Se muere la tradición
Con desánimo, la comunidad indígena de Michoacán observa que la tradición de la noche de muertos está en riegos de desaparecer. A la fiesta mística de los pueblos indígenas también la está consumiendo la comercialización. El Gobierno Federal –se quejan en algunas organizaciones culturales de Michoacán- es el principal promotor del mercantilismo que en entorno al evento se hace, al promocionar el evento como una fiesta y no como el acto espiritual ancestral que es.
J. Jesús Lemus
Con desánimo, la comunidad indígena de Michoacán observa que la tradición de la noche de muertos está en riegos de desaparecer. A la fiesta mística de los pueblos indígenas también la está consumiendo la comercialización. El Gobierno Federal –se quejan en algunas organizaciones culturales de Michoacán- es el principal promotor del mercantilismo que en entorno al evento se hace, al promocionar el evento como una fiesta y no como el acto espiritual ancestral que es.
El turismo es el que ha matado poco a poco la tradición centenaria de los purépechas, explicó el profesor Fernando Tejeda Alvarado, presidente de la fundación cultural Organización Especial de Investigaciones (OEI), quien considera que los visitantes llegan con la intención de fiesta y no respetan el momento de comunión entre los indígenas y las almas de sus muertos que regresan.
Solo así se entiende que mientras algunos indígenas intentan estar en comunión con las almas de sus difuntos, a solo unos metros grupos de turistas hacen fiesta en los panteones, con música y alcohol. “Y lo hacen porque la mayor parte de los visitantes que llegan a la zona Purépecha son atraídos por los anuncios de la Secretaría de Turismo, invitándolos a una fiesta, no a un acto religioso”, explicó Fernando Tejeda.
La participación cada vez más escasa de los indígenas purépechas en los ritos espirituales de la noche de muertos revela el grado de abandono en el que ha comenzado a caer esta celebración. De acuerdo al presidente de la Organización Especial de Investigaciones, se estima que cada año casi un 2 por ciento de indígenas opta por no participar en la celebración de las ánimas.
Pero al abandono de la celebración de la noche de muertos también se suman los problemas de división entre los pueblos indígenas de Michoacán. La confrontación ha hecho que muchos indígenas dejen de celebrar el evento místico, sobre todo cuando ha cementerios compartidos entre dos o más comunidades rivales.
Actualmente en Michoacán, en la zona indígena, se registran al menos 7 conflictos agrarios entre dos y hasta tres comunidades rurales a la vez, eso ha hecho que más allá de la violencia natural que ya ha cobrado víctimas y ocasionado daños materiales en por lo menos 18 comunidades, la confrontación también impacte en las celebraciones místicas.
Otro elemento invasor de la noche de muertos, que lo ha agredido culturalmente –explica el profesor Fernando Tejeda- es la injerencia de la iglesia católica, la que ha trastocado el sentido místico original de la tradición, al incluir elementos como el rosario, procesiones y aclamaciones santorales durante la convivencia de los indígenas con sus muertos.
De acuerdo a la organización cultural indígena Rescate de la Sangre Purépecha, que encabeza Tata Narciso Javier, se estima que cada vez son menos los indígenas purépechas que participan en la celebración de la Noche de Muertos. De una población estimada en casi 670 mil indígenas michoacanos, menos del 40 por ciento es el que a la fecha se involucra en esa actividad. Hasta hace diez años, la participación indígena llegaba a casi el 96 por ciento de la población.
La razón del abandono de la tradición, explicó Tata Narciso Javier, es a causa de la invasión del turismo en ese evento que es un acto religioso íntimo de cada persona con sus muertos. Los que se niegan a dejar la tradición de la Noche de Muertos ya no lo hacen en panteón, se encuentran con sus difuntos en su casa, en un acto totalmente en privado.
Viven en el abandono oficial
Hasta hace 8 años, el Gobierno Federal, a través de Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, aportaba recursos para que los pueblos de la meseta purépecha preservaran sus tradiciones. Los fondos oficiales eran destinados para fomentar la cultura natural a través de cursos, talleres y orientación vocacional hacia las nuevas generaciones del pueblo.
La mayor partida de fondos federales que llegaba a Michoacán se dirigía al fortalecimiento de la tradición de la Noche de Muertos, pero en la primera mitad del sexenio de Felipe Calderón se cambió la estrategia: los fondos destinados a fortalecer la cultura se comenzaron a aplicar en la difusión y promoción del evento, en aras de atraer turismo a la zona indígena del estado.
Ahora, la Federación destina fondos, a través de la Secretaría de Turismo, solo para promocionar el evento de la noche de muertos como un acto turístico, en busca de la presencia de visitantes nacionales y extranjeros en esa región. La política federal frente a la tradición cultural indígena ha dejado sin posibilidad que los pueblos de la Meseta Purépecha de Michoacán promocionen -entre sus nuevas generaciones- los valores de la tradición de la noche de muerto.
Desde hace casi una década la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas no tiene injerencia en la zona de la Meseta Indígena de Michoacán, para impulsar el desarrollo cultural. La carga de a la preservación de las tradiciones corre por cuenta de organismos no gubernamentales, que son los que con recursos propios intentan evitar que muera esa tradición.
Halloween Vs. noche de muertos
La transculturación es el otro sello que está marcando como tradición en peligro de extensión a la noche de Muertos. Y es que la zona de la Meseta Purépecha de Michoacán, es una de las regiones que más migrantes hacia Estados Unidos aporta al año. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan que al año al menos 17 mil indígenas en camina hacia el norte en busca de empleo.
Al menos el 5 por ciento de los purépechas que retornan a la zona llegan influidos con la cultura norteamericana, explica Fernando Tejeda Alvarado, impactando a su familia con tradiciones retomadas de la cultura norteamericana.
Por eso ha repuntado en los últimos años la presencia de la celebración del Halloween en la zona e la Meseta Purépecha.
La defensa de la noche de muertos, que trata de separar los elementos de la cultura purépecha de la de los pueblos sajones, ha corrido solo por parte de la iglesia católica, la que a su vez –explica Tejeda Alvarado- también aporta otros elementos cultuales ajenos a la tradición original, que la hace menos indígena y más universal.
Se dividen y olvidan a sus muertos
A causa de conflictos territoriales, por la posesión de la tierra y el la explotación de los bosques, hay 18 comunidades purépechas confrontadas. Al menos 6 de ellas tiene un panteón en común, lo que hace que la tradición de la Noche de Muertos sea un evento al que por mesura esas poblaciones han comenzado a asistir.
Lejos de encontrarse en la tradición ancestral de convivencia con el alma de sus difuntos, en esas seis comunidades se ha abonado a la existencia de más muertos. En los últimos cinco años, a causa de los conflictos agrarios de la meseta se han acumulado 237 muertos, lo que ha ahondado los rencores y diferencias.
Ese es el principal punto de desencuentro que en los últimos años han tenido las comunidades indígenas para irse olvidando de la tradición de la noche de muertos, la que se ha suplantado por eventos culturales ajenos a la tradición, que se celebran en las plazas principales de cada localidad, a manera de festejo, para no dejar pasar de largo los días 1 y 2 de noviembre.
“En regiones como la de Nahuatzen, la gente ha dejado de ir a los panteones, por el temor natural a una confrontación. Allí, la mayoría de los vecinos han optado por hacer la comunión con sus difuntos casi en forma privada; instalan un altar en el interior de sus casas y rezan a sus difuntos. Eso va matando la tradición de acudir a donde están los difuntos en espera del regreso de su alma”, explicó Tata Narciso Javier.