años en construirse y en consolidarse, en tener un equipo técnico muy capacitado, que tenía errores, por supuesto que los tenía, y deficiencias también, pero como en otros casos, en lugar de reparar esos errores para mejorar, aquí simplemente se optó por un camino de ilegalidad e ilegitimidad, porque se configuran las dos. Fue ilegal la elección y fue ilegítima”, afirma Azaola.
La experta dice que para estar al frente de la CNDH se requieren conocimientos técnicos, solvencia, honestidad y una trayectoria incuestionable, además de acreditar la capacidad en temas administrativos y políticos para la gestión de una institución.
“Se trata de un error calificar que esta persona tiene sustento moral. Cómo podría tenerlo si no cumplía con los requisitos, si la elección fue una trampa, y si ella aceptó de cualquier forma el cargo, ahí pierde toda autoridad moral”, comenta.
CNDH No es sólo para los pobres
La experta en derechos humanos considera que es un error el intento de convertir a la CNDH en una “Procuraduría de los Pobres”, como lo dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador en una conferencia mañanera.
“Ningún organismo debe proceder con base en esa polarización. Tiene un mandato y la ley no dice ‘hay que atender más las violaciones a los derechos de los pobres que de los que no lo son’. Hay que atender todas las violaciones y más bien el criterio tiene que ser que en cuanto más graves sean las violaciones más fuerte debe pronunciarse”, explica.
“La vara para medir el trabajo de la Comisión sería qué tanto se enfrenta o confronta con quien tenga que hacerlo, ya sea por intereses públicos o privados, para apoyar y defender los derechos humanos. Nada más”, apunta la académica.