Sociedad civil, la real oposición
En decisiones polémicas que ha anunciado el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, las organizaciones ciudadanas son las que han impulsado más propuestas para mejorarlas o cancelarlas, dejando atrás a los partidos políticos que se hacen llamar opositores al nuevo gobierno
Imelda GarcíaAnte la pulverización y el desdibujamiento de la oposición política, la sociedad civil organizada se perfila para ser la única oposición real al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Desde el sexenio de Enrique Peña Nieto, organizaciones de la sociedad civil impulsaron una agenda para construir el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) o para mejorar las leyes de transparencia.
Dicha agenda fue empujada por organizaciones, académicos, activistas y empresarios que se unieron para proponer iniciativas ciudadanas, juntar firmas y tener presencia constante en el Congreso de la Unión y lograron así hacer cambios legales para abrir la posibilidad de participación política a los ciudadanos y mejorar el combate a la corrupción.
Ahora, ante diversas medidas anunciadas por el todavía gobierno electo, son las organizaciones de la sociedad civil y no sus adversarios políticos los que han mostrado resistencia a las propuestas de Andrés Manuel López Obrador.
Oposición fantasma
El resultado electoral, donde Morena y sus aliados arrasaron el 1 de julio, dejó a una oposición política fantasma, llena de conflictos internos y con pocas posibilidades de ser un contrapeso al poder del presidente electo y su partido.
Para Ulises Corona, analista político y catedrático de la UNAM, tanto el PRI como el PAN tendrán momentos oscuros tratando de ser opositores para el nuevo gobierno
El único con posibilidades de serlo, indica Corona, será el PAN, pues el PRI está todavía sorprendido por lo que pasó el 1 de julio.
“El PRI no creo que se convierta en una oposición efectiva; el PAN yo creo que sí podría serlo de una forma efectiva y leal, en la que pueda haber confiabilidad. El tricolor todavía está asombrado; me parece que en su interior hay mucha soberbia, mucha grandilocuencia.
“En el PRI estoy viendo que no saben para dónde ir. Hay una lucha interna entre los grandes ‘dinosaurios’ y los que acaban de llegar, y en esa pugna no han encontrado una luz en el camino. En el PAN parece que sí aprendieron de la elección y ya se están apurando a cerrar filas ante lo que viene”, consideró el analista.
Este contrapeso que podría llegar a tener el PAN no sería en la construcción de acuerdos para frenar reformas o leyes, debido a que Morena tiene a su disposición una aplanadora, explica Corona; sin embargo, su oposición será importante haciendo señalamientos funcionales, poniendo los puntos sobre las íes.
Siendo así, la verdadera oposición estará en la sociedad civil, argumenta el experto, aunque no en cualquier segmento, sino en una clase media que lanzará las críticas y podría impulsar al menos algunos cambios.
“Las clases medias, en la historia de México, son los que han hecho los grandes cambios y lo que acabamos de ver en la elección pasada. La clase más afectada por la llegada del nuevo gobierno va a ser la alta, pero por su minoría, tiene poca capacidad de participación. La clase baja, al carecer de cultura política y formación cívica, solamente se alienará a lo que mandate el populismo.
Esta sociedad civil, generadora de cambios, tendrá su principal campo de influencia en la opinión pública, donde se cultiva la legitimidad —o no— de un gobierno.
Y tal como sucedió en la administración del presidente Enrique Peña Nieto, sostiene el catedrático, los señalamientos de la sociedad civil pueden contribuir a ponerle uno o varios adjetivos al ejercicio del futuro gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador.
Esta participación no se juega en un solo escenario. Ciudadanos trabajan en diversos frentes, y más ante las acciones del gobierno electo, que han tocado aspectos que van desde la justicia hasta la construcción de grandes obras de infraestructura.
Ahora, diversos sectores de la sociedad civil se han volcado a advertir sobre los riesgos de decisiones que ha tomado el próximo gobierno, como la creación de la Guardia Nacional, que afirman llevará a una militarización sin fecha de caducidad; o la construcción del Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, por los daños ecológicos que provocaría.
La sociedad civil también se ha pronunciado contra el diseño de la Fiscalía General de la República e, incluso, las organizaciones acusaron haber sido engañados al trabajar una propuesta y aprobar una distinta.
El involucramiento de la sociedad, sin embargo, ha ido avanzando gradualmente en los últimos años.
En el 2013, durante la construcción de la reforma político-electoral, fue uno de los momentos donde la participación de las organizaciones civiles comenzó a tener mayor importancia.
Gracias a la intervención civil, se concretó que esta reforma tuviera componentes como la consulta popular, las candidaturas independientes, la iniciativa ciudadana y otros mecanismos de participación para quienes no son políticos.
Un segundo momento importante ocurrió en el 2016, cuando se construyó todo el andamiaje del Sistema Nacional Anticorrupción, que fue impulsado por varias organizaciones que incluso presentaron la iniciativa ciudadana, acompañada de miles de firmas, y participaron en las mesas de discusión con los legisladores.
En esa construcción participaron 32 órganos ciudadanos, entre los que se encontraban Transparencia Mexicana, el Instituto Mexicano de la Competitividad, Causa en Común, Fundar, México Evalúa, entre otras.
Ante la resistencia de los políticos de crear un sistema de procuración de justicia independiente del Ejecutivo, el siguiente objetivo de estos organismos civiles fue impulsar la construcción de una Fiscalía General de la República autónoma, tema que fue hecho a un lado por el gobierno electo.
No es el único frente abierto contra el gobierno electo de López Obrador, quien tendrá en la sociedad organizada su única oposición efectiva.