El miedo en torno al vínculo de las vacunas infantiles con el desarrollo del autismo surgió a raíz de un estudio publicado a fines de los 90 en The Lancet, elaborado por el investigador británico Andrew Wakefield.
La revista retiró la publicación luego de que se descubriera que no se podían replicar los resultados del estudio en otros laboratorios y que las técnicas empleadas presentaban fallas.
Eugenia Rodríguez