Los escándalos en los que el gobernador Guillermo Padrés ha sido protagonista le quitaron al PAN la posibilidad de seguir gobernando
Sonora, estado que se había convertido en un bastión para los blanquiazules.
El voto a favor de la priista Claudia Pavlovich fue más bien contra Padrés.
El lema de campaña del PRI: “Lo bueno es que ya se van”, pegó duro entre los sonorenses, que buscaban terminar con un gobierno marcado por actos de corrupción.
En Sonora son buenos para castigar con el voto a los políticos. Durante las elecciones del 2009, la ciudadanía también mostró su descontento con el gobierno,
En ese año el incendio de la Guardería ABC, que cobró la vida de 49 niñas y niños, acarreó el voto de castigo para Eduardo Bours, el gobernador priista en turno. Así, Padrés llegó por un castigo.
Pero las esperanzas de los sonorenses fueron traicionadas. El panista no solo no hizo justicia en el caso ABC si no que se vio involucrado en escándalos de presunta corrupción, nepotismo y enriquecimiento ilícito.
Por si fuera poco, una de las primeras acciones de gobierno de Padrés fue aumentar los impuestos.
El cobro de la tenencia, al cambio de placas, un impuesto sobre la nómina y el crecimiento del pago por la realización de trámites como las actas de nacimiento o de matrimonio, fueron una medida muy cuestionada por la ciudadanía.
Comenzó la obra del Acueducto Independencia, que quitaría agua a las localidades indígenas para llevarlo a las zonas urbanas y que provocó protestas y cierre de carreteras de la comunidad Yaqui.
Siguió el derrame en el Río Sonora, en el que el Grupo Minera México derramó 40 mil metros cúbicos de lixiviados y afectó a más de 25 mil ciudadanos en varias comunidades cercanas al afluente.
Aún no se resolvía el problema del agua contaminada en el río cuando se dio a conocer que Padrés había construido una presa en su rancho familiar “Pozo Nuevo”, misma que no contaba con los permisos necesarios y que quitaba el agua a comunidades cercanas al lugar.
Tras conocerse su existencia y luego del escándalo que se desató a nivel nacional, Padrés destruyó la presa.
Semanas después, el diario estadounidense The Wall Street Journal dio a conocer que el gobierno de Estados Unidos investigaba al gobernador y su hermano Miguel Padrés por supuestamente recibir 3.3 millones de dólares a cambio de otorgar obras a diversas empresas en Sonora.
Durante las campañas políticas, trascendió que Padrés había gestionado para que le fueran condonados impuestos a un grupo de empresarios, incluidos él y Javier Gándara, el candidato del PAN a la gubernatura.
Y ya en los últimos días de la contienda electoral, en Sonora creció el escándalo de Gisela Peraza, la mujer que fue empleada doméstica de la familia Padrés, y quien estuvo encarcelada cuatro años, acusada de robar joyas y dinero en efectivo a la familia del gobernador.
El 2 de junio pasado, apenas cinco días antes de la elección, Gisela cumplía su condena de cuatro años en prisión y cuando iba a ser liberada se le encontró droga en su celda.
Las protestas no se hicieron esperar, acusando que la droga le había sido sembrada para evitar que dejara el penal.
Apenas se conoció el triunfo de la priista Claudia Pavlovich, Gisela fue dejada en libertad.