Este 8 de enero Jalisco cumple cuatro años sin un programa de verificación vehicular operando a plenitud, a pesar de que las propias autoridades del estado han advertido que la contaminación del aire representa muy probablemente el mayor problema ambiental que afecta a los habitantes del Área Metropolitana de Guadalajara.
Fue un día como hoy, pero del 2017, cuando el entonces gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval Díaz –asesinado el 18 de diciembre pasado-, tomó la sorpresiva determinación de suspender la implementación del que sería un nuevo modelo de verificación vehicular, supuestamente para evitarles gastos a los ciudadanos ante el alza repentina que se había dado en el costo de los combustibles.
”En días pasados el alza en los precios de combustibles cimbró al país. Jalisco, particularmente, quedó en una situación comprometida con el costo de la gasolina más alto a nivel nacional”, dijo ese día el mandatario, y aseguró que su objetivo no era “justificar el gasolinazo como tampoco sacar dividendos de la molestia de la gente”.
“Hago propio el enojo y la frustración. Hago mía su molestia y la comparto a cabalidad. (…) Tengan por seguro: sé lo que están sintiendo“, fue entonces que anunció que se aplazaba el nuevo modelo de verificación que se había proyectado (con verificentros y multas automáticas por incumplimiento).
“He tomado la decisión de posponer la implementación del nuevo modelo de verificación. El objetivo, no gravar más la economía familiar con una nueva erogación. (…) este año será de sensibilización y socialización de los efectos del cambio climático y la necesidad de mejorar la calidad del aire“, declaró ese 8 de enero de 2017.
Posteriormente, a finales del mismo 2017, Sandoval Díaz anunciaría que el nuevo modelo de verificación tampoco se pondría en marcha en 2018, su último año de gobierno: “Voy a continuar con el (modelo) que está, porque no me voy a arriesgar a licitar un modelo, cuando me estoy yendo”, dijo el 12 de diciembre de 2017.
Golpe fulminante
El programa de verificación vehicular de Jalisco nunca se recuperó de esa suspensión decretada por Sandoval Díaz en el 2017, pues mientras el nuevo modelo quedaba como letra muerta, el que estaba vigente continuó su operación pero con un bajo nivel de cumplimiento y poco respaldo gubernamental.
Así se constata en los resultados obtenidos por ese programa, por ejemplo, mientras en el año 2012 el nivel de cumplimiento del control de emisiones vehiculares ascendió a 33.54 por ciento, se estima que en 2017 fue de sólo 18.98 por ciento, mientras que en 2018 subió un poco a 21.27 por ciento.
En el último trimestre del 2017, Sandoval Díaz se habría dado cuenta de los perjuicios ambientales derivados de la suspensión del nuevo modelo de verificación, pues llegó a señalar el 17 de octubre de 2017.
“Hace unos meses, a principios de año, ante el incremento del precio del combustible tomamos la decisión de aplazar la entrada en vigor del nuevo modelo de verificación vehicular. (…) Sin embargo, el hecho de haber aplazado el modelo de verificación de ninguna manera significa que se haya otorgado una licencia para contaminar”.
Verificación vehicular muerta
En el gobierno del mandatario Enrique Alfaro Ramírez el programa de verificación vehicular no ha podido salir del impasse en el que lo dejó Sandoval Díaz, a pesar de que la actual administración en el estado ya cumplió dos años de mandato.
Alfaro Ramírez anunció el 7 de febrero de 2019 su propio modelo de control de emisiones vehiculares llamado Verificación Responsable, y el cual debía comenzar a operar a mitad de ese mismo año, sin embargo, el plazo se incumplió, pues al día de hoy el programa sigue en una fase incipiente.
“El programa inicia en julio, ya es obligatorio en este momento por ley, pero las sanciones como producto de este programa a quien no lo haga iniciarán a partir del primero de enero de 2020”, había dicho aquel día el mandatario.
Ante los retrasos del modelo alfarista, en el 2019 se continuó aplicando el anterior esquema de verificación pero con un nivel de cumplimiento tan bajo que llegó al 4.98 por ciento, el peor resultado obtenido en toda una década (de 2010 a 2019).
Este desplome en el cumplimiento del control de emisiones vehiculares se explica en parte en la decisión de Alfaro Ramírez de suspender durante todo 2019 la aplicación de multas a los automovilistas que no afinaran sus autos, lo cual se incluyó en el artículo transitorio sexto de las “Bases del Programa de Verificación Vehicular” publicadas el 9 de abril de 2019, que dice:
“Las infracciones y medidas de seguridad que establecen los artículos 169 fracción V y 185 fracción II, III y IV de la Ley de Movilidad y Transporte del estado de Jalisco serán aplicables a partir del primero de enero de 2020″.
De esta manera, quedó sin efectos ese artículo 185 donde se señala que habrá sanciones para estos supuestos: “II. Al conductor que circule en el estado de Jalisco, en un vehículo (…) que al circular sea inspeccionado por la autoridad que determine técnicamente que emite gases contaminantes a la atmósfera que exceden los límites permisibles establecidos por las NOM; III. Al conductor que circule en vehículo que no cuente con el comprobante de verificación vehicular vigente; IV. Al propietario del vehículo que no haya sido verificado dentro del plazo establecido en el programa de verificación“.
Las cosas fueron aún peores en el 2020, pues el antiguo modelo dejó de funcionar, mientras que el nuevo inició el 3 de marzo con una capacidad raquítica de operación; de hecho, a la fecha sólo operan dos verificentros del estado (ambos con dos líneas de verificación dual, respectivamente), pero aún no existe ni un solo centro privado. El programa requiere 280 líneas totales.
Esto implicó que en todo 2020 el parque vehicular privado no fuera verificado en absoluto —cerca de 3.5 millones de vehículos—, y aún no hay certeza sobre la fecha en que iniciará su revisión obligatoria; por lo pronto, los dos centros del estado sólo reciben a unidades oficiales, de combustible diesel, y de alquiler.