Parece un contrasentido, pero no lo es: El Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) podría provocar más burocracia y malas prácticas, asevera el doctor Carlos Alberto Martínez, abogado especialista en asuntos económicos.
“No era necesario un sistema anticorrupción. Era necesario evitar la corrupción y erradicarla, pero no con un sistema que va a generar más gasto, requerir más recursos y, por lo tanto, la posibilidad generar más corrupción”, afirma.
Para Carlos Alberto Martínez, miembro del Colegio Barra Mexicana de Abogados, la idea de combatir este flagelo por parte del gobierno obedece a un momento en el que el saqueo de los bienes públicos es desbordante, quizás como nunca en la historia.
“El SNA obedece, desde el mismo nombre, a la necesidad que tenemos, la corrupción se ha venido desbordando en el país, pero no es nueva, lleva muchos años, lo que pasa es que hoy la sociedad es más demandante, está más informada. Los medios de comunicación también están observando y últimamente los casos de corrupción en México ya rebasan cualquier parámetro previsible a nivel mundial”, asegura.
“Ante este clamor de mayor control de la corrupción y erradicarla, en su caso, creó la idea, pero se me hace muy mercadotécnica. El Sistema Nacional Anticorrupción es mercadotecnia pura, porque no era necesario”, asevera.
En entrevista en la conferencia magistral Sistema Nacional Anticorrupción del Colegio de Agobados Republicano -de reciente creación-, el experto considera que incluso un cambio de régimen no podría cambiar el sistema, que está enquistado por tanta corrupción.
“Hay una falta de eficiencia en la aplicación de la ley, hay mucha falta de ética, mucha falta de moral, de conciencia social, de más participación ciudadana, de cultura de la legalidad, más que un cambio de color”, afirma.
México es el país de las leyes perfectas, pero donde su aplicación es imperfecta. Refiere que es un país que tiene leyes para todo y en vez de acatarlas, se busca cómo violarlas. Estas leyes son el caldo de cultivo ideal para la corrupción.
“El país, en el devenir de los años, se ha venido sobrerregulando, se han implementado, creado, diversas leyes y reglamentos prácticamente para toda la vida de la sociedad en todos los ámbitos, económicos, sociales, culturales, científicos, educativos, morales, y en los que difícilmente hemos podido encontrar una eficiencia en la aplicación de esta ley y, por el contrario, la sociedad muchas veces se ve ahogada en este proceso legal, regulatorio, de autoridad, que lo único que está generando es poco impacto social, poco crecimiento económico, y está generando la ampliación desbordada de la corrupción.”
En este sentido, concidió Rafael Amado Montemayor, presidente del Colegio de Abogados Republicano, quien dijo que falta cultura cívica en el combate a la corrupción en el país.
“Tenemos una gran cantidad de leyes que, independientemente de que pudieran tener o no su razón de ser para haberlas creado, no se aplican las sanciones que están previstas en las mismas. Desafortunadamente, es un tema de falta de ética y de cultura cívica que no permite que se cumpla y que se sancione conforme a lo que está previsto en las leyes.
“Creo que sí falta esa parte de la eficacia de las leyes. Es decir, que se cumplan”, asegura.