La semana pasada, The New York Times publicó la que es quizás la mancha más desfavorable del historial de política exterior de Barack Obama.
Se reveló la “lista de blancos a matar” de los potenciales miembros de Al Qaeda en la continua “guerra contra el terror”.
La filtración de información puso al descubierto cierto rigor en la selección de los objetivos.
Y lo que es de resaltar es el hecho que el presidente de Estados Unidos ordene ataques militares, incluso hacia ciudadanos estadounidenses, sin ningún tipo de aprobación judicial o del Congreso norteamericano.
Michael A. Cohen