Con la reforma educativa, el escenario político del magisterio luce incierto para las próximas elecciones de 2015.
Para los maestros en Nuevo León, la principal acción de la reforma educativa, promulgada el 25 de febrero del 2013 por el presidente Enrique Peña Nieto, tuvo la intención de restarle el poder político al sindicato de maestros.
Entre las dos secciones en Nuevo León, la 21 y la 50, se suman aproximadamente 60 mil votos potenciales.
Luego, el primer examen de oposición para egresados de las escuelas normales del Estado, tuvo que ser repetido porque los maestros fueron acusados de copiones.
En junio, se repitió el examen, pero ahora se utilizaron hojas con fondo rojo y letra negra para evitar que fueran fotografiados, lo que despertó las quejas de los normalistas que argumentaron que se trató de un color que cansaba y dañaba la vista.
El resultado final: Un 45 por ciento de reprobados, que después se aclaró que la manera correcta de llamarlos era “no idóneos” para incorporarse al sistema educativo.
Y aún para los que sí resultaron “idóneos”, las plazas de maestros fueron insuficientes.
¿A quién van a impulsar?
Por un lado, con sindicatos que ya no pueden ofrecer plazas o beneficios, los maestros ya no tendrían ningún deber moral de apoyar al candidato de su dirigente sindical.
A menos que los líderes de las secciones del SNTE le demuestren al gobernador que siguen teniendo poder político sobre los maestros, para seguir obteniendo beneficios.
La batuta ahora la tiene el Estado y la secretaria de Educación Juana Aurora Cavazos, quien de la mano de Rodrigo Medina, son los que realmente pueden soltar o retener las plazas según sus intereses políticos.
En semanas pasadas el dirigente de la sección 50, Guadalupe Castillo, soltó fuertes declaraciones en contra de Juana Aurora Cavazos.
Entre ellas, el líder sindical acusó a Cavazos de graves irregularidades en el sistema para la aplicación del examen que distribuiría las plazas, la falta de recursos para plazas de preescolar y el retraso en el pago de comisiones en escuelas de tiempo completo.
Es por este escenario político que no se tiene bien definidas las lealtades del magisterio, que siempre se ha manejado como una importante estructura electoral.