Una nueva cultura
La creación de la Secretaría de Cultura ha provocado opiniones encontradas, entre quienes ven en ella un gran avance para potenciar las actividades culturales en el país, y quienes consideran que se privilegió una visión de negocio y no de conservación.
En menos de un mes, la iniciativa para crear la nueva dependencia culminó su recorrido legislativo.
Diputados y senadores trabajaron en el análisis y modificación de la iniciativa presidencial, que fue promulgada apenas unas horas después de que la aprobó el Senado.
Imelda García
La creación de la Secretaría de Cultura ha provocado opiniones encontradas, entre quienes ven en ella un gran avance para potenciar las actividades culturales en el país, y quienes consideran que se privilegió una visión de negocio y no de conservación.
En menos de un mes, la iniciativa para crear la nueva dependencia culminó su recorrido legislativo.
Diputados y senadores trabajaron en el análisis y modificación de la iniciativa presidencial, que fue promulgada apenas unas horas después de que la aprobó el Senado.
Este viernes, la creación de la Secretaría de Cultura entrará en vigor; ayer fue publicada en el Diario Oficial de la Federación.
“La creación de la Secretaría de Cultura es, sin duda, una decisión histórica, que permitirá articular los esfuerzos institucionales para hacer efectivo el acceso a la cultura, derecho consagrado en el Artículo 4º de nuestra Carta Magna”, señaló el presidente Enrique Peña Nieto el día de su promulgación.
Con la llegada de la Secretaría de Cultura desaparecerá el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), y otros organismos -como el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), quedarán dentro de la nueva estructura organizacional.
El Ejecutivo aseguró que la nueva dependencia no necesitará mayor presupuesto ni la creación de más burocracia.
Sin embargo, en esto no coinciden los detractores de la Secretaría, quienes aseguran que si no se da un aumento presupuestal, vendrá un recorte directo a las actividades artísticas para financiar las cuestiones administrativas.
Un logro histórico
Por un lado, creadores y promotores artísticos se han pronunciado porque la Secretaría de Cultura representa un esfuerzo unificador que impulsará las actividades culturales en el país.
En el proceso de dictaminación de la iniciativa, artistas e intelectuales expresaron su punto de vista a los legisladores sobre lo que debía contener la nueva dependencia gubernamental.
Sol Rubín de la Borbolla, vicepresidenta del Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana, destacó que la existencia de una Secretaría de Cultura permitirá llevar a cabo actividades transversales en las que participen varios sectores.
“Es un hecho innegable que el Estado tiene un pendiente con el ámbito cultural, al no considerarlo al mismo nivel que otros sectores del gobierno”, reconoció.
Gloria López Morales, escritora y promotora cultural, coincidió.
“Esta medida es crucial para el país, es una afortunadísima decisión del gobierno (…) ya era hora de que la cultura subiera al rango que se merece”, expuso ante legisladores.
El arqueólogo Eduardo Matos también se mostró a favor de la creación de la Secretaría, aunque pidió que el Estado tenga la rectoría del patrimonio.
“Si bien se prevé que haya apoyos oficiales como de iniciativa privada, es importantísimo que la rectoría del Estado sobre los monumentos y los bienes tangibles e intangibles no se pierda”, comentó.
Durante su discusión en el pleno del Legislativo, hasta diputados de izquierda se mostraron a favor de la creación de la nueva dependencia.
“La primera cosa que salta a la vista cuando hablamos de una Secretaría de Cultura es la emoción que provoca en algunos creadores artísticos la idea de que una institución nueva pueda renovar las políticas públicas, los estímulos, los apoyos y el sentido amplio de la creación cultural”, afirmó Laura Esquivel, escritora y diputada federal por Morena.
Aunque ha habido voces de apoyo, empero, también otros se han pronunciado en contra por considerar que la Secretaría de Cultura irá en contra de la conservación del patrimonio nacional.
La visión de negocio
Los principales detractores de la nueva Secretaría de Cultura son los trabajadores del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Su principal argumento para estar en contra es que, desde su perspectiva, se privilegió una visión de negocio en lugar de conservación.
La posibilidad de que la iniciativa privada tenga participación en actividades y recintos culturales y arqueológicos, aseguran, puede derivar en que se utilicen para fines comerciales.
Para Daniel Nahmad, investigador del INAH, la parte más peligrosa de lo aprobado es que se afirma que se hará un “uso intensivo” del patrimonio cultural.
“Lo que tememos es que esto lleve a la privatización de los recursos culturales, de los bienes culturales (…) Es la sociedad del espectáculo, como le llama Vargas Llosa. Lo que importa es el show, el impacto visual, el impacto auditivo, lo bonito. Sin contenidos, sin información, sin cuestiones históricas.
“Ya lo hemos visto en los espectáculos de luz y sonido que hemos impugnado e impugnado, lo del show, porque se desvalorizan las zonas arqueológicas, se vuelven pantallas, cuando en sí mismas tienen un valor y una estética que no tienen por qué adornarla”, comentó.
En aras de un uso intensivo del patrimonio cultural, por ejemplo, podría darse a más comunidades el estatus de pueblos mágicos sin tomar en cuenta a los pueblos indígenas de la región, con lo que se incrementaría el turismo pero sin respetar el espacio de las comunidades, explicó Nahmad.
Para Arturo Rodríguez Ramos, secretario de Relaciones Exteriores del Sindicato de Grupos Artísticos del INBA, es posible que ahora el acceso a la cultura sea más restringido y elitista.
“Ahora hay acceso a la cultura. Para escuchar a la Orquesta Sinfónica Nacional, en el Palacio de Bellas Artes, se pagan 80 pesos.
“En cambio, ya entramos a Ticketmaster y ya es privado. Vemos una producción como la de El Rey León, y el boleto no baja de 3 o 4 mil pesos. Esa es la gran diferencia”, sentenció.
El Sindicato de Grupos Artísticos congrega a los artistas de la Orquesta Sinfónica Nacional; la Orquesta del Teatro de Bellas Artes; el Coro del Teatro de Bellas Artes; la Orquesta de Cámara de Bellas Artes; el Coro de Madrigalistas de Bellas Artes; la Compañía Nacional de Danza; los Solistas Ensamble; y los Concertistas de Bellas Artes.
Rodríguez sostuvo que es imposible crear una nueva Secretaría sin tener mayores recursos, por lo que es probable que se les aplique un recorte en las actividades artísticas directas para solventar el gasto administrativo que se tenga.
Quienes están en contra de la Secretaría de Cultura esperan que pronto se resuelvan los reglamentos para dar certeza a la estructura que tendrá la dependencia y la forma en que se organizarán las nuevas actividades culturales en México.