TLCAN: El trato polémico
Se puede estar de acuerdo o no con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el controvertido acuerdo que comenzará a ser renegociado por los gobiernos de Estados Unidos, México y Canadá.
El trato azucarero, alcanzado esta semana entre Estados Unidos y México, es un buen augurio para el proceso de renegociación del TLCAN que comenzará en agosto, una vez que la administración de Trump solicitó al Congreso pretender modificar el acuerdo, que entró en vigor en 1994.
Julio Ramírez
Se puede estar de acuerdo o no con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el controvertido acuerdo que comenzará a ser renegociado por los gobiernos de Estados Unidos, México y Canadá.
El trato azucarero, alcanzado esta semana entre Estados Unidos y México, es un buen augurio para el proceso de renegociación del TLCAN que comenzará en agosto, una vez que la administración de Trump solicitó al Congreso pretender modificar el acuerdo, que entró en vigor en 1994.
El futuro de miles de mexicanos dependerá de estas negociaciones que están sobre la mesa tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
¿Ha sido positivo el balance del TLCAN para México durante estos 23 años?
Hay voces que no tienen duda sobre las repercusiones favorables que generó crear la mayor zona comercial del mundo.
Pero hay otras que tienen desconfianza y sus reservas.
En los años 90 se hablaba del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) como el detonador del bienestar para el país. Cientos de miles de empleos llegarían con las empresas nuevas, mejores salarios y el crecimiento daría pie al empoderamiento nacional.
Tras la firma, un torbellino de empresas llegaron a hacer grandes negocios y a enriquecerse con la utilización de los recursos naturales de los mexicanos y sin pagar grandes impuestos.
La industria nacional se desplomó.
Las empresas transnacionales obtienen mano de obra calificada y barata -si no fuera así no se vendrían a producir a nuestro nación- y envían las ganancias a sus diferentes países y en México apenas se quedan algunas plazas de trabajo.
Obreros somos y en el camino andamos. Los empleos bien remunerados, el bienestar social y el crecimiento del país que se supone que llegarían con el Tratado de Libre Comercio… no llegaron.
Hay en el recuerdo cientos de empresas que fueron vendidas o absorbidas por consorcios extranjeros. Las estadísticas del Banco Mundial indican que el Producto Interno Bruto no subió tanto. La década anterior a 1988 -año en que se firmó el Tratado- México creció 3.744 por ciento y 10 años después el incremento promedio fue de 3.768 por ciento.
Hace unos días se anunció con bombo y platillo que la producción de vehículos de México subió 17.3 por ciento en mayo pasado a tasa interanual, mientras que las exportaciones se incrementaron 13.9 por ciento, de acuerdo con la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).
Las armadoras establecidas en México fabricaron 327 mil 832 vehículos y enviaron al extranjero 257 mil 736 unidades. Con las unidades enviadas se fueron también las ganancias, principalmente a Estados Unidos, su principal socio en el Tratado, país al que se exporta la mayor parte de su producción automotriz.
Decir que todos los mexicanos han perdido con el TLCAN es un verdad insostenible. Pero es un hecho que las grandes ganadoras son las empresas transnacionales y los empresarios mexicanos que hacen trato con ellas para su instalación en México.
Juan Manuel Sandoval Palacios, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), asegura que el Tratado de Libre Comercio ha abierto las oportunidades para hacer negocios lícitos e ilícitos para las empresas extranjeras en México.
“En el caso de México, obliga al Estado mexicano a cumplir cabalmente, como si fuera una Constitución, para cualquier paso que se apruebe de manera conjunta con Estados Unidos, y para Estados Unidos es un tratado comercial más, no incide en términos de la Constitución ni mucho menos”, asegura el experto.
En una charla sobre el tema organizada por el Colegio de Abogados Republicano, explica que son las empresas las que buscan tener mejores beneficios de México.
“Hemos hecho análisis del TLC desde su negociación para poder demostrar que es un tratado de seguridad nacional, la Casa Blanca consideró que era importante tener un destino estable en el sur, en México, del cual se pudiera obtener todo, materia prima, mano de obra barata, mercado, puertos, ciudades donde se pudieran instalar toda una gran cantidad de empresas”, señaló.
Bajo su óptica, el TLCAN fue un trato de un sector de políticos y empresarios mexicanos que se aliaron con otro sector en Estados Unidos, a diferencia de la Unión Europea, en el que la negociación de los tratados de libre comercio también implicaron el libre paso de mercancías y de fuerza laboral.
Hoy, es más difícil para un mexicano ir a trabajar a Estados Unidos o Canadá y las empresas de esos países no pagan a los mexicanos lo mismo que en sus territorios.
Tras la negociación, México aportó mano de obra barata y calificada y recursos naturales.
“Efectivamente llegaron una gran cantidad de inversiones, se generaron empleos, pero esas inversiones no llegaron a generar nuevas industrias, sino llegaron a comprar las que ya existían y a desplazar a la población.
“México exporta, es uno de los exportadores más importantes de la industria automotriz, México es el primer exportador de carros de ferrocarril, al lado de Chile. Pero la empresa es una empresa canadiense -Bombardier-, la tecnología y la ingeniería se desarrolló en Canadá. La empresa produce y las ganancias se van a Canadá. Se aprovecha la mano de obra mexicana”, explica.
México exporta mucho pero las ganancias de estas exportaciones el país nunca las ve. Tampoco hay desarrollo de tecnología. En Estados Unidos es común ver que los emprendedores realicen innovaciones y se conviertan en millonarios casi de la noche a la mañana.
En México eso es imposible y por eso no existe un solo caso, ya que si llegan a desarrollar algún aditamento, de acuerdo con la ley, este le pertenece a la empresa extranjera para la que trabaja, indica Juan Manuel Sandoval Palacios, integrante de la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio.
En estados como San Luis Potosí, Puebla, Coahuila y Sonora se han llegado a instalar fábricas de autos en zonas en donde está prohibida para la población la apertura de pozos, pero a estas empresas sí se les permite usar esa agua.
“Estas empresas requieren mucha agua y se han instalado en zonas en donde hay veda de agua para los campesinos. Un campesino o una comunidad no puede perforar un pozo porque supuestamente está vedado porque hay escasez de agua y, sin embargo, ahí mismo permiten que se instalen las empresas automotrices y las mineras, y a ellos no les vedan el agua”.
Al agravarse todavía más la escasez del líquido, la población tiene que mudarse a otros sitios.
El jaloneo está cerca
Ante el planteamiento realizado por el presidente Donald Trump -puesto en la mesa desde que era candidato- de cambiar la manera de hacer negocios entre los tres países de América del Norte e incluso con la amenaza de abandonar el pacto trilateral, en la región se han encendido las alertas, principalmente en el vínculo México-Estados Unidos.
Dentro de su oferta electoral, Trump dijo que los estadounidenses deberían tener los trabajos que principalmente en México se generan con la salida de las empresas estadounidenses.
Al principio de año, la empresa automotriz Ford anunció la cancelación de una planta en San Luis Potosí, pero en febrero informó que seguían en pie dos instalaciones más (Irapuato y Chihuahua) y descartó motivos políticos en las decisiones, que más bien obedecían a temas del mercado.
Los datos de la Oficina de Censo de Estados Unidos indican que entre México y EU se comerciaron bienes y servicios por 582.6 mil millones de dólares en 2016.
El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, dijo hace unos días que existen argumentos para pensar que el TLCAN puede ser renegociado en beneficio de Estados Unidos, Canadá y México y rechazó las críticas acerca de que el país era algo así como una “puerta trasera” para que los productos chinos ingresen a Estados Unidos.
El gobierno mexicano prevé que la renegociación del TLCAN, que iniciará a mediados de agosto, esté pactada este mismo año. En Estados Unidos fue nombrado Robert Lighthizer como el representante comercial responsable de la negociación y tendrá 90 días contados desde mayo en los que se recabará la opinión de varios sectores estadounidenses con interés en la renegociación.
Lighthizer ha dicho que el Tratado ha sido exitoso para el sector agrícola, de servicios y de energía, no así para el manufacturero.
“Si las renegociaciones resultan en un acuerdo más justo para los trabajadores estadounidenses, entonces tiene sentido hacer una transición a un TLCAN modernizado lo más perfecto posible”, comentó.
Se favorece el comercio
El sector empresarial ha visto beneficios del Tratado con el intercambio de mercancías a mejor precio, lo que favorece las exportaciones. Si en Estados Unidos es posible comprar aguacates mexicanos y los productos estadounidenses están a la mano del consumidor mexicano es por el TLCAN.
El empresariado de los tres países se ha pronunciado por la creación de “un proyecto de fronteras inteligentes” -como el caso de la alianza entre Sonora y Arizona- así como en fortalecer la red ferroviaria de México y la facilitación de comercio y armonización de reglas para reducir tiempos de espera de cruce de mercancías en las zonas limítrofes.
Diputados panistas del norte del país han propuesto la creación de una ruta ferroviaria entre Matamoros, Tamaulipas, y Brownsville, Texas. El último cruce ferroviario se construyó en 1910 y fue justamente entre estas ciudades. La idea de conectar a los dos países desde estos puntos favorecería el abastecimiento de las mercancías.
“Esperamos que se incremente sustancialmente el tráfico ferroviario de mercancías entre Matamoros y Brownsville, en razón de que este puente conectará hacia el sur de Tamaulipas con la vía férrea de Matamoros–Reynosa, donde los ferrocarriles podrán tomar diferentes direcciones, prácticamente hacia todo el territorio nacional. Efecto similar se presentarán en los Estados Unidos”, se lee en el planteamiento de los legisladores propuesto en 2014.
Ayer, en un diálogo tripartita en una fonoconferencia durante la octava edición del US-México CEO-Dialogue, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón, explicó que el empresariado de los tres países busca trabajar de manera conjunta y concretar una alianza para acompañar a sus respectivos gobiernos en el proceso de modernización del TLCAN.
En cuanto a las exportaciones, el dirigente empresarial celebró el acuerdo alcanzado en el tema de las exportaciones de azúcar, pues consideró que permitirá dinamizar la relación entre ambos países y beneficiará a los productores mexicanos y estadounidenses.
“Desde el punto de vista mexicano, este acuerdo es una muestra de que se puede seguir con los flujos comerciales, que habrá temas de interés de las partes y se pueden llegar a acuerdos. Este es un excelente ejemplo de que en la negociación bilateral y trilateral se pueden tener acuerdos”, concluyó Juan Pablo Castañón.
‘Trump se ha beneficiado del TLCAN’
El mismo Donald Trump en su faceta de empresario se ha visto beneficiado con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), afirma Marcela Orozco Contreras, profesora de Economía Internacional de la Facultad de Economía de la UNAM.
“Paradójicamente, y frente a la postura inicial de Trump, en México se maquilan las telas y la materia prima para la línea de ropa de Donald Trump desde 2010 y se beneficia del arancel en la importación de textiles desde México a Estados Unidos, como lo estipula el TLCAN”, refiere la investigadora en la charla del Colegio de Abogados Republicano.
Donald Trump se ha aprovechado de los beneficios de hacer la ropa de su propia marca en México.
“El ahora Presidente de Estados Unidos firmó una sociedad con la empresa mexicana Premium Brand Footwear para fabricar zapatos de la marca Donald Trump Signature Collection en el municipio de Zapopan, Jalisco. Los textiles que se utilizan para línea de ropa de la marca de Trump se fabrican en la empresa mexicana Novalan S.A. de C.V. ubicada en Tulancingo, Hidalgo, misma que tiene 150 años de experiencia haciendo textiles para consumo nacional e internacional.
“Para que sólo él, Donald Trump, y su empresa puedan usar su nombre en México, la marca de Donald J. Trump pagó 2 mil 514 ante el Instituto Mexicano de Propiedad Industrial (IMPI) en septiembre de 2010”, recuerda la investigadora.