Antes se llamaba “Operación Tamal”. Hoy se llama “Operación Monex”.

Y es que de acuerdo con la queja que el PAN interpuso la madrugada de ayer ante el IFE, los procedimientos para comprar los votos mediante la vieja práctica fueron sustituidos con los avances de la tecnología.

En el pasado, los promotores del voto invitaban a los electores a desayunar tamales antes de que acudieran a las casillas.

Ahora, según la denuncia del PAN, entregarán a los votantes una tarjeta de débito del grupo financiero Monex.

Si no fuera porque los hacen parecer hechos aislados, creeríamos que estamos frente a un compló para amargarle a Felipe Calderón la elección presidencial.

Primero, le presentan al falso “hijo” de Joaquín Guzmán Loera. Vergüenza internacional. Usted disculpe las molestias familiares, señor Chapo.

Luego viene Vicente Fox –al que se le escapó “El Chapo”– a servir de matalote priista para censurar en el periódico El País los descalabros de su sucesor en empleo, seguridad y derechos humanos. Traidor y malagradecido.

No hay duda de que Josefina Vázquez Mota está teniendo excelentes cierres de campaña.

Como tampoco hay duda de que la candidata panista podría repuntar en los días que faltan para el primero de julio.

Hay que reconocerle a la abanderada albiazul su carácter, su decisión. El saber mantener su ilusión viva y su espíritu encendido para luchar contracorriente, aún dentro de su partido.

Por desgracia parece tardío. Aunque se crea en milagros. Necesita un golpe de timón que le devuelva la credibilidad perdida en los gobiernos del PAN.

En la casa presidencial se está preparando un plan alternativo en caso de que Josefina Vázquez Mota pierda las elecciones. 

Dicen los enterados que si bien Felipe Calderón estaría dispuesto, así sea a regañadientes, a entregar  la banda presidencial a un presidente electo que no sea de su partido, jamás le cedería el control del PAN a alguien que no fuera de su más absoluta confianza.

De acuerdo con el plan, a Gustavo Madero se le obligaría a renunciar, tal y como sucedió en el pasado con Germán Martínez, cuando la catástrofe de 2009.

Con la novedad de que la guerra sucia electoral se trasladó a las primeras damas de las campañas presidenciales.

A través de las redes sociales comenzaron a difundirse historias negras que pretenden desacreditarlas y golpear con ello la imagen de sus cónyuges y candidatos.

La primera víctima es Beatriz Gutiérrez Müller, a quien pretenden ligar con un presunto abuelo alemán, Heinrich Müller, un oficial de la Gestapo al servicio de Hitler.