Un fin de semana en el futbol nunca debe tener pánico, sangre, muerte o violencia, pero parece que el espectador llamado hincha está modificando su conducta emocional que dicho estado ya lo empieza a rebasar.

Lo ocurrido este domingo en el estadio Jalisco es una copia fiel del atrevimiento que están tomando las barras bravas en Sudamérica, que en lugar de implementar lo bueno solo se está imitando lo malo.

Ante los ojos de la Liga MX este sigue siendo un problema “controlado” sin vetos o sanciones ejemplares que deriven en una baja en los índices.

Un fanático al futbol comienza su formación desde pequeño. La primera ida al estadio es una experiencia que jamás se olvida, ahí es donde el aficionado le jura amor eterno al equipo en las buenas y en las malas. 

Cada club tiene porras, y la pasión que los aficionados demuestran al equipo es incondicional. Son capaces de dar todo por el conjunto de sus amores, ese equipo que logra hacer que los fanáticos pierdan la razón y hagan cosas inimaginables por sus colores.