Nunca se debe mezclar la vida personal con la política. Tampoco involucrar a una mujer herida en asuntos de negocios. Y mucho menos confiarle los negocios que haces en la política.

Esa máxima debe estarla aprendiendo ahora Fernando Cano Martínez, a quien se le acusa de ser uno de los prestanombres de Tomás Yarrington Ruvalcaba.

Y es que todo indica que la información que incriminó al constructor y al ex gobernador tamaulipeco fue filtrada no por la PGR, ni por la CIA, ni por algún priista resentido o un partido de oposición. 

Cuando ni siquiera había comenzado la marcha del movimiento #YoSoy132 para exigir a Gobernación que el próximo debate fuera transmitido en cadena nacional, Emilio Azcárraga respondió favorablemente a la petición. 

“Porque #Televisateescucha transmitiremos el segundo debate presidencial por Canal 2”.

“Eso es bueno”, dijo López Obrador cuando se enteró de la noticia por boca de Joaquín López-Dóriga en su programa de radio. 

Y es que son muchos los que dicen que AMLO va en segundo lugar. 

Después de una intensa semana de no ver ya lo duro, sino lo tupido, Enrique Peña Nieto y su equipo se encierran hoy en su war room para tomar decisiones estratégicas.

La más crucial es si el candidato priista continuará jugando el rol de nazareno, al que todo mundo azota por los pecados ajenos, o si por lo contrario, el candidato tricolor asume el papel de un candidato de oposición a Felipe Calderón. 

Como que para emparejar los marcadores, y con una oportunidad política de bisturí, ahora le tocó el turno de la detención a un ex gobernador del PRD.

Se trata de Narciso Agúndez Montaño, quien fuera el mandatario de Baja California Sur de 2005 a 2011.

Qué bueno que en el cierre del sexenio y antes de las elecciones presidenciales estén poniendo la mira en los peces grandes.

Pero la pregunta obligada es si después del ex gobernador priista de Tamaulipas o del ex gobernador perredista de Baja California Sur, ¿vendrá algo para algunos de los exes panistas?

Cuando Andrés Manuel López Obrador se perfilaba en 2006 como el más seguro ganador de la elección presidencial, Vicente Fox operó “Un Peligro para México”.

Y aprovechando el desencanto priista hacia Roberto Madrazo y su cercanía con Carlos Salinas de Gortari y Elba Esther Gordillo, se creó el TUCOM (Todos Unidos Contra Madrazo).

Seis gobernadores y ex gobernadores tricolores quemaron sus naves con el entonces candidato del PRI y operaron en Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Hidalgo, Edomex y Sonora a favor Felipe Calderón.