Un boom ‘divino’
La comercialización de los recuerdos de la visita del Papa a Morelia, en Michoacán, ha generado controversia. Mientras las parroquias locales de la Iglesia Católica reclaman a los comercios la exclusividad para colocar en el mercado este tipo de productos, el crimen organizado también le ha entrado a esta competencia.
J. Jesús Lemus
La comercialización de los recuerdos de la visita del Papa a Morelia, en Michoacán, ha generado controversia. Mientras las parroquias locales de la Iglesia Católica reclaman a los comercios la exclusividad para colocar en el mercado este tipo de productos, el crimen organizado también le ha entrado a esta competencia.
La dirección de gobernación del Gobierno del Estado y la propia Secretaría de Seguridad Pública de la entidad cuentan con indicios que apuntan a un hecho innegable: el crimen organizado, a través de la red de distribución de películas piratas está comercializando playeras, estampas, rosarios y medallas con la imagen del Papa Francisco.
Eso ha hecho que la presencia de souvenirs en el mercado michoacano, no solo en la capital del estado, sea el boom comercial del momento, pero ni la delegación estatal de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) o de la Secretaría de Economía (SE) tienen información certera sobre la procedencia de esos productos.
Y es que recuerdos del Papa los hay de todos tipos: desde la playera con la imagen del santo pontífice hasta los lapiceros y tazas que hacen alusión a la próxima visita. Lo mismo se encuentran rosarios que veladoras, abanicos, gorras y hasta calendarios. También los hay de todos precios.
Los recuerdos por la visita papal se comercializan de la misma forma en las tiendas de artículos religiosos de todas las parroquias de Michoacán, que en los mercados de artesanías de la capital del estado, incluso en el comercio informal callejero en donde la Iglesia ha solicitado a los comerciantes que dejen de vender esos artículos, porque no son “oficiales”.
Rento mi casa
Sumado a la venta de estos recuerdos, se ha gestado otro fenómeno: ante la saturación de hoteles los días 14, 15 y 16 de febrero, particulares han comenzado a ofrecer espacios habitacionales en sus propias viviendas, a precios de hotel de lujo.
La oferta de espacios habitacionales por particulares para los visitantes que llegan a Michoacán atraídos por la presencia del Papa, es una iniciativa de la Iglesia Católica. Desde el púlpito, la mayoría de los sacerdotes locales han convocado a su feligresía a dar hospedaje a los peregrinos, invitándoles a abrir no solo su corazón, sino las puertas de sus casas.
La petición ha sido escuchada con sentido económico por casi un centenar de fieles, que han comenzado a ofrecer alojamiento familiar en sus viviendas, a razón de precios que van desde los 600 a los mil 200 pesos por noche. En la mayoría de los servicios particulares de alojamiento se ofrecen también alimentación incluida por el mismo precio.
Hospedaje, por los cielos
Los servicios de hospedaje de particulares finalmente resultan una alternativa para los peregrinos que aspiran a estar presentes en alguno de los actos que encabezará el Papa Francisco en Morelia, toda vez que todas las habitaciones de hotel ya se encuentran reservadas o son inaccesibles por sus precios.
La Profeco reconoce que el precio de las habitaciones en la mayoría de los hoteles de la ciudad de Morelia se ha incrementado hasta en un 100 por ciento, pero no ha habido reacción de la dependencia porque no ha habido queja de ningún usuario, además que la clausura de un hotel en estos momentos sería de mayor afectación para los compradores de ese servicio que ya tienen hechas sus reservaciones.
Hay hoteles, los de lujo y cinco estrellas, que aprovechando la demanda de hospedaje han incrementado sus precios. En los que son de lujo se ofrece “el paquete Papal”, con un costo de entre los 12 mil y los 37 mil pesos por habitación por noche. El paquete incluye –en el caso del hotel Cantera 10– hospedaje por 2 noches, en master suite, y una botella de champagne, y frutos rojos en la habitación.
De acuerdo a la Secretaria de Turismo de Michoacán, Liliana López Buenrostro, la capacidad de hospedaje ya se encuentra agotada. Los 4 mil cuartos de hotel con que dispone la capital del estado se están reservados para los días del 14 al 16 de febrero próximo. La posibilidad de hospedarse en Morelia para la visita papal se agotó desde hace dos semanas.
Por eso el Gobierno estatal ha comenzado a ofrecer la posibilidad de hospedaje, a los peregrinos que aún tienen la intención de acudir a la gira de Francisco por Michoacán, en municipios aledaños a la capital del estado, principalmente en hoteles de las ciudades de Quiroga, Pátzcuaro, Tintzuntzan y Zacapu, ubicadas en un radio de no más de 50 kilómetros de distancia.
La mano del otro ‘señor’
Juan es un vendedor de playeras con la imagen del Papa. Desde la semana pasada se apuesta de crucero en crucero por toda la ciudad de Morelia. Las vende en 50 pesos. El estampado es la imagen del Papa Francisco con la virgen de Guadalupe de fondo. Por cada playera que vende, él se gana 10 pesos. Eso le da un ingreso al día de hasta 300 pesos. Dice que le va bien.
No revela quién le suministra la mercancía. Pero es el mismo que para la temporada de Reyes le dio la posibilidad de vender globos, y para la navidad de entregó 200 gorros de Santa Claus. Para el próximo 14 de febrero ya tiene acordado vender ramos de rosas y globos en forma de corazón. Espera que también le vaya bien, tanto como le va con la venta de las playeras del Papa Francisco.
Pero Juan no sabe quién es la persona que al igual que a él le entrega mercancía para la venta callejera a por lo menos 400 personas. Solo sabe que le dicen el “Don” o el “Señor”. Es el mismo que también distribuye las películas piratas para algunos que se dedican a ese giro en el comercio callejero y en los mercados de Morelia.
El “Señor” no tiene un lugar en donde atienda a su flotilla de trabajadores. Siempre cita a sus vendedores en diversos puntos de la ciudad: a veces los espera –con su camioneta cargada de mercancía– a las afueras de la catedral de Morelia, a veces en el mercado, hay veces que se ven cerca del estadio Morelos. Los cita dos veces por día: a las 5 de la mañana y a las 8 de la noche. La primera cita es para entregar mercancía y la segunda es para hacer cuentas.
“Es una buena persona, porque nos da la posibilidad de trabajar. Yo hace más de dos años que no tengo trabajo. No he podido encontrar trabajo desde que dejé de trabajar (como repartidor) en la Coca Cola. Si no fuera por el Señor, no sabría que andaría haciendo para llevar de comer a la casa”, dice convencido el vendedor callejero.