El resultado del proceso electoral del 7 de junio dio paso a una crisis en el PAN y el PRD que podría terminar por costarle caro a los dirigentes de ambos partidos.
Un ala del panismo ya se ha pronunciado por pedir la renuncia de su líder nacional, Gustavo Madero; mientras que en el PRD también han surgido voces que piden que Carlos Navarrete deje el cargo.
Las reacciones de panistas y perredistas tienen origen en los pobres resultados electorales del pasado domingo.
En el caso del PAN perdió bastiones importantes, como Sonora, y en un cálculo global recibió 2 millones de votos menos que en las elecciones del 2012.
Con este resultado, el PAN tendrá tres diputados federales menos de los que tuvo en la LXII Legislatura.
El PRD perdió al 10 por ciento de sus votantes. En números finales, dejó de recibir 400 mil votos respecto al 2009.
La pérdida de su influencia en la Cámara de Diputados es significativa. De 99 diputados que tiene en esta Legislatura, en la próxima solo tendrá 44. Una reducción del 55 por ciento.
Sin embargo, la pérdida del PRD fue más bien simbólica. Perdió Guerrero, entidad donde comenzó a escribirse la historia de su fractura tras los hechos de Iguala, y perdió la mayoría en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, su más importante bastión.
Tanto panistas como perredistas han tomado estas derrotas como muy graves, por lo que han pedido que se tomen medidas extremas para cambiar el rumbo de sus partidos.
El PAN, encarnizada división interna
Si ya de por sí la división entre los maderistas y calderonistas al interior del PAN era pronunciada, ahora se ha vuelto insostenible.
Los cercanos a Gustavo Madero hablan de un triunfo del albiazul en la recuperación de Querétaro, por ejemplo, y en mantener la gubernatura de Baja California Sur y –a grandes rasgos- los mismos números en la Cámara de Diputados.
Sin embargo, no le perdonan que se haya perdido Sonora, que se hayan tenido resultados pobres en algunos congresos estatales y en la elección de gobernador de estados como Nuevo León.
Sus detractores, el ala cercana al expresidente Felipe Calderón, en cambio, ya han pedido la renuncia de Madero.
Uno de ellos es Germán Martínez, expresidente del PAN, quien en el 2009 renunció a la presidencia del partido al día siguiente de la elección, cuando los resultados no fueron favorables para el blanquiazul.
En un texto llamado “La ética de la dimisión”, publicado en la revista Nexos el 1 de junio pasado, Martínez escribió: “El que pierde debe dimitir”.
Fue el propio Felipe Calderón quien recomendó, vía Twitter, revisar el texto de Martínez. Lo hizo el 9 de junio, dos días después de las elecciones. Como ese, recomendó otros textos donde se criticaba la actuación de Madero.
Su esposa, Margarita Zavala, y principal contrincante de Madero para conquistar la presidencia nacional del PAN, sí lo dijo abiertamente: los del domingo fueron los peores resultados en 25 años para su partido.
Se dijo lista para arrancar la contienda. “Empecemos”, fue la palabra que lanzó.
La división entre Madero y los calderonistas se hizo más profunda cuando el líder nacional del PAN operó para que no se le diera la candidatura a una diputación a Zavala.
El senador Ernesto Cordero, también cercano a Calderón, lamentó que el partido se esté haciendo “chiquito” y acusó que el presidente del PAN estuvo “en todo, menos donde tenía que estar”.
El diario El Universal publicó declaraciones de Francisco Ramírez Acuña, quien fuera el primer secretario de Gobernación del sexenio de Felipe Calderón, quien abiertamente pidió la renuncia de Madero.
“Creo que sí debería renunciar Gustavo Madero a la presidencia del partido porque fue incapaz de guiar al PAN en esta elección”, dijo Ramírez Acuña.
La batalla que viene al interior del PAN tendrá como objetivo principal el dominio de las elecciones del 2018.
Ante un Gustavo Madero y una Margarita Zavala que han mostrado interés por convertirse en presidentes de la República, se prevé una lucha encarnizada entre ambos grupos que, por todos los medios, intentarán cerrar el paso a su opositor.
El PRD, la búsqueda de culpables
A pesar de los resultados desastrosos que tuvo el PRD en esta elección, han sido pocos los perredistas que han pedido la renuncia de Carlos Navarrete. Incluso, se han enfocado más en buscar a los culpables que traicionaron a la dirigencia.
La explicación puede encontrarse en que casi todos los perredistas que estaban contra el liderazgo de Navarrete ya se han ido.
Se quedaron en el partido del sol azteca dos grupos principales: quienes apoyan a Navarrete y quienes pertenecen a Izquierda Democrática Nacional (IDN), la corriente de René Bejarano.
Los resultados electorales que tuvo el PRD en la elección del domingo tienen su explicación en lo lastimada que quedó la imagen del partido tras la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
La reacción de la dirigencia perredista tratando de lavarse las manos por la designación de José Luis Abarca como candidato a la alcaldía de Iguala, donde se registraron los hechos, terminó por cobrarle la factura a Navarrete, quien acababa de entrar al cargo.
Lo que siguió a esa fractura fue la salida de decenas de liderazgos históricos del PRD y, con ellos, el apoyo de miles de personas que formaban parte de las bases, el voto duro del PRD.
En el centro del país, el cisma para el PRD fue mayor. La derrota en varias delegaciones y la disminución del dominio en la ALDF, puede ser una premonición para la pérdida de Gobierno del Distrito Federal en el 2018, que ha tenido de forma ininterrumpida desde 1997.
De las pocas voces que se alzaron contra Navarrete fue la de Alejandro Sánchez Camacho, diputado y exsecretario general del PRD, quien pidió al dirigente nacional que deje su cargo.
Sánchez Camacho refirió que la del domingo fue una “catástrofe electoral” que debía provocar una profunda reflexión al interior del partido, pero pasando por la salida de su dirigencia.
“La dirección nacional del PRD debe evaluar su renuncia en la dirigencia, empezando por Carlos Navarrete”, afirmó.
Luis Miguel Barbosa, presidente del Senado y líder de los legisladores del PRD, fue más allá. Dijo que si no se transforma el PRD, “sin duda su destino será la extinción”.
Sin embargo, la dirigencia encabezada por Navarrete no ha hecho un ejercicio de autocrítica sobre sus resultados electorales.
En lugar de eso, los líderes del PRD han dicho que buscarán a quién los haya traicionado al apoyar a otras fuerzas políticas como Morena, que ganó terreno en delegaciones antaño controladas por IDN.
Sin un dejo de autocrítica, Navarrete ha llevado su triunfalismo al extremo, al decir que en la pasada elección, el PRD se reafirmó como primera fuerza de izquierda en el país y gobernará a un número de ciudadanos más amplio que sus opositores.