Sueño incluyente, personas con discapacidad migrantes
Las estadísticas del Instituto Nacional de Migración indican que este año han sido repatriadas 136 personas con alguna discapacidad; especialistas afirman que es un sector invisibilizado debido a que no es sencillo el registro de estas condiciones
Julio RamírezLas personas con discapacidad también sueñan con llegar al otro lado de la frontera, incluso en tiempos de pandemia.
El Instituto Nacional de Migración (INM) reporta que de enero a octubre se repatriaron 136 migrantes con alguna discapacidad permanente o temporal.
La falta de derechos laborales y la carencia de atención médica en México genera mayores retos para las personas en la búsqueda de una mejor calidad de vida y para ello toman la decisión de irse a Estados Unidos.
Otro elemento es que la discapacidad aparece en su camino hacia el norte ya que tienen que cruzar el río Bravo y sortear algunos trayectos en tren o por carreteras irregulares en donde pueden sufrir accidentes vehiculares u otras complicaciones.
Sobre el universo total de personas en esa condición que deciden cruzar la frontera, el Sistema Integral de Operación Migratoria muestra un análisis e incluye una “cifra negra” que se deriva de varios factores, entre ellos menciona que hay migrantes que no reconocen tener una discapacidad por estar habituados a ella, como ocurre en casos de sordera o visión, si no tienen un dedo o si padecen una enfermedad psicosocial no diagnosticada.
La ‘cifra negra’ de las personas con discapacidad
La estadística de repatriación de personas con discapacidad es mínima si se toma en cuenta que de enero a septiembre el Instituto Nacional de Migración informa que se registraron 135 mil 807 deportaciones de mexicanos desde Estados Unidos.
El fenómeno de la migración impide que los datos sobre discapacidad se puedan registrar, por lo que es evidente que hay casos que no se pueden identificar por parte de las autoridades.
“Hay una cifra negra por varios motivos: Por un lado no es tema tan fácil de detectar, alguien que perdió una mano, un brazo en ‘La Bestia’ o huyendo, probablemente ni siquiera lo reporte. No estamos enterados de la magnitud del problema por la dificultad de la detección y porque a lo mejor algunos migrantes ni siquiera reconocen estas discapacidades o no les parecen sujetas a reporte”, explica Eunice Rendón, especialista en asuntos migratorios.
Muchas de las discapacidades de personas en tránsito se generan en su ruta hacia Estados Unidos y no solo son físicas, también tiene que ver con los procesos traumáticos que implica el cruce de la frontera.
Eunice Rendón explica que la propia Organización Inter- nacional para las Migraciones (IOM, por sus siglas en inglés) ha señalado los riesgos que sufren las personas con discapacidad, que ahora se incrementan con las dificultades para respetar algunas medidas de higiene preventivas y de protección, debido a la pandemia de COVID-19 que condiciona el distanciamiento social.
“Las propias mujeres creo que son doblemente vulnerables en la migración debido a que son víctimas de discriminación, de violencia, abuso físico, sexual, en fin, tienen mayor riesgo de ser víctimas de trata de personas. Falta mucho por entender mejor este tema y visibilizarlo, y por supuesto que hay una ‘cifra negra’ por todo esto que hablamos”, considera la especialista.
Para Irineo Mujica, director de la organización Pueblo Sin Fronteras, los migrantes con alguna discapacidad quedan en total indefensión en ambos lados de la frontera, ya que no existen programas que los apoyen. Opina que los gobiernos de México o Estados Unidos, que suelen ser sitios de destino para las personas en tránsito, deberían otorgar permisos para que estas personas se mantengan en su territorio.
“Una visa humanitaria que les diera la oportunidad al menos de poder viajar, que es lo que se hacía en otras administraciones, pero esta se ha dedicado completamente a negar cualquier tipo de visa. Comenzó supuestamente dando visas y terminó siendo peor que las otras administraciones en cuestión de sensibilidad hacia las personas con discapacidad, hacia las mujeres embarazadas, hacia los niños, parece que se ensañan más y persiguen más”, indica el activista.
Adquirir una discapacidad e intentar tratarla, implica un riesgo de ser deportado para los migrantes, incluso cuando ya se cuenta con un modo de vida en la unión americana.
“Los nacionales que son regresados de los Estados Unidos, por diferentes razones, muchas veces caen a un hospital donde quedan discapacitados y los regresan de algunos de estos hospitales porque no tienen el dinero (para pagar). Se han dado muchos casos como esos, pero México, como digo, México no tiene una política de protección para los migrantes”, agrega.