Sin apoyo y engañados

Aunque el Gobierno Federal presume que cada año son apoyadas más comunidades indígenas en todo el país, en Nuevo León, las agrupaciones cuentan otra realidad.

La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), según su página oficial, “es la encargada de orientar, coordinar, promover, apoyar, fomentar, dar seguimiento y evaluar los programas, proyectos, estrategias y acciones públicas para el desarrollo integral y sustentable de los pueblos y comunidades indígenas”. 

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El común denominador en Lomas Modelo es el abuso y el desentendimiento de las autoridades y de unos años a la fecha, de la CDI

Aunque el Gobierno Federal presume que cada año son apoyadas más comunidades indígenas en todo el país, en Nuevo León, las agrupaciones cuentan otra realidad.

La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), según su página oficial, “es la encargada de orientar, coordinar, promover, apoyar, fomentar, dar seguimiento y evaluar los programas, proyectos, estrategias y acciones públicas para el desarrollo integral y sustentable de los pueblos y comunidades indígenas”. 

Y a pesar de que en este Estado habitan más de 100 mil indígenas, no existe una Delegación. 

La más cercana de la CDI desde el 2004 se localiza en San Luis Potosí, cuyo titular es Rogelio Azuara Echavarría, que desde el 2005 atiende también a Nuevo León por medio de su representante, José Cerda Zepeda.

El presupuesto anunciado para apoyar a los pueblos indígenas de México para este año, es de poco más de 82 mil millones de pesos. 

Dinero que casi nunca llega a las manos de los indígenas. 

Ignorados por la CDI

En la colonia Lomas Modelo viven alrededor de 300 familias de la Comunidad Otomí y las condiciones en las que habitan denotan la falta de atención de la CDI. 

El asentamiento irregular está enclavado en la parte alta de un cerro al norte de Monterrey. La mayoría de sus habitantes varones se dedican a trabajar en la obra, algunos otros, al igual que las mujeres, elaboran artesanías o venden semillas en las calles. 

Los jóvenes más beneficiados trabajan en la construcción o estudian, pero la mayoría se dedica a limpiar vidrios en los cruceros y después a drogarse con tolueno.

El común denominador en Lomas Modelo es el abuso y el desentendimiento de las autoridades y de unos años a la fecha, de la CDI. 

José Cerda es quien en teoría los debería de apoyar y proveer de los recursos que la federación destina para apoyar a las etnias de Nuevo León. 

Los entrevistados aseguran que, por el contrario, los engaña y se queda con el dinero de los programas. 

“Él baja el dinero de los programas para ayudarnos a nosotros y nos hace que firmemos papeles en donde decimos que nos lo dio y nos graba videos en donde damos las gracias”. 

La mayoría de los otomíes son analfabetas y en múltiples ocasiones no sabían ni qué estaban firmando, porque aseguran que les daba una serie de argumentos diversos, al grado de que los enredaba y terminaban por firmar. 

“Pero ya no, aquí ya nadie le cree, ya nadie lo quiere”, dijo doña Juanita, quien tiene más de 50 años y 26 de que llegó a Monterrey procedente de su pueblo Otomí, Santiago Mexquititlán, en Querétaro. 

Las cosas para ella están peor que cuando llegó con sus cuatro hijos, su esposo y dos bolsas repletas de sus artesanías. Ahora ya no vende casi nada, padece artritis reumatoide y uno de sus hijos es alcohólico. 

Nueva Castilla sí los apoya

José Cerda es una persona que en ninguna Comunidad lo quieren, aseguró Miguel Quezada, Presidente de la Fundación Nueva Castilla. 

Nueva Castilla se ha dedicado durante años a dar apoyo a las comunidades indígenas de todo el estado.

Provee además lo que la CDI les niega, espacios para que los indígenas puedan ofrecer sus productos, gestionando con dependencias oficiales, sindicatos o particulares. 

“Nosotros les gestionamos con quien podemos, porque cuando le hemos dicho a Cerda que los ayude, él no lo hace, dice que no es su competencia y los deja solos. Ellos están solos”, explicó Quezada. 

La Comunidad de Los Mixtecos en el municipio de Juárez, con aproximadamente 30 bandas musicales, eran corridos constantemente de donde se detenían a tocar sin la intervención de la CDI. 

A solicitud de Quezada, los músicos recibieron la ayuda de Ismael Flores, quien los agremió y, gracias a ello, no los han vuelto a molestar. 

Quezada confirmó la versión de los vecinos de Lomas Modelo: Cerda no les gestiona becas, ni medicamentos, ni apoyos. 

Los recursos destinados para el fomento económico, social y cultural, son otorgados a discreción. 

Sus colaboradores, Galileo y Oliverio son quienes participan por medio de asociaciones exprés que cambian constantemente de nombre, haciendo propuestas para obtener recursos que nunca aplican.

Pleito legal por terreno 

Hace algunos años llegó a la Comunidad un hombre de apellido Asevedo, asegurando que el terreno ubicado en la entrada a la colonia, le pertenece e inició un pleito legal. 

En ese espacio hay 12 predios a los que las familias aseguran haber llegado primero y tener documentos que lo avalan. 

Los otomíes contrataron un abogado que ha logrado evitar el desalojo y hasta su aprehensión en diversas ocasiones.

Doña Juanita aseguró que José Cerda solicitó recursos al CDI para contratar la defensa legal para pelear los terrenos, pero nunca los aplicó en ello.

“Entonces se aparece José Cerda y viene y me platicó y me enseñó un papel y me dijo, esta es la cantidad de dinero que me dieron y esto lo vamos a usar aquí, con esto vamos abrir camino y vamos a pagar un abogado”. 

A Cerda ya nadie le cree y cuando necesita de la figura de una persona indígena, utiliza a algunas vecinas que no son de dicho origen, entre ellas a quien identifican como Evangelina. 

“Les pide se vistan con indumentaria típica y las lleva a eventos en los que presume lo que según él nos ha dado y ellas agradecen”, aseguró doña Juanita. 

De acuerdo a la versión de los indígenas, Cerda recibe un presupuesto para la realización de las ferias artesanales, a las que se supone que ellos pueden asistir a vender sus productos de manera gratuita, pero les cobra cantidades insostenibles. 

Como colaboradores de Cerda, los vecinos han identificado a Galileo y Oliverio, así como a Félix, un maestro de la Facultad de Filosofía y Letras. 

“A mí me invitó el señor Félix, amigo de Cerda, a la Universidad y ahí me trajo tomándome fotos y fotos con la gente y me dijo que pagara 700 pesos por semana por poner mis artesanías.

“Le pagué las primeras dos semanas porque mi hijo que trabaja en la obra, me los dio. Pero yo sólo vendía 100 pesos a la semana y a la tercera le dije que no podía pagar y me dijo que entonces ya no fuera”, describió doña Juanita.

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